capitulo 6

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Me encontraba confundido, atrapado por sentimientos encontrados. Por una parte mi cabeza rechazaba lo que estaba haciendo, pero por otra mi cuerpo se complacía con estos nuevos y excitantes descubrimientos. ¿Me había vuelto gay? ¿Eso era lo que me estaba pasando? ¿Lo había sido toda mi vida sin darme cuenta? No podía ser. Jamás me había atraído ningún hombre, sin embargo, con Yoongi, después de la mamada... ¡Joder! Me lo follaría otra vez en ese mismo momento.

Esta vez no había mediado el alcohol. Había sido plenamente consciente cuando me había tirado a un hombre en la ducha de un gimnasio. Y lo que era más desasosegador: lo había disfrutado como nunca en mi vida.

Aún tembloroso por la intensa experiencia de sexo con Yoongi, fui a mi habitación únicamente para cambiarme. Me puse unos pantalones, una camisa de algodón y en chanclas bajé al bar del hotel.

Yoongi ya me esperaba en una de las mesas más apartadas. Al parecer era más rápido que yo en casi todo.

―He pedido un whiskey doble y otro para ti.

Asentí y me senté a su lado. En verdad me daba igual lo que bebiera. Lo que necesitaba era hablar. El bar estaba vacío porque era la hora de la cena. Mientras el camarero nos servía me dediqué a analizarlo.

Su cabello se mostraba despeinado. Llevaba una camisa parecida a la mía, ligera, de color blanco, desabotonada hasta mitad del pecho, a través de la que se veía un colgante de piel y cuentas. Pantalones cortos y sus sempiternas chanclas. Seguí con la vista la línea de sus piernas desnudas, me detuve en su paquete, donde creí apreciar el bulto que formaba su gruesa polla, lo que me hizo entender que no llevaba ropa interior. Continué por su pecho, hasta detenerme en sus ojos. Me estaba mirando fijamente, con los labios ligeramente abiertos y húmedos. Lo deseé de nuevo en ese preciso momento, lo que otra vez me llenó de confusión.

―No sé qué me pasa―le confesé sin apartar la mirada.

―Que te has acostado con un hombre, amigo mío.

―Pero sigo sin comprender por qué ha pasado. No soy gay. Me vuelven loco las mujeres. Amo a Siyeon. Ayer podía echarle la culpa al alcohol, pero hoy... Lo deseaba tanto como tú.

―Yo tampoco soy gay. Sólo que me gusta que me follen algunos hombres.

―¿Algunos hombres?

―No todos―bajó la voz y se acercó un poco―. He tenido sexo con cuatro o cinco tipos en toda mi vida, nada más. Exactamente no sé cómo sucede. De pronto aparece un hombre que me gusta y necesito estar con él.

Recordé lo que me había contado mientras follábamos.

―¿Me viste en un foto?

Dio un trago a su copa y se humedeció los labios con el whiskey.

―Me la enseñó Jinjoo. Se la había mandado tu novia para presumir del pedazo de hombre con el que estaba empezando a salir. En cuanto posé los ojos sobre la imagen me latió con fuerza el corazón. No sólo eras el hombre más guapo y apetecible que había visto en mi vida, sino que había algo en ti... No sé... Desstilabas sensualidad. Cuando me quedé solo te busqué como un loco por internet. Debía de haber información tuya por algún lado y necesitaba ver más fotos, saber más de ti, entablar contacto. Ya he visto que no estás en ninguna red social, pero Siyeon sí. Había fotos tuyas por doquier. No fue fácil, pero convencí a Jinjoo de volver a Corea por un largo fin de semana, la convencí de que quedara con Siyeon y con su novio. No podía aguantar ni un segundo más sin verte, porque no sabes cuántas pajas me he hecho estos meses pensando en ti.

Me sentí como el ganado que se selecciona para ir al matadero.

―Deja de hablar así―le dije con dureza.

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