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No era fácil mirar a los ojos a ese hombre, porque Jimin aún sentía miedo, un miedo que creyó haber olvidado con el transcurso de los años, un miedo que lo llevó a irse de ese lugar, más sabiendo que aquel hombre fue enviado por su padre a quien amaba con todo su ser, y el cual siempre lo había hecho sentir como un hijo amado.

Sabía que Jackson despreciaba todo lo que no fuera de “macho” como le llamaba él, pero jamás, nunca pensó que lo castigaría como a un animal, lo encerraría en el potrero y lo dejaría por tres días mientras ese hombre de ojos azules lo azotaba. Ese día dejó de ser un hijo, y él dejó de tener un padre.

Pero, él no mostraría ese miedo a ese hombre con el que había soñado interminables noches, asustado. Lo había marcado como a un animal, pero él igual había hecho su parte, porque pese a sufrir tres días no se la hizo fácil. Su rostro tenía la evidencia de eso. Parte de su oreja no estaba. Pero no podía evitar que su cuerpo temblara  y trataba con todas sus fuerzas de que su voz no se quebrara y sus ojos no se llenaran de lágrimas.

– Buenas tardes, señor… —carraspeó Jimin —. Disculpe, han pasado varios años, no puedo recordarlo. — ¿Usted es?

El hombre arrugó el ceño con cara de enfado, pensando que Jimin jamás se olvidaría de él, por lo que había hecho. No se dio cuenta del nerviosismo y lo acongojado que estaba Jimin detrás de esa imagen de hombre fuerte e imperturbable, pero Jungkook sí.

— Müller, — le dijo – John Müller

— ¡Ah! — dijo Jimin fingiendo mostrarse avergonzado por no recordarlo. — ¿Usted trabajó para Jackson?

— ¿De verdad no me recuerdas, niño?

Jimin murmuró y se tomó la cadera con una mano y con la otra apretó sus labios en signo de estar pensando. Gesto que irritó de manera evidente al hombre frente a él, y lo sabía. Cualquier tipo de gesto de esa índole perturbaba a ese hombre cruel. Jimin se rio en su interior y lo miró por el borde de los ojos — ¿Usted trabajaba para Jackson o no? Ahora lo recuerdo — y sonrío coquetamente — domaba las bestias —  resopló sarcásticamente, haciendo que su mechón de cabello en la frente se mueva un poco. El hombre lo miró con ojos abiertos — Como la que le arrancó parte de la oreja, — dijo Jimin ya con el rostro, sin nada de diversión.

El hombre se acercó evidentemente enojado, con una mueca de asco en su rostro.

Jungkook se acercó a Jimin, este lo miró de reojo, Jungkook hizo una tentativa de tomarlo de los hombros y sintió un cálido roce por encima de su camisa.

El hombre frenó al ver a Jungkook junto a Jimin y sonrió — Sigues con tus mismos gustos —  se atrevió a decir el hombre llamado John con una cara de asco que se podía descifrar a kilómetros, una mueca demasiado desagradable.

— Mis gustos no son de su incumbencia — terminó diciendo Jimin en tono duro y frío como el hielo. Mirándolo como un asesino, porque eso quería, arrancarle la sonrisa de su asquerosa cara.

— Necesitamos arreglar a nuestros caballos para la competencia, señor Müller, — dijo Jungkook, evidentemente molesto, con cejas arqueadas —. Por favor, váyase de aquí. 

El hombre lo miró con el ceño más fruncido aún. — Nos volveremos a ver, señor Park.

Jimin hizo una pequeña reverencia y giró su rostro para encontrarse con un Jungkook preocupado.

— ¿Y ese imbécil quién es? —Dijo con tono seco, preguntando a Jimin, sin quitarle los ojos de encima a aquel hombre. No le gustó nada lo que escuchó, en realidad saber ciertas cosas de Jimin lo desconcertó mucho.

Jimin sacó la mano de Jungkook con un movimiento rápido de hombros. 

— No necesito que me protejas de nada, Jungkook, puedo arreglarme solo como siempre.

INDOMABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora