ᴅᴇꜱᴄᴜʙʀɪᴇɴᴅᴏ ᴇʟ ᴘᴀꜱᴀᴅᴏ (Saga Tiempo #2)

- 𝟔. 𝐦𝐨𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐩𝐫𝐞𝐝𝐞𝐬𝐭𝐢𝐧𝐚𝐝𝐨

CAPÍTULO 6

MOMENTO PREDESTINADO

Creía que su mundo se paraba y lo único que seguía circulando en su mente era las últimas palabras que James le había dicho. Quería hablar con ella.

Con ella.

Se quedó pasmada un rato, causando que Dominique fuera la que contestara a aquella afirmación, salvándole la humillación.

—¿Para qué?

Ay, Merlín.

—Responde, mujer —habló James, ignorando a su prima y mirándola a ella.

Esmeralda pestañeó, recordando que le había dicho eso mismo en su mente una vez.

—¿De qué quieres hablar? —dijo, haciéndose la desinteresada.

Gracias al universo, James decidió hacer como que no la había visto fallar estrepitosamente actuando como si no le importara.

De los Oscuros, respondió el chico en su cabeza. Me cerraste la conexión en la cena.

Uh. Eso sí que le interesaba.

Si podía cerrar la conexión, significaba que podía tener más defensa mental, lo cual, con los tiempos que corrían, era fundamental ante la legemerancia.

¿Puedo hacer eso?, preguntó.

Sí, pero no sabes cómo. Ahora, escucha.

Apretó la mandíbula ante el tono malhumorado que el azabache había empleado. Nunca cambiaría su actitud de mierda.

Necesitamos averiguar quién es un Oscuro en el colegio, continuó él. Necesitamos saber qué familias forman parte de todo esto.

No esperaba que te interesaras por esto.

Decía la verdad.

De entre todas las personas del mundo, James sería la última que vendría a su cabeza para salvar a la humanidad. No porque fuera poco poderoso, sino porque poseía tanto odio hacia todos que no lo creería capaz de hacer nada por nadie más que sí mismo.

¿A qué te refieres? , oyó que el chico hablaba en su mente.

Esmeralda, por supuesto, no iba a decirle todo lo que pensaba sobre él.

Creía que ibas a ignorar lo que nos dijeron el día del evento.

¿Que éramos los Predestinados? Un poco difícil.

No creí que te importase, admitió, sintiendo que analizaba a James por primera vez de nuevo.

Estás diciéndome algo entre líneas que no entiendo.

No quiero.

Los ojos de él se abrieron. La única señal de sorpresa.

¿No quieres? ¿Qué no quieres?

No quiero nada de esto. No voy a ser la Predestinada.