Salgo de la oficina, sintiendo que echo humo por las orejas no puedo creer que Blanca se fuera con esa chica.
Abro la puerta de mi auto me meto de golpe y la azotó con fuerza, Román se sube al asiento de copiloto y ríe sarcásticamente.
Me abrocho el cinturón de seguridad y arranco sin darle tiempo a Román de ponerse el suyo.
—A veces me das un poco de lastima, Lidia—murmura Román.
No respondo y sigo manejando.
—La única explicación a qué accedieras a todo esto es por qué estás enamorada—niega con la cabeza y mantiene esa sonrisa arrogante. —y mírala a ella, se va con esa chica, no me imagino lo rico que se la deben de estar pasando.
Aprieto el volante con fuerza, mientras me hago un sin fin de escenarios en mi cabeza.
—Estás sacrificando tu felicidad por ella y mira lo que hace—murmura—Aunque bueno, esa chica y Blanca, tienen historia—se acomoda en el asiento para ver mi reacción—Blanca una vez me dijo que esa chica es muy caliente en la cama...
—¡Basta, Román!—grito—Basta, detente con esta mierda, ¿Quieres provocar un accidente? ¿Ah?— le echo una mirada rápida—ella puede hacer lo que quiera y si tanto te preocupa mi felicidad, entonces le diré todo a Blanca y que pague las consecuencias al final ya me abriste los ojos ¿No?—sonrío—no lo vale— me detengo en un semáforo y Román me toma el rostro con fuerza.
—Ni se te ocurra hacer una estupidez—me amenaza.
—¿Ah no? ¿Y por qué? —lo encaro— Blanca fue muy generosa al darte ese empleo aún con una carrera trunca, Román, pero cuando todo se sepa no solo caerá ella, también tú, ¿nunca te has puesto a pensar en todo lo que vas a perder con este juego estúpido? ¿Ah?
—Inténtalo, anda ¡Hazlo—me grita—quiero ver.
Sus palabras me taladran y me hacen pensar quien en realidad estaría perdiendo más en todo esto. ¿Román? ¿Blanca? ¿Oh yo? Y si Blanca haría algo así por mí. Hoy simplemente la Vi irse con esa chica, aunque... ¿Que más haría? Si yo le hice creer que mi matrimonio feliz es real.
—Solo quiero que me dejes en paz Román, ya hice lo que me pediste ¿Que más quieres?—susurro con voz calmada por qué ya no tengo fuerzas para discutir —¿Que fue lo que te hice para que hagas esto?—Román me mira con seriedad como si ese corazón de hielo se estuviera derritiendo.
Frunce el ceño y aparta la mirada.
—Solo es para demostrarte que yo siempre gano—murmura sin mirarme—llámalo machismo o como quieras, un día se terminará esto Lidia, Pero hasta entonces harás lo que yo diga.
—¿Y si ya no quiero seguir?—pregunto—¿Pondrás un arma en mi cabeza para que continúe? quien te garantiza que el día de mañana no me canse de está mierda y simplemente me vaya ¿Ah?
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LA ESPOSA DE MI MEJOR AMIGO (Sin Editar)
Любовные романыBlanca Ávila, una mujer empresaria dedicada, siempre había considerado que los asuntos personales de los demás no eran de su incumbencia. Sin embargo, todo cambió una noche de copas cuando, inesperadamente, se sintió atraída por Lidia, la esposa de...