La puerta se abre, revelando un espacio de ensueño. La tienda es un espectáculo de lujo y elegancia, con percheros llenos de prendas de todos los colores y estilos, desde vestidos de gala hasta trajes modernos y elegantes.
La iluminación suave resalta la calidad de las telas, y el aroma a perfume caro flota en el aire.
—Esto es la mezcla perfecta entre caro y alucinante —susurro para mí misma, asombrada por la atmósfera de sofisticación que me rodea.
Una mujer de mediana edad se acerca con una sonrisa cálida y profesional, y nos da la bienvenida:
—C'est un plaisir de te revoir, princesse Gabriella.
—Merci, Madeleine. —responde la princesa con la misma calidez— Me alegro de verte, pero hoy no vengo por mí, sino por ella.
La mujer se gira hacia mí, su mirada llena de amabilidad. Saludo tímidamente con la mano, sintiéndome un poco fuera de lugar.
—Ah, entonces tú eres Layla, la prometida del príncipe. Será un honor ayudarte a elegir un vestido. Supongo que es para la gala que se celebrará en unos días, ¿no?
Asiento, todavía algo cohibida, sintiendo que el peso de la ocasión empieza a abrumarme.
—¿Tienes algo pensado? —pregunta ella, mirándome con una mezcla de curiosidad y profesionalismo.
—No, en realidad no. No estoy muy familiarizada con estos eventos —respondo con una sonrisa nerviosa, sintiendo que mi falta de experiencia está a punto de convertirse en un tema de conversación.
Gabriella se acerca y coloca una mano en mi hombro. La acción repentina me hace erizar la piel, pero su toque también me reconforta.
—No te preocupes, Layla. Madeleine es la mejor. Te ayudará a encontrar el vestido perfecto —me asegura, con una sonrisa animada.
La dependienta asiente con confianza, como si ya tuviera en mente una selección especial para mí.
—Por supuesto, encontraremos algo que te haga sentir especial. Ven, déjame mostrarte algunas opciones. —dice, guiándome por la boutique.
Me lleva a una sección llena de vestidos que parecen sacados de un cuento de hadas. Las telas brillan con matices de azul, rojo, dorado y verde, cada una de ellas prometiendo un toque de magia. A medida que mi mano se desliza por las suaves y lujosas texturas, me maravillo con la variedad de estilos.
—Este aquí es uno de nuestros favoritos. —dice Madeleine, sosteniendo un vestido largo de seda azul marino con delicados bordados en plata— Es elegante y perfecto para la gala. ¿Qué opinas?
El vestido es deslumbrante, y no puedo evitar imaginarme usándolo.
—Es hermoso —admito, sintiendo una punzada de emoción.
—Y mira este otro. —continúa Madeleine, mostrándome un vestido de tul color champán con un corsé ceñido— Este tiene un aire más romántico. Podría ser ideal si buscas algo un poco más ligero.
La dependienta comienza a enseñarme diferentes tipos de vestidos largos, con mangas largas y cuellos altos. Los colores varían desde el azul profundo hasta el rojo vibrante, pero ninguno de ellos me parece del todo adecuado. Intento ocultar mi decepción, pero al parecer, Gabriella detecta mi desánimo.
—Madeleine, ¿podrías dejarnos un segundo para pensar qué queremos hacer? —pide Gabriella, con una sonrisa amable.
Esta asiente y se aleja, dejándonos solas.
—Es tu vestido, Layla. No tiene por qué ser como siempre ha sido. Si algún vestido te gusta más, puedes probártelo —dice la princesa, con una ceja arqueada y cruzando los brazos.
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La Apuesta Real
Teen FictionSiendo la heredera de la dinastía Rashid, una de las más poderosas del Emirato Al-Nur, la vida de Layla ha sido moldeada según las decisiones de otros. Criada para servir y obedecer, no tiene más remedio que aceptar el matrimonio organizado por su...