2

2.5K 120 1
                                    

El viaje había llegado a su fin, obligando al pequeño grupo de slytherins y la chica nueva, acercarse hacia los botes para llegar al castillo.
Mientras todos subían, arabella sintió su estomago revolverse, ¿ Y si no quedaba en la misma casa que esos agradables niños que acaba de conocer? ¿ le seguirían hablando?, tantas preguntas rodaban por su cabeza, que no se dió cuenta que casi pierde el equilibrio al subir al vote, una mano un tanto mas grande que la suya, tomó su brazo evitando que la joven cayera.

La joven devolvió la vista a quien la había sostenido, encontrandose con esos hermosos ojos.

Gracias theodore - sonrié

No hay por qué - le devuelve la sonrisa

El camino siguió en silencio hasta que llegaron al castillo.

Arabella

Al llegar al castillo, me habían separado de theodore y los demás, pues debía entrar luego de los niños de primer año.

Luego de un rato, se escuchó la voz del director detrás de las grandes puertas.

Ahora, con honor y respeto, recibamos a una nueva alumna, quien entrará a cursar su segundo año.

Las puertas se abrieron, y todas las miradas se posaron en mi, sentí deseos de vomitar en ese instante, hasta que pude ver a los chicos, quienes me sonrieron y me sentí un poco mas contenida.
Con total seguridad en mi, caminé por el largo pasillo del gran comedor, hasta llegar a una silla de madera, donde tomé asiento y una profesora se me acercó con un sombrero demasiado viejo.
Lo puso en mi cabeza y este habló.

Mmm otra rosier eh, qué haremos contigo, tienes inteligencia pura, al igual que tu abuela, digna de ravenclaw, pero no, veo en ti ambición, astucia, y poder, al igual que tus padres y ancestros, SLYTHERIN - gritó el sombrero

Solté un gran suspiro, volteé a ver la mesa de las serpientes, pude ver la sonrisa de oreja a oreja de todos mientras sonreían.
Me dirigí hacia la mesa, y tome asiento junto a pansy y daphne, la pelinegra me abrazo fuertemente susurrando, no sabes cuantos sacrificios iba a hacer con tal de que estes con nosotras, me hizo soltar una carcajada, y me dispuse a comer.
Mientras comiamos y charlabamos entre risas, sentía una mirada fija en mi, al levantar la vista, pude ver a un chico de lentes con una cicatriz en su frente mirarme fijamente, sin expresión alguna.
Enarqué una ceja al mirarlo, y luego sentí una cabeza reposar en mi hombro, pude ver de reojo a theo, quien miraba de mala gana a aquel chico, este al percatarse, apartó la vista de nuestra mesa y siguió hablando con los de su mesa.
Esa acción de theo me desconcertó un poco, pero me limité a dedicarle una sonrisa y seguir comiendo.

𝐀𝐄𝐓𝐄𝐑𝐍𝐔𝐌 |  THEODORE NOTT |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora