𝟎𝟎𝟓| 𝟑𝟔𝟓 𝐃𝐢́𝐚𝐬 𝐃𝐞𝐬𝐩𝐮𝐞́𝐬

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Paso un año desde que Rashta había sido liberada de su estatus como esclava y podía dar fe de estar mucho mejor.

En ese tiempo, Rashta había estado dando esfuerzos sobrehumanos hacía su educación, con el fin de darle a su hermano orgullo absoluto.

Los maestros que habían acudido al llamado del Winter, habían quedado satisfechos cuando notaron la determinación se Rashta por querer aprender.

A la par de su educación, Rashta había comenzado sus tareas como la cría de conejo, ayudando a Winter en varias cosas dentro del gremio, y aunque no poseía magia alguna, la albina siempre estaba lista para aprender, era bueno saber que tipo de magia se empleaba sin ser un portador de la misma.

En esos momentos, estaba terminando de estudiar con Lady Sara, quien era su profesora de etiqueta. La dama era hermosa, de largo cabello castaño le felicitaba por su progreso, orgullosa por verla avanzar de manera gradual y tampoco es que Rashta le dijera que su ejemplo era la propia Penélope Eckhart.

En esos momentos, estaba terminando un encargo para su hermano como la pequeña cría de conejo. Su capa color morada se balanceaba suavemente con los pasos que daba, su cabello iba sujetado en dos trenzas y su máscara de conejo ocultaba sus ojos con un hechizo para que se vieran de un bonito tono rosado. En sus manos estaba el paquete que tenía que entregar a una dirección cercana al ducado Eckhart.

Reviso la dirección y finalmente encontró lo que buscaba. Un orfanato.

El orfanato de Eorka había sido modificado gracias a una gran aportación por parte de Penélope, con el fin de que los niños huérfanos no sufrieran lo que ella había sufrido. También había sido gracias a Callisto y al duque, quienes querían demostrar su apoyo a los más jóvenes, aunque las malas lenguas decían que era para apaciguar las acciones pasadas.

La directora del orfanato le saludo, era una antigua conocida de la madre de Penélope, quien se había puesto en contacto con ella, parecía que había creído que ella había muerto cuando hubo los asaltos cuando Penélope era una niña.

El paquete fue entregado de manera rápida, incluso la directora del orfanato habló alegre con ella, cuando de pronto; llegó un conejo de papel, era su hermano.

Pequeña conejita, vuelve al gremio, tenemos mucho de que hablar

Dando un suave salto, Rashta se apresura en ir hacía el camino que le llevaría hacía el gremio. Caminando tranquilamente, pronto escucho el relinchido de un caballo, y cuando alzó un poco la vista; lo vio. Un perfecto caballo de pelaje negro, con su jinete encima de él.

—¡Señorita!

Ella parpadeó varias veces, reconocía la voz que le había llamado.

—¡Derrick!— sonrió, sintiendo como sus mejillas se volvían de un tono rosado—. D-Digo joven duque

𝐑𝐚𝐬𝐡𝐭𝐚 𝐁𝐞𝐫𝐧𝐚𝐝𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora