El sonido de disparos resuena en el pasillo, seguido de gritos y caos.
Nos separamos, abruptamente, el momento anterior hecho añicos por la violencia que estalla a nuestro alrededor. El miedo y la preocupación se apoderan de mí mientras miro a Gabriella.
—¿Qué está pasando? —pregunto, mi voz temblorosa.
La princesa se acerca a la puerta, entreabriéndola con cautela para mirar fuera.
—No lo sé, pero lo más importante ahora mismo es estar a salvo —responde, cerrando la puerta con cuidado y volviendo hacia mí—. Necesitamos encontrar un lugar seguro.
Gabriella me toma de la mano, este simple gesto hace que parte de mi tensión se desvanezca en el momento.
—Vamos, Layla, debemos salir de aquí —dice con voz firme.
Seguimos un estrecho pasillo que se aleja de la sala principal, nuestras pisadas apresuradas resonando en el mármol. Las luces parpadean, y los gritos lejanos añaden una capa de inquietud al ambiente.
Mientras avanzamos, noto la creciente tensión en Gabriella. Finalmente, incapaz de contener mi curiosidad, pregunto:
—Gabriella, ¿qué está pasando realmente?
Ella me mira con seriedad, pero continúa caminando mientras me responde.—Layla, esto no es un ataque al azar. Todo esto ha sido orquestado por la Casa Al-Saúd.
Me detengo en seco, procesando lo que acaba de decir. Ella aprieta mi mano, instándome a seguir adelante mientras comienza a resumir una conversación que tuvo hace poco.
—Tuve una reunión de última hora con mi padre y con el tuyo—comienza, su voz baja pero urgente—. Me llamaron porque recibieron varias amenazas de la Casa Al-Saúd respecto a la gala de esta noche.
—¿Amenazas? —pregunto, preocupada.
—Sí, amenazas serias —confirma la princesa—. Aumentaron la seguridad, pero por lo que he visto, estaban más preocupados por mantener las apariencias y avanzar con los acuerdos que por todo lo demás. Mi padre me dijo, literalmente, 'Debemos priorizar lo que el acuerdo puede ofrecer a Luxemburgo.'
Me parece surrealista. ¿Por qué no me dijeron nunca nada? Miro a Gabriella, desesperada por entender la gravedad de la situación.
—Gabriella, por favor, si hay algo más que deba saber, dímelo ahora —le pido con urgencia, recordando el día en que hicimos nuestro propio acuerdo de ser sinceras la una con la otra.
Gabriella parece pensárselo, y eso me inquieta aún más.
—¿Gabriella, qué sabes? —le pregunto, mi tono reflejando mi creciente ansiedad.
—Se han enviado las primeras tropas al Emirato Al-Nur —confiesa finalmente—, y eso ha provocado que la Casa Al-Saúd intervenga en el proceso del compromiso. Creo que han enviado un pelotón con el objetivo de acabar contigo o con mi hermano.
Me detengo en seco otra vez.—Si es así, debemos ir a ayudar a Oliver.
La princesa parece pensar algo seriamente, pero no quiere confesarlo. Su silencio solo aumenta mi inquietud.
—Gabriella, debemos encontrarlo ahora —insisto.
Finalmente, ella suspira y me mira con una expresión de conflicto.
—Layla, hay algo más que debes saber —dice, su voz temblando ligeramente—. Oliver estaba al tanto de que se habían enviado las tropas al Emirato Al-Nur y formó parte de la autorización del plan.
La respiración se me queda atrapada en la garganta. ¿El príncipe estaba al tanto de todo? ¿Por qué lo hizo? ¿Acaso no sabe cuánto me importa mi gente?
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La Apuesta Real
Ficção AdolescenteSiendo la heredera de la dinastía Rashid, una de las más poderosas del Emirato Al-Nur, la vida de Layla ha sido moldeada según las decisiones de otros. Criada para servir y obedecer, no tiene más remedio que aceptar el matrimonio organizado por su...