°Entre Dragones y Torres° Parte 33: Naranjas Confitadas De Sangre.

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°Entre Dragones y Torres°

Parte 33: Naranjas Confitadas De Sangre.

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Desde que Laenor recuerda la gente solía murmurar cosas sobre él desde su comportamiento hasta sus ideales refiriéndose a ciertas de sus actitudes como berrinches o caprichos, de pequeño recuerda a las Septas y a sus niñeras regañarlo por hacer tener ese comportamiento nada digno de un futuro heredero y su padre solía decirle a su madre que lo consentía demasiado, de joven su hermana solía burlarse de sus cambios de humor y su madre lo regañaba por ser tan infantil y caprichoso cuando lo atrapaba escapándose con Joffrey, su hermana más de una vez se burló por lo sensible que se ponía cuando no estaba con Joffrey en esos momentos, y su madre aunque trataba de entenderlo a veces se molestaba por sus exigencias y cuando el alego que no era el único que hacia eso y que había visto a su hermana tener comportamientos similares su padre lo regaño diciéndole que ese comportamiento era común en las mujeres (lo que le valió un regañada de su madre) no en hombres, y menos en alguien de su clase, a partir de ahí su padre se volvió aún más exigente con su disciplina obligándolo a hacer cosa que no le gustaban y a comportarse de una forma que no era él.

Sin embargo fue al conocer más a Rhaenyra que por fin Laenor pudo ser como él mismo.

Fue después de su fatídica boda que Rhaenyra empezó a notar su extraño comportamiento y como había momentos en los que se volvía muy ansioso por afecto y como su temperamento solía cambiar tan repentinamente aunque él creyó que eso la molestaría Rhaenyra lo miro con ternura y casi parecia aliviada. Fue cuando le confeso que la gente solía criticarla a sus espaldas, hablando de lo engreída y mimada que era y que muchos sospechaban era para llamar la atencion de los reyes, ella le dijo que era normal que otros pensaran así de gente como ellos solo por querer algunas veces más de lo que otros podían darles y cuando él le hablo sobre cómo lo trataba su padre en esos momento ella se molestó e indigno y le juro que nunca volvería a ser tratado de esa manera, a partir de entonces ella comenzó a mimarlo y empezó a darle todo lo que necesitara para que se sintiera feliz y cómodo y no hablaba solo de la libertad de ser el mismo si no que le cumplía cualquier deseo que pidiera ¿Quería ropas nuevas? Ella mandaba llamar al mejor sastre y hacía que le dieran un nuevo guardarropa ¿Deseaba algún vino en especial? Ella se encargaba de que solo le sirvieran de ese vino, cuando se sentía más necesitado de afecto y lloraba por Joffrey ella llegaba a abrazarlo, lo colmaba de mimos, le peinaba e incluso había llegado a cantarle para hacerlo dormir y él a su vez hacia lo mismo por ella cuando lo necesitaba, cuando Harwin se unió a ellos parecía igual de encantado de cumplir los caprichos de ambos y ahora era más frecuente que pasara al mismo tiempo que ambos necesitaran las atenciones de su alfa, y Laenor no podía amar más su forma de vida, aun si había gente que no era capaz de cumplir con sus necesidades.

Y así fue como termino en esta situación gritoneando e incomodando a los sirvientes que trataban de servirle un vino de olor amargo que él no pidió y casi parecían ansiosos por que lo bebiera.

- ¿Qué parte de no quiero eso no entienden? ¿Tan difícil es traer un poco de licor de miel y naranjas confitadas? Quiero algo dulce ¿Entienden? ¡Dulce!

Uno de los criados el más joven de echo parecia querer llorar de frustración y eso solo exasperaba aún más a Laenor.

- Pero mi señor, tanto dulce podría provocarle malestar más adelante y su gusto ya no sentirá el sabor de la comida...

- Ese será mi problema no de ustedes.

- Pero señor... ¡Este es un gran vino!- Laenor rodo los ojos ante la frase del chico, llevaba repitiéndole eso tres veces.

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