Capítulo 15: Mi primer amor.

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Llegaba a su casa después de su trabajo de medio tiempo cuando vio unos autos aparcados en el camino de entrada, entonces recordó que su padrastro le dijo que hoy regresaría con un amigo para cenar.

Con naturalidad ingresa, era normal que llegaran compañeros del trabajo para hablar de quién sabe qué cosas, cenar, convivir, etc, cosas de adultos.

—Cariño, regresaste— Su madre lo recibe con una sonrisa —Dabi-san ha llegado, no olvides tus modales y saluda.

Asiente besando la mejilla de su madre y la sigue por el vestíbulo hasta el comedor, donde su padrastro conversa alegre al lado de un hombre, tenía el cabello negro y los ojos turquesas más preciosos que alguna vez notó.

—Oh, Izuku, ven acá— Lo llama el rubio con una sonrisa, él se acerca curioso y toma asiento a su lado —Te presento a Dabi Tākoizu, es el nuevo Presidente de la junta de Fiscales de Musutafu.

—Hola, Izuku. Tu papá me estaba hablando de ti y ya ansiaba conocerte— Sonríe el azabache, causando un sonrojo en el menor.

Aquel hombre era muy atractivo.

—Por supuesto, Izuku es mi único hijo y tengo altas expectativas para él con toda la educación que recibe, es el número uno en la escuela y va a participar en las olimpiadas matemáticas nacionales en julio— Ríe Yagi sobando sus cabellos, orgulloso del omega —Es realmente responsable y tiene el respeto de toda su escuela, ¿Cuándo viste a un omega lograr eso?

—Ciertamente es alguien interesante...

—Y podrá tener todo servido, pero mi niño no es conformista y le gusta trabajar, desde hace un año hace tutorías en una escuela primaria, así se gana su propio dinero.

—Sí, alguien difícil de encontrar, cualquiera se sentiría afortunado de conocerlo...— Responde, mirando atentamente al chico, que solo sonrió con cierta timidez.

—Debes descansar, hijo. Come y ve a tu habitación a terminar tus deberes, solo quería presentarte a Dabi para que lo conozcas, lo verás muy a menudo por acá.

—Está bien, papá. Fue un gusto conocerlo, Takōizu-san— Extiende su mano al hombre, que la toma.

—Llámame Dabi.

Pero en vez de dar un apretón o sacudirla, la acerca a su rostro y deposita un beso en el dorso de esta, mirándolo fijo a los ojos.

—El placer fue todo mío.

Asiente frenético y huye a la cocina, causando gracia en su padre, quien consideró aquello como la natural timidez de su pequeño.

—Hola, Izuku

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—Hola, Izuku.

—¿Tākoizu-san?— Cuestiona el menor acercándose al auto del pelinegro —¿Qué hace acá?

Tardío [Hiatus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora