Capítulo 4: Bajo el mismo techo.

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Tal y como Shōto lo pidió, Izuku fue dado de alta al mismo tiempo en que salía de su turno en el trabajo.

Ayari sonríe al ver a Kemy y se divierte ante las muecas de esta hasta que sus ojitos verdes divisan los de su progenitor acercándose al lado de Shōto.

—¡Ba-ba!- Grita.

La rubia se da la vuelta y se lo entrega con una pequeña sonrisa, Izuku lo recibe besando su frente, liberando su aroma para anunciar su presencia y confort al pequeño, que gracias a que Shōto lo llevaba diariamente a su habitación mientras estaba en coma, no lo había olvidado.

—Midoriya-san, espero que no le incomode mi presencia, es solo de rutina— Explica Kemy, tomando asiento en la parte de atrás del auto, al lado del asiento de Ayari, que se divierte con una sonaja de madera.

—Está bien, no puedo interferir en ustedes si tienen una rutina ya— Se avergüenza un poco el pecoso que estaba sentado en el copiloto.

—Al contrario, tiene todo el derecho de hacerlo, hay un lazo que los une, así que si le molesta que yo esté acá siéntase en el derecho de decírmelo.

—No hace falta, de verdad. Además, Ayari también parece quererte mucho, no podría alejarlo de ti.

Kemy le devuelve la sonrisa.

—¿No se le hace atractivo el doctor?

—¿Cómo?

—Lo que oye.

—Kemy-san, no... creo que pueda pensar en algo como eso. Tengo un cachorro al cual sacar adelante, siento que es demasiado pronto... Y tampoco creo que sea buena idea, su papá es alguien que me hizo mucho daño, tengo miedo, ¿Entiendes?

—Lo comprendo, Izuku-kun... Solo... El doctor no es una mala persona, es muy dedicado a su trabajo y lo ama, es el único de su familia que trabaja para el gobierno en vez de un hospital o clínica privada. Es muy solidario, gentil, paciente... En los años que llevo conociéndolo jamás ha tomado interés en alguien y... Es alguien de verdad que vale la pena conocer... Podrías darle la oportunidad. No te lo sugeriría si no fuera así.

—Tienes razón, se nota que es una persona maravillosa— Admite, viendo a su pequeño dormir tranquilo —Quizás nos demos una oportunidad más adelante.

Ella sonríe, encantada con el joven.

Shōto, quien había salido para comprar algunas cosas y comida, abre la puerta del conductor y le entrega una de las bolsas a Kemy, que lo recibe alegre.

Lo bueno de tener amigos con dinero es que te compran comida.

—¿Te gusta el katsudon, Midoriya?— Le pregunta Shōto, al omega le brillan los ojos.

—Me encanta.

Luego de dejar a la chica en su edificio, fueron a la casa del bicolor.

I

zuku admiraba lo bonita que era por fuera, y se puso mejor aún por dentro, pues estaba finamente amoblada entre los colores blanco, gris y azul, no teniendo únicamente los colores neutros como decoración.

Imitó a Shōto cuando dejó sus zapatos en la entrada y los cambió por unas pantuflas, él terminó poniéndose unas rosadas que al parecer, eran la únicas de su talla.

—Son las que usa mi hermana cuando viene, si quieres podemos conseguir otras.

—No, está bien, son bastante cómodas.

Tardío [Hiatus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora