capitulo 5

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Lo que presentía como una jornada aburrida se convirtió en un día genial. Toda la tensión que había entre los dos empezaba a desaparecer y Yoongi estuvo divertido y ocurrente. Las chicas sólo dedicaron un par de horas a sus compras para después encaminarnos a la playa. Comimos hamburguesas tirados en la arena mientras nos reíamos a carcajadas, bebimos, bailando al son de un grupo de música local y nos quedamos dormidos mientras el arrullo de las olas nos traía la brisa templada.

Yoongi estuvo todo el tiempo pendiente de Jinjoo, como un esposo recién casado y locamente enamorado: la besaba, la abrazaba, la sentaba entre sus piernas, apartaba el cabello negro de sus ojos... Por lo que poco a poco, las brumas de la noche anterior se fueron desvaneciendo y todas mis angustias se disiparon.

Yo, al fin, pude disfrutar de Siyeon. Estaba feliz, conmigo y con su amiga a su lado, lo que me llenaba a mí de dicha.

Al atardecer volvimos al hotel, entre risas y bromas, pues ellas tenían un nuevo evento en la hermandad.

―Me da pena no cenar esta noche contigo―me dijo mi chica mimosa en el ascensor, mientras los cuatro subíamos a nuestras habitaciones.

―No pienso comer nada más―respondí―. Dos helados, un hot dog y una hamburguesa, más la mitad de la tuya, son mi límite por hoy.

―Di que sí, amigo―comentó Yoongi, que había estado besando a Jinjoo mientras el ascensor se detenía.

―¿Qué harás entonces?―volvió Siyeon a la carga―. Es temprano. Me sentiré miserable si soy la culpable de que te encierres el resto de la tarde en la habitación.

―Subiré al gimnasio a estar un par de horas. No te preocupes por mí.

―¿Has estado ya?―me preguntó Yoongi―. ¿Está bien?

―Esta mañana y está muy bien. Hay de todo.

―Quizá me lo piense y te acompañe.

Por un momento mi corazón se aceleró, pero conseguí controlarme. ¿No tenía ya pruebas suficientes de que lo que había sucedido era algo anecdótico?

―Ven si quieres. Podemos competir. Será divertido.

No hablamos más. Llegamos a la habitación y mientras Siyeon se vestía me arrojé en la cama y chequé los deportes en la tele. Antes de marcharse, mi chica se tumbó encima de mí. Olía de maravilla, tanto que lamenté que tuviera que marcharse en vez de quedarse conmigo para hacer el amor.

―Estás preciosa. Espero que no tenga que batirme en duelo con ningún tipo.

―Te tendré al tanto si es así.

Me besó.

―Si sigues encima de mí no voy a tener más remedio que hacerte el amor.

Saltó de la cama riendo.

―Ni se te ocurra. Ya llego tarde. Jinjoo lleva un rato esperándome en el vestíbulo.

Nos despedimos con más besos y al final me quedé solo. Si no me espabilaba terminaría adormecido. Así que me desnudé, me puse unos pantalones cortos de deporte y una camiseta y me dirigí al gimnasio que estaba en la planta superior, con unas impresionantes vistas.

Yoongi ya estaba allí, subido en la cinta. No había nadie más.

―Llegas tarde―me dijo con una sonrisa―. Llevo quince minutos de ventaja. A ver cuánto aguantas.

―Te voy a machacar, no lo dudes.

Echamos un rato agradable. Hablamos de deporte. También de su trabajo. Contamos algunos chistes y mientras nos ejercitábamos con máquinas y pesas, charlamos de cuánto nos había costado llegar a donde estábamos y qué perspectivas teníamos de futuro. Él me dijo que quería quedarse a vivir en Europa, era un lugar llenos de oportunidades para alguien con su formación. Yo le confesé que quería montar mi propia empresa y construir casas de madera.

Married 💍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora