Hasta Que Lo Infinito Se Acabe.

Aferrarse con fuerza.

Teo.

Quiero aferrarme a ella todo lo que pueda.

Eso es lo que sucedió cuando poco a poco me iba enamorando. Quería aferrarme a su corazón porque algo dentro de mí sabía que solo el suyo podía iluminar el mío. De hecho, creo que fue mi propio corazón quien dijo: "ella, por favor que sea ella".

Sin importar qué sucedió o que sucedería, soltarla o hacer que mi corazón la olvidase sería meramente imposible. Porque, como dije, es ella y nadie más que ella.

Entonces, perderla por cuestiones ajenas a mí, sería realmente doloroso. Y ojo que eso ya lo sé porque lo viví en carne propia.

¿Recuerdan ese tiempo donde fui un completo imbécil y por mi culpa estuve como un muerto andante por no estar con ella?, ¿Sí? Bueno. Ese tiempo, corto para algunos e interminable para mí, fue realmente una mierda. Porque ya la amaba, obvio que no lo quería admitir, pero lo hacía, por eso fue tan jodida su ausencia.

Entonces, ¿Quién quiere revivir todo el dolor que sintió en algún momento? Nadie.

Yo al menos no. No, porque si el dolor viene acompañado de su nombre es realmente insoportable.

Por eso, si incluso llego a acalambrarme, no pararé. No dejaré que mis piernas se detengan. Muchos menos dejaré que aquel auto, con el conductor igual que distraído que mi novia, impacte con ella.

Porque mi corazón ya se aferró al de ella. Fuerte, profunda e intensamente. Si el suyo late, el mío también. Y ya no importa si el mío late metafóricamente, pero es así.