Capítulo 10/ A una persona de la verdad.

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Un mes después.

Summer.

- ¿Creen que seremos aptos de manejar esto nosotros solos? – pregunta Carter.

Giro sobre mis talones observando todo el segundo piso. Hay mucho polvo y algunas cosas abandonadas. Bancos, sillas, algunos pizarrones, tizas, cosas de ese etilo que ya no pueden usarse.

Este lugar aun me sigue atrapando. La primera vez que pude visitar el edificio de mi madre estuve como unos veinte minutos mirando todo con admiración. Ella pudo lograr todo esto sola, en verdad que la admiro.

Les conté mi sueño a Carter y a Abbie. Pienso que ellos podrían ayudarme a empezar y cuando les conté se entusiasmaron tanto como yo.

Como los tres estamos estudiando para ser maestros, decidí directamente hacer una escuela primaria, algo pequeño. Luego quizás podré hacer algo mas grande. Pero hay pocos cursos, y el jardín para que los niños jueguen aun es pequeño. Asique también comenzaré por un cupo limitado de niños.

- Por supuesto que sí – responde Abbie.

- Yo también lo creo – digo.

- Tú debes preocuparte más – me dice Carter –. Serás la directora y tendrás una gran responsabilidad.

- No ayudas, Carter.

Me guiña un ojo y sigue inspeccionando el lugar. Las ventanas están un poco altas, asique, con el riego de que se rompa, arrastro una silla y subo mis pies en ella y así poder ver.

La vista es increíble. Todo esto lo es; cierro mis ojos cuando una brisa muy fresca acaricia mi rostro.

Ojalá todo esto lo esté viendo mi madre. Porque todo esto es suyo, nuestro sueño pronto se hará realidad.

- Todo estará bien – murmuro para mí mientras sonrío.

Teo.

Ya nadie queda en la empresa. Solo Rosa y yo, que no se quiere ir hasta que lo haga. Pero mi idea estos últimos días es tener la cabeza ocupada en cualquier otra cosa.

Dejo de teclear y me estiro. Mi cuerpo entero está entumecido; rasco mi barbilla ya que el rastro de barba hace que me pique. Desato el nudo de mi corbata y me la quito. Observo la nieve caer a través del vidrio. Todo se siente como en una quietud irritable; como si nada sucediera.

Decido que es suficiente por hoy y apago todo. Salgo de mi oficina y Rosa me ve.

- Ve a casa, Rosa.

- Sí, señor... ¿está bien?

- Sí – miento –. Ya le avisé a Michel que te lleve, no te preocupes.

Ella asiente y toma sus cosas antes de irse. Dentro del ascensor masajeo mi cuello; estoy muy cansado, peo a la hora de dormir no puedo hacerlo.

Mi celular recibe la notificación de un mensaje, lo saco de mi bolsillo y leo el mensaje de Clara.

Clara: ¿Nos vemos hoy?

Me debato mucho entre hacerlo o no. Pero la verdad es que no tengo ganas de quedarme despierto y solo toda la noche. Con ella o sin ella sería lo mismo.

Yo: ven a mi departamento.

Me responde con un corazón y bloqueo mi celular.

Pido un poco de sushi para comer antes de llegar a mi departamento. Ella no tarda en llegar. De hecho, ni siquiera me dio tiempo de cambiarme.

- Pasa – me hago a un lado para que entre. Se quita su abrigo y queda un en vestido pegado al cuerpo, me sonríe y va directamente hacia la cocina.

Hasta Que Lo Infinito Se Acabe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora