Dabi era lo único real y sincero en su vida, el que lo protegió cuando Katsuki se volvió un peligro, el que lo arriesgó todo cuando sus padres e incluso la ley se interpusieron.
Se había decidido, quería que Dabi sea su alfa.
Miró sus ahorros, era una cantidad enorme tomando en cuenta el tiempo que estuvo trabajando y guardando propinas, suficiente para rentar un lugar por unos meses en cuanto acabe la secundaria e irse de casa.
Su plan estaba formado, en cuanto acabara la escuela, tomará su beca, encontraría un trabajo a medio tiempo y se iría con el alfa, y por supuesto que se entregaría a él y una posible marca, ya había cumplido la mayoría de edad. No le importaba si en algún momento aparecía su destinado, lucharía para estar con Dabi.
Aun le falta un poco para terminar la prepa, solo debía aguantar un poco más antes de irse en silencio.
En la escuela ignoraba a Katsuki, quien por vergüenza y arrepentimiento tampoco se acercaba, no se sentía merecedor del perdón de Izuku, por lo que optó dejarlo en paz, oh y claro que la mayoría lo ignoraba a él también, pues se había corrido el rumor de que andaba seduciendo al fiscal además de lograr que lo detuvieran temporalmente.
Incluso sus compañeros del consejo estudiantil limitaban las conversaciones.
Su relación con sus padres no había mejorado mucho que digamos, pero en cambio, con Dabi parecía intensificarse cada día más. Los besos, las caricias, los mimos y las palabras bonitas son cosas que subían de nivel y que cualquiera podría hacer, pero Izuku era demasiado ingenuo como para darse cuenta de que nada de eso tenía peso o valor alguno si no se sentía de verdad.
Hoy era su graduación, hoy tenía el honor de finalmente ser libre y decirle su plan a Dabi, de estar con él de forma seria y oficial, no solo un juego de niños.
Quería sentirse un adulto.
Se salta su fiesta de graduación, asiste únicamente a la entrega de certificados que organiza la preparatoria y corre hacia la casa de Dabi, contento y dispuesto a decirle su plan.
Toca la puerta con entusiasmo, hace dos días que no veía al azabache, lo extraña demasiado.
Esta se abre y mira con confusión a la mujer rubia que también lo ve esperando presentación.
—¿Buscas a alguien?— Pregunta ella ladeando su rostro.
—D-Dabi-san.
Ella frunce el ceño confundida.
—Acá no vive nadie que-
—Himiko...
Ambos miran a la entrada del jardín, Dabi luce fastidiado, pero su mirada se suaviza al ver al pecoso.
—Izuku, buenas tardes, ¿Vienes de tu graduación? Felicidades... Yo... Mira, vienes en un mal momento... Ve a mi oficina y espérame ahí, ¿Sí?
—E-está bien— Murmura, ingresando al lado de la mujer y dirigiéndose a la oficina para esperar.
Estaba nervioso, ¿Quién es ella?
La espera se hace larga, no se entretiene ni con el teléfono, por supuesto que notó el olor de Dabi en ella, ¿Por qué? ¿No se supone que él y Dabi tienen algo especial?
Miles de pensamientos lo inundaron, entonces empieza a recordar las palabras de sus padres y Katsuki "¿Qué podría querer alguien como él con alguien como tú?" "Él es un hombre, tú un niño" "Solo te quiere coger, cuando tenga lo que quiere irá por su siguiente víctima"
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Tardío [Hiatus]
أدب الهواةCon una buena vida, la carrera de sus sueños, buenos ingresos, estabilidad, y más, se siente más que listo para conocer a su pareja destinada. Lo que no esperaba es que aquella persona se tratase de un chiquillo de diecinueve años el cual ingresó in...