7.|BLANCA|

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Despierto con dolor de cuello y un horrible dolor de cabeza

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Despierto con dolor de cuello y un horrible dolor de cabeza.

Y entonces me golpean los recuerdos de lo que hizo Lidia anoche, estoy segura de que no lo soñé eres hermosa y sus labios en mi frente.

Eso no pudo ser un sueño. Me levanto como puedo, me coloco los zapatos que estoy segura de que ella también me quitó, tomo mi bolso y subo a dónde está su habitación, le echo una mirada rápida a la habitación de Román.

Parece que ambos duermen, saco la pequeña libreta de mi bolso, tomo una pluma y escribo una nota para Lidia tú también eres hermosa

Abro la puerta de su habitación lentamente, no quiero que despierte Lidia o peor aún Román.

¿Qué le digo si me ve en la habitación de su esposa?

Observo a Lidia dormir con un pijama ligero, solo es un short de seda y una blusa de tirantes. Dejo la nota sobre su mesa de noche, busco su saco por qué sé que allí guardó la llave.

—Aquí estás— susurro.

saco la llave, le echo una última mirada a Lidia y salgo de su habitación.

Dios, que hermosa es.

Salgo de casa de Román y tomo un taxi, tengo que ir por mi auto a ese bar, después a casa a ducharme y por último a la oficina.

Llego a casa y voy directo a la ducha sé que un buen baño, me hará sentir mejor.

Termino de hacerlo, me visto para ir a trabajar, Pero antes debo darle de comer a mi pequeño gato.

Le sirvo un poco de comida y lo acarició un poco—Luna pequeña, volveré más tarde— me ignora como siempre y me marcho.

***

Llego a la empresa y primero que nada tengo que hacer una cosa antes de perder la cabeza.

Voy a la oficina de Lidia, toco su puerta, murmura un «Adelante» abro la puerta entro, le coloco seguro a esta y camino hacia Lidia.

—¿Leíste mi nota? —pregunto.

—Si, aunque no pude interpretarla muy bien— dice— no sé a qué te refieres.

— Sé que no lo soñé, Lidia, sé que me besaste y dijiste que soy hermosa— sonrío y puedo notar nerviosismo en ella.

— Creí que dormías— se rasca la frente y esquiva mi mirada— Lo siento.

—¿Qué es lo que sientes? —me acerco a ella, la jalo ligeramente del brazo, poniéndola de pie— ¿Besarme o decir que soy hermosa? — digo en modo juguetón, la acercó a mí, colocando mis manos en su cintura.

—Todo lo que hice— responde.

—No te disculpes, fue lindo—murmuro.

—No, no lo fue.

LA ESPOSA DE MI MEJOR AMIGO (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora