Capítulo 26/ El saludo de la muerte.

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Un mes y medio después.

Summer.

Vacaciones y verano. La mejor combinación.

Y ahora lo podré disfrutar más ya que Teo mandó a hacer una piscina en el jardín de nuestra casa.

Y hablando de jardín, es perfecto. Lo justo para tener un rinconcito para descansar, uno para poder poner mis flores e intentar que no se me mueran y un espacio verde para ver que se hará a futuro. Sin embargo, ese espacio ya lo ocuparon los niños de la familia cuando quisieron ver nuestra casa.

Ambos tomamos una habitación para hacer lo que queramos con ella. Yo, por ejemplo, es mi sala de lectura, literalmente me pierdo por horas y no soy consciente del tiempo hasta que Teo entra para ver si estoy bien; y en cuanto a él, su habitación la convierto en su oficina de trabajo y un pequeño rinconcito lo dejo para jugar a la play. Ni se imaginan los vicios que se hecha con los chicos cuando vienen.

Caramelo también tiene su espacio; vimos que se acostaba mucho justo debajo del ventanal del living, así que ahí pusimos su camita.

Hicimos nuestra esa casa. La llenamos de nuestros nombres por todos lados; tiene toques de ambos por todas partes. Aunque aún falta mucho por hacer en ella, ya la siento como un hogar. Me siento cómoda allí y más en esas noches donde solo nos recostamos en el sofá para estar abrazados mientras vemos televisión o las mañanas donde él no trabaja y se queda conmigo desayunando, o cuando paseamos a Caramelo por el vecindario. Y bueno, ni hablar de las noches donde con Teo... conectamos.

Cierro la puerta de casa mientras subo al auto con Caramelo. Michel nos lleva hasta la biblioteca.

Caramelo ladra y mueve su colita cuando ve a Marta. Yo sonrío mientras bajo la caja con los libros que debía traer.

- ¿Teo aun no viene? – pregunto luego de saludarla.

- No, debe estar en camino. Patricia y las chicas ya están dentro.

Cuando entro, todas están haciendo voces extrañas a Caramelo, incluso Celeste.

- ¿Quién es el perrito que le hace la vida imposible a Teo?

- Tú porque no viste el día en el que ambos se quedaron solos una tarde, y cuando llegué, la casa era un completo desastre. Incluso había un zapato de Teo destrozado y la cama de Caramelo quedé sin relleno alguno.

Todas ríen. Más Marta que me dijo que Teo había jurado jamás tener una mascota.

La boda de Kate será pronto. Una boda a las afuera de la ciudad necesita mucho tiempo de organización, por esa razón ella no quiso una despedida de soltera, al menos una no tan elaborada donde quedará agotada. Por eso Marta ofreció la biblioteca para que nos reunamos aquí.

Teo vendrá, pero para levarse a Caramelo. Si soy sincera, no me molesta tenerlo conmigo y menos las chicas que lo adoran, pero fastidiar a Teo me resulta divertido y todavía más su peculiar relación que tiene con el perro.

Recibo una llamada de Carter; suspiro, debí mandar a Abbie para que se hiciera cargo.

- ¿Carter? – contesto alejándome para escucharlo.

- Sé que es la quinta vez que te lo pregunto, pero, ¿dónde debo dejar estos papeles? – agarro mi cabeza, cansada, porque en verdad es la quita vez que lo pregunta.

- Mira, estoy cerca, ¿Dónde estás tú para que nos juntemos y lo entregamos juntos?

Juro que los asuntos legales de la escuela se lo dejaré a Abbie.

Hasta Que Lo Infinito Se Acabe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora