Gabriella
La alarma del despertador empieza a sonar, sacándome del mundo de los sueños. Me revuelvo entre las sábanas, intentando aferrarme a los últimos vestigios de descanso.
Mi mente vuelve a la conversación con Juliette de hace unos días. Por más que lo intente, parece que nunca puede desaparecer de mi vida. Aún siento la incomodidad y la tensión del encuentro, y su sonrisa falsa me irrita más de lo que debería. ¿Por qué tiene que ser tan insistente?
La forma en que se sentó con nosotros en el bar, como si no hubiera pasado nada entre nosotras, me revuelve las entrañas. Es como si quisiera recordar el pasado y yo apenas estoy intentando avanzar.
No puedo dejar de pensar en los momentos vividos con Layla ese mismo día. Su expresión de incredulidad cuando le conté sobre Juliette era completamente comprensible. Entiendo que para ella, todos estos asuntos sean complicados y confusos, especialmente con las normas que le han inculcado. Pero yo... yo ya he lidiado con esto.
Sigo unos minutos más tratando de volver a dormirme, intentando dejar de lado todos esos pensamientos. Justo cuando creo que lo he logrado, alguien toca en la puerta de mi habitación.
Suspiro, pensando que es mi doncella, Margaret.
—No estoy lista aún, Maggie. —murmuro, esperando que se vaya.
Pero una voz diferente suena desde el otro lado de la puerta.
—Gabriella, ¿puedo entrar?
—Ugh, vete, Oliver —digo, ocultándome más en las sábanas, deseando que se rinda.
—Vamos, Gabs. Es importante —insiste, sin intención de marcharse.
Me hundo más en la cama, esperando que se canse, pero sé que mi hermano es persistente. Al final, con un suspiro resignado, me destapo y me siento en la cama.
—Está bien, entra —respondo con un tono de derrota.
Oliver entra en la habitación con una sonrisa en el rostro, claramente satisfecho de haber ganado esta pequeña batalla. Se sienta a mi lado en la cama y me mira con curiosidad.
—Entonces, ¿cómo fue todo hace unos días con Layla? Todavía no te había preguntado nada. —pregunta, sus ojos brillando de interés.
—Fue... interesante. —respondo, consciente de que mi respuesta no le proporciona mucha información— Nos encontramos con Juliette. Fue incómodo, pero creo que Layla y yo nos entendimos mejor.
Oliver se sorprende.
—¿Juliette? ¿Otra vez? Ya la habíamos visto por la noche.
Asiento, sintiendo una mezcla de irritación y resignación.
—Sí, parece que siempre sabe dónde encontrarme. Es extraño.
Oliver asiente, pensativo. Su expresión delata que quiere decirme algo, pero no sabe cómo abordar el tema.
—Bueno, querido hermano, dudo que hayas venido hasta aquí solo para preguntarme sobre mi ex. ¿Qué quieres realmente?
Una sonrisa se dibuja en su rostro mientras saca dos collares de una caja.
—Como sabes, hoy por la noche es la gala; es un día especial. Necesito que me ayudes a elegir entre estos dos collares. Quiero regalarle uno a Layla.
Miro los collares, mi mente girando en torno a la idea de Layla. Uno es elegante y discreto, con una pequeña esmeralda en el centro, mientras que el otro es más llamativo, con varias piedras preciosas de diferentes colores.
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La Apuesta Real
Teen FictionSiendo la heredera de la dinastía Rashid, una de las más poderosas del Emirato Al-Nur, la vida de Layla ha sido moldeada según las decisiones de otros. Criada para servir y obedecer, no tiene más remedio que aceptar el matrimonio organizado por su...