13.|BLANCA|

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Llego a mi empresa de muy buen humor, pienso en las miradas de Lidia en su sonrisa y suspiro

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Llego a mi empresa de muy buen humor, pienso en las miradas de Lidia en su sonrisa y suspiro. Moría de ganas por llegar aquí y verla.

Le enseñaría esas fotos de Román con esa mujer y todo su teatro se vendría abajo.

Ese cabrón no cambia.

 Esta vez no había escapatoria de ningún modo seguiré creyendo en su matrimonio con Román.

Llego a mi oficina y le sonrío a Arax.

— Arax — me detengo en mi puerta.— Cuando llegue Lidia dile que la quiero en mi oficina con lo que le pedí ayer, por favor.— solo quiero verla así que miento un poco— Que sea eso su prioridad ¿De acuerdo?

—Claro que sí, Blanca—me sonríe con complicidad.

Se que algo debe saber de lo que paso, entre Lidia y yo, ellas dos siempre están juntas y Lidia parece cómoda teniéndola a su lado, sin embargo, no quería interrogarla.

Entro a mi oficina aún con esa sonrisa en mi rostro, dejo mi bolso sobre el escritorio y me dejo caer en mi silla.

 Doy un par de giros en esta y sonrío.

 Comienzo a hacer trabajo y le escribo un mensaje a Paula. 

Ayer dijo que hoy no vendría, aunque eso no significa que no podamos hablar, ella ha sido de gran ayuda en esto.

 Aunque para ser sincera no le tenía nada de fe.

Pasan un poco más de cuarenta minutos y Lidia no llega a mi oficina, me desespero un poco, me pongo de pie, salgo y voy con Arax.

—Arax — murmuro —¿Y Lidia?

—No ha llegado, Blanca— Arax mira su reloj y yo hago lo mismo— es muy tarde.— asiento y pienso un momento.

— ¿Y Román? — pregunto.

—Pues... él no es de este piso, aunque ya que lo mencionas no lo he visto llegar— me dice— por lo regular llegan juntos, no siempre, Pero la mayoría de las veces si— asiento— quizás el guardia lo vio.

—Iré con él— murmuro— intenta comunicarte con ella— digo, esta vez si necesito el trabajo que le pedí ayer.— llego hasta donde el guardia, me mira y sonríe— Juan— lo llamo— ¿Román llegó?

—No, Señora— me responde— Tampoco la señorita Lidia— asiento.

Ambos no vinieron lo que se me hace extraño es que Román no avisará. Él nunca falta.

—Gracias, Juan.

Regreso a dónde Arax y le pregunto si ya contacto a Lidia, me dice que su teléfono la manda directo al buzón y que, si quiero que contacte a Román, le digo que no y me meto directo a mi oficina.

Tomo mi teléfono y llamo a Román.

 
No contesta tampoco y vuelvo a hacerle una última llamada.

LA ESPOSA DE MI MEJOR AMIGO (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora