𝟎𝟏𝟎| 𝐂𝐨𝐫𝐭𝐞𝐣𝐨 𝐀𝐝𝐞𝐜𝐮𝐚𝐝𝐨

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❝Imperio de Oriente❞

Reynold camina por los pasillos del palacio del sol. Lleva ropa de entrenamiento y una espada que servía para lo mismo.

El imperio de Oriente no era un problema, era un imperio admirable, y su regente; la emperatriz Navier era sorprendente, pero había un inconveniente, y ese era el emperador Sovieshu.

Desde aquel día donde lo conoció, se llevó la desagradable sorpresa de que el sujeto era una versión masculina de la antigua y traidora reina de Eorka. Era celoso, impulsivo y claramente no le gustaba estar lejos de la atención de las personas, e incluso, de la atención de Navier.

Mientras camina hacia el jardín, donde continúa sus lecciones de espada, se encuentra con los guardias que resguardan la seguridad de la emperatriz, saluda aquí y allá, Lady Laura le regresa el saludo con gracia y poco después, se encuentra en el jardín.

El aire fresco está rodeando su cuerpo, pero aquello no le importa, solo le importa el seguir practicando con su espada. Los movimientos de la misma son hábiles, de hecho, Reynold no lo nota, pero los guardias y la capitana de la misma lo observan.

Las palabras del emperador hacia el joven concubino de la monarca fue muy claro, no le agradaba.

Había alabado solamente su belleza, e incluso parecía ofendido de verlo, como si su presencia fuera sólo el recuerdo de lo que la monarca había decidido por su atrevimiento.

Los movimientos son ágiles, aquellos nobles que han acudido a pedir la ayuda de la emperatriz, se entretenienen viendo al joven noble, incluso ella desde la ventana de sj oficina, estaba fascinada con la figura que era su concubino.

Nunca antes habían visto al emperador practicar con la espada, era como si fuera un rasgo no necesario para él, algo que no necesitaba aprender a manejar, pero el joven noble, lucía tan natural que se creía que había nacido para manejar la espada.

Con el sudor en su cuerpo, Reynold permite que sus músculos se estiren provocando que se relajen, así que cuando gira para volver al interior del palacio, encuentra una audiencia que no había esperado.

—Su excelencia, nunca imagine que usted manejara la espada así— comentó el capitán de guardias, observando al joven concubino

—¿Eh? Oh, práctico espada desde los seis años, así que es lógico que sepa hacerlo— comentó Reynold, mientras evitaba que el sudor bajará por su rostro

—¡Entrene conmigo!

Muchos miraron al capitán con total sorpresa.

—¿Entrenar contigo?— preguntó sorprendido Reynold, notando como el capitán asentía y se quitaba la capa—. No veo porqué no

Muchos nobles se alejaron, pero no se perdían de vista a ambos espadachín. Sus movimientos eran fuertes, rápidos, el choque de las espadas provocaban suaves chispas y aunque ninguno de los dos poseía magia, muchos pensaban que realmente la poseían.

𝐑𝐚𝐬𝐡𝐭𝐚 𝐁𝐞𝐫𝐧𝐚𝐝𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora