𝟎𝟏𝟏| 𝐂𝐚𝐫𝐭𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐑𝐞𝐲𝐧𝐨𝐥𝐝

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Rashta había tomado bastante bien el hecho de tener que casarse y aunque no lo dijera, Winter sospechaba que era porque ella ya sentía algo por el Eckhart.

Esos días, habían estado yendo al ducado ya fuera a comer o a cenar y con la llegada de Penélope a la capital, el duque estaba emocionado.

Como todos los días, el duque los estaba esperando para comer, lucía feliz, pero al mismo tiempo miraba hacía la silla donde mayormente estaría Reynold.

Desde que el peli-rosa se había ido, el duque había estado preocupado por su hijo, no es que dudara de Reynold, sabía que él era muy inteligente y no dudaría en poner las cosas a su favor, pero por mucho tiempo, antes de que Ivonne pudiera volver, Reynold era el recuerdo que tenía de su esposa, con ese cabello rosa pálido y la inquietud que tenía, por las deidades, era como ver a Evelyn cuando hacía rabiar a los jardineros por poner semillas que no correspondían y en desorden, por lo que le era complicado estar lejos de uno de sus hijos.

—¿Padre?— La voz de Ivonne llega a él —¿Puedo pasar?

—Adelante querida

Ivonne aparece, lleva un bonito vestido azul con encaje blanco, lucía muy hermosa, tan similar a su madre que aún dolía haberla perdido.

—¿Ocurrió algo?

—Quería saber si Rashta podría quedarse a dormir— comentó ella, mientras jugaba con un listón que llevaba en su vestido —Es que Winter va a salir a una tarea encargada de su majestad, y quiero hacer una pijamada

—¿Y sus alumnos?— preguntó, recordando a los niños que el hijo de su mejor amigo, tenía

—Irán a donde Penélope, ¡Ha descubierto artefactos antiguos!

El orgullo que siente al escuchar eso, es similar al sentimiento de arrepentimiento que cargaba en él. Aunque Ivonne tenía una buena relación con Penélope, ni él, ni sus hijos varones, pudieron acercarse así con ella. Si bien, Reynold había avanzado mucho en su relación fraternal con ella, no era lo mismo, con Ivonne, veía que sus hijas eran unidas, Penélope no se negaba a nada de lo que Ivonne le pidiera, e Ivonne, ella gustaba de hacerle pequeños regalos a su hermana, pero cuando estaban ellos cerca, las cosas cambiaban. 

Penélope se colocaba una máscara de indiferencia y frialdad, una que ni siquiera bajaba cuando estaba el emperador, por lo que el duque solo podía pedir cada noche, que su hija le perdonará.

Sabía que era egoísta ante aquel gesto, Penélope no podía perdonarlo tan fácilmente, ni mucho menos cuando, escuchando a escondidas a sus dos hijas, supo que incluso en otro mundo, uno de donde había reencarnado; él seguía siendo un mal padre. 

La noche llega, no cena en el comedor porque solo sería él, por lo que se apresura a comer en el estudio y mira la pila de cartas que han llegado. Algunas de ellas, son mayormente propuestas para Ivonne, pocas son para Penélope, lo que agradece mucho, pero aun así, le duele. Nunca ha llegado una carta de su hijas más joven para él. 

Mira cada una de ellas, hasta que encuentra una invitación al año nuevo, en el imperio de Oriente, donde su hijo esta viviendo. La invitación era por parte de la emperatriz y adjuntada, iba una carta de su hijo, quien le decía que los extrañaba y esperaba poder mandarles más cartas pronto. 

Y dicho y hecho, las cartas comenzaron a llegar. En la mayoría de ellas, aseguraba estar bien, les contaba que la emperatriz era una persona de carácter frío, sería, pero que también era alguien muy insegura, muy alegre, y que parecía que solo él, tenía dicho privilegió. 

Les contaba que había estado ayudando al orfanato y a los pequeños consultorios que había por el imperio, donde el dinero del emperador no llegaba, e incluso, comentaba estar haciendo el trabajo de él, pues se lo dejaba todo a su emperatriz, faltaba decir menos que ninguno de ellos estaba feliz con eso último, pero también estaba orgullosos de saber que Reynold tenía la inteligencia para hacer dichas tareas, también agradecía los regalos que llegaban tanto para él como para ella.

Mientras se preparaban para el viaje a Oriente, el duque se quedaría al frente del imperio con Cedric Porter a su lado. Si bien el ayudante podía ir, Penélope intervino por él, le había reprochado al emperador que no le parecía justo que el joven marqués fuera haya, cuando el duque se quedaría solo con Pennel. 

Rastha observó con curiosidad los nuevos vestidos que su hermano le había mandado a pedir

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Rastha observó con curiosidad los nuevos vestidos que su hermano le había mandado a pedir. Sabía de la invitación al imperio de Oriente, si bien al principio estaba asustada por su pasado, las palabras de su familia la hicieron sentir tranquila. 

Con sus papeles de identificación en una pequeña maleta que su hermano ocupaba cuando viajaba a un lugar lejano; así que mientras veía a las doncellas correr de un lado al otro y guardar sus pertenecías, miro a la ama de llaves, Teresa. 

—¿Nana?— llamó, haciendo que la mujer la mirara, ya acostumbrada a que le llamará así —¿Vendrás con nosotros?

—Me temo que no querida— negó ella mientras le daba una sonrisa y en una pequeña bolsa de viaje, metía los broches que poseía —En la carta, la emperatriz ha expresado que todos tendrán doncellas para servirles y guardias 

—Pero...

Las palabras de Rashta se pierden cuando la mano de la mujer acaricia su mejilla, era un gesto que había desarrollado ambos adultos hacía ella. Frotaban sus mejillas y le hacían sentir como una bebé a la que tendrían que cuidar. 

Winter, su hermano hace su aparición de pronto, lleva una carta en sus manos, misma que se la entrega a ella, haciendo que la mire y con cuidado la abra. Era de Reynold. 

Querida Rashta.

Lamento mandarte una carta por separado, se que padre te mantiene actualizada respecto a mis cartas, pero quería pedirte un favor. 

Como sabrás, Penélope será presentada como princesa heredera, por lo que Ivonne, Lady Arí, Lady Serena y tú, serán presentadas como sus damas de compañía. El favor que te quiero pedir, es que mantengas la atención de mis hermanas en ti. No he conocido a la amante del emperador, pero dicen que es alguien cruel y Penélope no es la persona más tranquila cuando maltratan a alguien, por lo que puede explotar, e Ivonne es muy dulce de corazón. 

Se que te estoy pidiendo mucho, pero a diferencia de nuestros hermanos e incluso su majestad, eres la persona que podría controlarlas, mantenerlas a margen. 

Espero verte y verlos pronto; prometo que te comprare un pan de chocolate cuando lleguen. 

Con cariño.
Reynold.

Rashta relee la carta varias veces y asiente. Escribe una carta rápido y le pide a su confundido hermano que se la haga llegar a Reynold, dónde le dice que hará lo mejor que pueda. 

𝐑𝐚𝐬𝐡𝐭𝐚 𝐁𝐞𝐫𝐧𝐚𝐝𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora