Ashlee:
—Hemos llegado. —susurró Charlotte con suavidad, como si quisiera que el mundo se detuviera por un momento.
El reloj marcaba las tres y media de la madrugada cuando finalmente entramos a su casa. Cerré la puerta tras de mí con un suspiro agotador.
La casa de Charlotte era una acogedora vivienda de dos pisos en un tranquilo vecindario. En el interior, se encontraba un recibidor luminoso, una sala de estar decorada con cuadros y cojines, una amplia cocina equipada con electrodomésticos modernos y una mesa de comedor de madera maciza. En la planta baja también había un baño completo con azulejos blancos. En el segundo piso, las habitaciones eran luminosas y acogedoras, con la habitación principal con una cama king size y un tocador antiguo. La segunda habitación tenía una cama individual y un escritorio con una lámpara de lectura. En el exterior, un jardín bien cuidado rodeaba la casa, con una pequeña mesa y sillas de jardín en el patio trasero.
El dolor punzante en mi brazo era insoportable, traté de ocultar mi mueca de dolor, pero Charlotte lo percibió al instante.
—Necesitas descansar. —me recordó con ternura—. La doctora dijo que debes mantener reposo en el brazo.
Charlotte se acercó a mí, colgando su brazo sobre mi hombro y me envolvió en un abrazo reconfortante. Unas lágrimas escaparon de mis ojos, recordando el terrible momento en que fui herida de esa manera. La rabia y el miedo se entrelazaban en mi interior, sintiendo una profunda tristeza por la violencia con la que fui atacada. Deseaba que el mundo fuera un lugar más seguro, donde nadie tuviera que enfrentarse a la brutalidad que yo había experimentado.
—Debes descansar, Ashlee. —murmuró Charlotte—. Mañana iremos a denunciarlo. —aseguró.
Asentí lentamente, agradecida por tenerla a ella en mi vida siendo mi mejor y única amiga.
Al abrir la puerta de lo que supongo que sería mi nueva habitación, me recosté en la cama y dejé escapar un suspiro profundo. Me sentía abrumada, a pesar de que Charlotte me había acogido con tanta amabilidad, no podía evitar sentir la sensación de que no merecía este tipo de bondad. Mi condición de muda siempre había sido un obstáculo para sentirme aceptada, y ahora, con el dolor punzante en mi brazo, se sentía más vulnerable que nunca.
La noche se alargó sin tregua. El dolor en mi brazo me mantenía despierta, y cuando finalmente logré conciliar el sueño, las pesadillas me atormentaban. En mi mente, revivía una y otra vez aquel ataque que había sufrido con James, sintiendo el terror y la impotencia como si me estuviera ocurriendo en ese mismo momento.
Las lágrimas volvieron a brotar por mis ojos cuando me quedé quieta abrazándome a mí misma mirando un punto fijo en la habitación dejando que cada recuerdo oscuro de ayer me comiera y entonces cuando creí que ya no podía más el agotamiento me ganó y caí rendida sobre la cama con las lágrimas secas en mi rostro. Logré dormirme a las seis de la mañana.
***
—¿Aun te duele? —preguntó Charlotte inspeccionando mi herida.
Negué con la cabeza observándola, expulsé un gemido exhausto y luego miré en dirección a la ventana. Charlotte seguía observándome; verdaderamente me dolía solo cuando movía el brazo —lo cual era casi todo el tiempo por más que intentara evitarlo—, por lo que realicé un gesto para que ella supiera lo que quería decir. Entendió enseguida.
—Por suerte no fue profunda la herida. —deliberó Charlotte—. Iré al supermercado. —informó—. ¿Vienes o te quedas?
Solté un suspiro mezclado con un gruñido leve tirando mis espalda sobre la cama. Charlotte asintió.
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Silencio del Corazón. - [Completa✓]
Ficção AdolescenteEn un mundo donde las palabras a menudo quedan atrapadas en el silencio, Ashlee lucha por encontrar su voz. Escapando de una relación tóxica con su abusivo exnovio James, se refugia en la casa de su mejor amiga Charlotte, donde comienza a reconstrui...