El salón estaba lleno de gente, de risas y de conversaciones. La casa de Carlos ya no parecía una sombría cueva, al contrario; era un sitio alegre y lleno de luz. Era una casa llena de felicidad. Charles se dejó caer sobre el sofá y puso los pies sobre la otomana, observando a Carlos mientras charlaba con sus amigos. Sebastian Vettel y su esposo, Kimi, habían llegado dos días antes con su hija, Rebecca. Valtteri Bottas y su esposo, Zhou, habían sido los últimos en llegar desde Saint Angelo, donde residían de manera permanente. Su hija, Alexandra, tenía casi la misma edad que Rebecca, habían nacido con pocos meses de diferencia.
Carlos había decidido invitar a sus amigos precisamente ese fin de semana porque se acercaba el momento y quería que estuviese rodeado de gente después del parto, como él siempre había querido.
Además de su cariño y sus continuas atenciones, había contratado personal para que llevase el café durante su último mes de embarazo y estaba pendiente de él a todas horas.Por fin estaba viviendo un cuento de hadas, pensó Charles. Uno con el que jamás se había atrevido a soñar… De repente, sintió un dolor agudo en el abdomen que lo hizo doblarse sobre sí mismo. Sergio, que estaba mirándolo en ese momento, se acercó.
–¿Qué ocurre? ¿Estás bien?
–Calla, que no se entere Carlos o se pondrá histérico. Ha empezado a dolerme hace rato…
–¿Estás teniendo contracciones?
–Creo que sí… –Charles hizo un gesto de dolor.
–¿Cada cuánto tiempo?
–Cada cinco minutos. Pero he leído en algún sitio que no debo ir al hospital hasta que sean cada dos minutos.
Sergio lo miró, exasperado.
–¿Dónde has leído eso?
Kimi se acercó en ese momento y, al ver su expresión, ni siquiera tuvo que preguntar.
–¡Carlos, tienes que llevar a Charles al hospital!
Los cuatro hombres que se encontraban platicando se volvieron a la vez y Carlos se acercó de inmediato, pálido.
–Cariño, ¿ha llegado el momento?
–Creo que sí –respondió.
Carlos lo tomó en brazos y se dirigió al garaje, dejando tras ellos un caos de gente pasándose bebés y bolsas de pañales.
–Todo va a salir bien, ya verás –murmuró–. Vamos al hospital para conocer a nuestro hijo.
.
.
.–¡Empuja, Charles, empuja! Ahora respira… respira profundamente, empuja de nuevo y cuenta hasta diez.
Aquello era más difícil de lo que había imaginado. Charles respiró profundamente y luego empujó con todas sus fuerzas. Intentó contener el aliento mientras contaba hasta diez, como le pedía la enfermera, pero se le escapó cuando llegó a cinco.
–Lo estás haciendo muy bien, cariño.
La voz de Carlos, aparentemente calmada, le dio fuerzas para seguir.
–¿Cuándo va a venir este niño? –protestó Charles.
La enfermera sonrió.
–Un empujón más y sacará la cabeza. Concéntrate y empuja con fuerza durante la próxima contracción.
–Empuja, cariño, empuja –lo animó Carlos –. Puedes hacerlo, ya casi has terminado.
–Ya veo la cabeza –dijo el ginecólogo–. Muy bien, Charles, relájate un momento...vamos a sacarlo en la siguiente contracción.
Afortunadamente, unos segundos después empujó de nuevo y fue como si su abdomen se hundiese. La enorme presión desapareció y el bebé llegó al mundo.
Charles exhaló un enorme suspiro, abrumado de emoción, y enseguida escuchó el llanto de un bebé.–Dios mío…
–¿Listo para conocer a tu hijo? –le preguntó el ginecólogo.
Cuando puso al bebé sobre su pecho, Charles rompió a llorar, emocionado, mientras miraba la carita roja de su bebé.
–Qué guapo es…
Carlos tomó al niño en brazos,emocionado. Y sonrió. Y era la sonrisa más hermosa que Charles había visto en toda su vida.
–Es precioso, sí.
Entonces, sorprendido, vió que una lágrima rodaba por su rostro seguida de otra y otra…
–Te quiero, Charlie –murmuró–. Gracias por este hijo. Se parece a ti… es perfecto.
Charles cerró los ojos, dejando que las lágrimas rodasen por sus mejillas. No olvidaría aquel momento durante el resto de su vida.
–¿Cómo vamos a llamarlo?
Carlos le devolvió al bebé, acariciando su
cabecita.–¿Qué tal Jules? Jules Sainz Leclerc.
–Nuestro pequeño Jules. Me gusta.
Carlos lo besó en los labios.
–Voy a quererlos con todo mi corazón durante el resto de mi vida.
A pesar de la fatiga, Charles sonrió.
–Lo sé, Carlos. Y también yo voy a quererte a ti y al pequeño Jules cada día de mi vida. Y pienso vivir durante mucho tiempo.
Unos minutos después, Carlos salía del paritorio con su hijo en brazos para reunirse con Sergio, Max, Marilú y todos los demás amigos en la sala de espera.
Se detuvo en la puerta, mirándolos con una sonrisa en los labios. Una sonrisa que era como ver el sol después de vivir una vida entera en la oscuridad.
–Quiero presentaros a mi hijo,
Jules Sainz Leclerc.
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.Oficialmente hoy 24 de abril de 2024 hemos concluido esta bella historia y no me queda más que agradecerles por todo el apoyo que recibió esta adaptación.♡
Si todo sale como lo planeado, espero verles en una próxima adaptación, que ya tengo en mente sobre que pareja será :)
¿Alguna idea?
¡Espero les haya gustado los tqm!<3
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Deshecho [Charlos]
FanfictionLos uniría aquel embarazo? ¿Solo una noche? Sí, seguro. Charles Leclerc debería haber sabido que no sería así. Cuando una noche de pasión con Carlos Sainz desembocó en un embarazo no planeado, Charles se encontró en un atolladero. Sabía que el enig...