Dormí tan profundamente que ni siquiera me percaté de cuándo había regresado Siyeon. Por algún motivo incomprensible que iba más allá del simple agotamiento físico, mis actividades ilícitas en vez de torturarme lograron darme paz.
El sol se había alzado cuando me despertó la delicada mano de mi novia acariciando suavemente mi polla. Sonreí. Como cada mañana me despertaba duro. Aquella caricia tímida era su señal cuando quería sexo matutino. Y yo jamás rechazaba una propuesta de mi chica en ese sentido. Me giré, hasta ponerme encima de ella.
―Buenos días―le dije tras un beso.
―Hacía tiempo que no te veía tan descansado.
―Me está sentando bien este viaje. ¿Cuánto tiempo tenemos para..?
No pude terminar, porque el móvil de Siyeon sonó con un mensaje.
―Es Jinjoo―puso aquel mohín de disgusto que me encantaba―. Cariño, lo siento―se disculpó―. Tendremos que dejarlo para esta noche. Pero te aseguro que te compensaré.
Le dije que no pasaba nada. En otra ocasión me hubiera molestado. Quizás hubiéramos tenido una pequeña discusión, pero aquel día no, porque sabía que tenía a Yoongi para satisfacerme.
Mientras ella se vestía yo me di una ducha rápida. Bajamos de la mano a desayunar. Ella estaba tan preciosa como siempre. Yo con jeans y camisa.
Yoongi y Jinjoo ya nos esperaban a la mesa. Se hacían mimos, aunque en verdad siempre estaban iguales: besos y risas. Sentí algo extraño. ¿Celos? Era imposible. Nuestra relación era sólo carnal.
―¿Qué tal han dormido?―preguntó Yoongi a ninguno de los dos en concreto, aunque noté que esquivaba mi mirada.
―Con dolor de cabeza―contestó Siyeon―. Ayer bebimos más de la cuenta.
“¿Y tú, Jungkook?”
―De maravilla. Necesitaba descansar.
No volvió a prestarme atención. Cuando decía algo, se refería a todos y en ningún momento del desayuno volvió a cruzar su mirada con la mía. Siyeon trajo algo de desayunar para los dos y como era su costumbre se sentó a mi lado, aunque poniendo una pierna sobre mi muslo.
―¿Qué tienen pensado hacer hoy?―nos preguntó a Yoongi ya mí.
―Supongo que dar una vuelta―lo miré a él para que me apoyara y el argumento sonara consistente.
―Nada de eso, amigo. He alquilado un barco.
―¡Es fantástico!―exclamó Siyeon, que se sentía menos culpable por dejarme de nuevo abandonado.
―¿Sabes manejar uno de esos?
―Ya te dije que Jeju era mi segunda casa.
―Tengan cuidado―intervino Jinjoo―. Jungkook, que no se aleja demasiado de la costa.
―Tranquila que no nos fugaremos del país, si es eso lo que te preocupa―respondió por mí su marido.
Rieron todos, menos yo, que no sabía muy bien a qué atenerme.
―¿Has navegado alguna vez, Jungkook?―me preguntó Jinjoo.
―Soy de tierra firme. A lo más que he llegado es a pescar en un pantano en el bote de mi tío.
―Entonces será una experiencia inolvidable. Yoongi sabe cómo pasar un buen rato.
«Seguro que sí» , pensé.
―Habrá que llevarse algo―le dije, incómodo porque no me lo hubiera consultado antes―, algunas latas y sándwiches. Si quieres me encargo yo de eso. Creo que a bordo voy a ser completamente inútil.
―Ya te daré algo con lo que puedas entretenerte, no te preocupes.
Me ruboricé ante aquel comentario. Esperaba que Siyeon no se hubiera percatado.
―¿Bañador y camiseta?―añadí para apartar la atención.
Yoongi se acercó a mí y me susurró al oído contrario al que se sentaba mi novia.
―Te pongas lo que te pongas te va a durar el tiempo en que nos alejemos de las costa, te lo garantizo.
Mi rostro se puso rojo y noté cómo mi polla se sacudía ligeramente dentro de los pantalones.
―¿Qué cuchichean?―pregunto Siyeon, divertida, que se había percatado de mi rubor―. Y no me dicen que cosas de chicos.
―Le decía a tu novio que en alto mar no te tendrá a ti para pararle y he cargado la despensa de cerveza helada.
―Yoongi, prométeme que no harás locuras―Jinjoo intentaba ponerse seria, pero lo seguiría aduras penas.
-Te lo prometo.
―Hablo en serio.
―Te prometo que Jungkook y yo haremos lo posible por pasarlo bien, como dos buenos amigos, ¿verdad?
Trague saliva y asentí. Noté la mano de Yoongi en mi muslo libre, por debajo del mantel, subiendo peligrosamente hacia mi paquete y muy cerca de la pierna de Siyeon.
―Será mejor que nos vayamos―dije levantándome y casi dejando caer a mi novia.
―Tienes prisa por hacerlo, ¿verdad?―Yoongi me guiño un ojo―. Yo también. No sabes cuantas.
Las chicas se despidieron con otro puñado de consejos. Siyeon se colgó de mi cuello y me dio un beso largo y apasionado. Cuando abrí los párpados vi a Yoongi mirándome, con los ojos cargados de lascivia.
Las dejamos en la puerta del hotel, donde las recogió un taxi.
Yoongi y yo fuimos a cambiarnos. Nos quedó un largo e intenso día por delante. Dejamos pasar un ascensor porque había una pareja que hubiera subido con nosotros. Al fin solos, mientras el cubículo ascendía, Yoongi me dio un largo beso y metió la mano dentro de mis pantalones.
―Si las chicas hubieran tardado un minuto más en irse te la hubiera tenido que tocar con ellas delante.
―¿El segundo punto clave de todo esto no era la discreción?―le dije mientras le dejaba jugar con mis huevos.
―Sí, pero es que tú aún no te has enterado de cómo de cachondo logras ponerme. Te doy dos minutos para cambiarte. Te esperaré abajo.
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Married 💍
RomanceUn código con tres reglas: discreción, una relación corta, y no enamorarse. ¿Podrá Yoongi seducir a Jungkook? ¿Podrá introducirlo en su juego, donde hombres casados disfrutan de sexo con otros hombres? ¿Podrá evitar enamorarse?