Kilig.
Origen tagalo.
«Sentir mariposas cuando conversas con alguien a quien encuentras atractivo»
Una vez dentro del automóvil, el frío realmente comienza a hacerse sentir, especialmente porque algunas zonas de mi ropa aún están húmedas y el contacto con mi piel provoca un escalofrío tras otro. Jules, notando mi tiritera, no pierde un segundo.
—Deberías quitarte ese abrigo mojado antes de que te resfríes —dice con un tono de preocupación mezclado con una sonrisa comprensiva.
Siguiendo su consejo, me deshago rápidamente del abrigo empapado y lo apilo en el asiento trasero. Jules, siempre previsor, se estira hacia atrás y saca una de sus propias chaquetas que había guardado en el automóvil.
—Aquí, Arthur, ponte esto —me dice, pasándome la chaqueta. No dudo ni un segundo y me envuelvo en la prenda cálida. Al ponérmela, un suave aroma a pinos y menta se libera, una fragancia que siempre he asociado con él. Es un olor que evoca imágenes de caminatas por bosques y tardes tranquilas; sobre libros o películas con una taza de té en la mano. Instantáneamente, me siento más cálido, tanto por fuera como por dentro.
—Gracias, realmente esto ayuda —digo, sonriendo agradecido mientras me acomodo mejor en el asiento, sintiendo cómo el calor comienza a devolverle la vida a mi cuerpo.
Jules arranca el coche y nos ponemos en marcha, el motor zumbando suavemente mientras nos alejamos del bullicio de las calles aún activas por los preparativos navideños.
—¿Mejor así? —pregunta él, echando un vistazo para asegurarse de que ya no estoy temblando.
—Mucho mejor —respondo y ambos compartimos una sonrisa—. Aunque ahora huelo como tú, lo cual supongo que no es tan malo.
—Espero que no —dice él, riendo—. De lo contrario, tendría que reconsiderar mi elección de colonia.
Prendo la radio y, como si estuviera sintonizada con el estado de mi corazón, una melodía suave y amorosa comienza a llenar el espacio del automóvil. La voz del cantante, tierna y envolvente parece flotar en el aire, mezclándose con el aroma a pinos y menta que se desprende de la chaqueta de Jules que ahora llevo puesta.
Envuelto en esta fragancia, mi mente empieza a divagar, llenándose de imágenes etéreas y relajantes que me hacen sentir como si estuviera flotando entre nubes. Es un estado de calma embriagadora, pero a medida que respiro más profundamente el olor de la chaqueta, algo en mi interior comienza a cambiar.
Mi corazón, respondiendo a un estímulo desconocido, empieza a palpitar más rápido. Es un ritmo que resuena con la música, pero también con algo más profundo.
Casi sin pensarlo, me inclino discretamente hacia el cuello de la chaqueta, aspirando un poco más de ese aroma que de alguna manera me resulta tan reconfortante y perturbador al mismo tiempo. Al hacerlo, siento cómo mis mejillas se calientan, un rubor que se extiende por mi rostro hasta que la temperatura me hace sentir ligeramente avergonzado. Sorprendido por mi propia reacción, escondo el rostro en la prenda, tratando de ocultar mi confusión y el color en mis mejillas.
¿Qué demonios estoy sintiendo?
Me pregunto a mí mismo, desconcertado por la intensidad de mis emociones. La combinación de la música, el aroma de la chaqueta y el recuerdo del calor y la seguridad que Jules siempre me ha proporcionado se mezclan en un cóctel emocional que no sé cómo manejar. Es una sensación nueva y desconocida, un territorio inexplorado que me hace cuestionar y explorar los confines de mi propio corazón.
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Hermosamente caótico « lgbt »
Historia CortaSer traicionado por la persona que menos te esperas no es ni por asomo algo agradable, por eso, encontrar a su novia Zoe desnuda en la cama de alguien más, para Arthur fue un golpe directo a su corazón. Cambiando por completo su vida, huye afueras d...