¡Bienvenidos a Asfil!
Aquí tenemos ferias sangrientas, Wi-fi, y chicos y chicas que se pueden obsesionar contigo
—¿Damián? ¿Quién es Damián?
Yo, Padme Gray, estoy fría y tiesa en la cocina de la que parece ser mi casa, frente a la mesa de comer, en donde mi madre está sentada, porque le acabo de preguntar: «¿Mamá, en dónde está Damián?».
Y eso de: «¿Damián? ¿Quién es Damián?», ha sido su respuesta.
Una que, a ser sincera, no comprendo.
De hecho, es tanta mi confusión que solo puedo mirarla con pasmo. Hasta mi cabeza se mueve en incredulidad y negación, porque no le veo nada de sentido a que ella parezca no reconocer el nombre de nuestro vecino, ese que incluso visitó esta casa una vez y habló con ella.
Incluso quiero reconocer que es una mentira suya, pero lo que veo en su cara parece genuino: una sutil confusión que da la impresión de que no entiende de qué demonios le estoy hablando.
Pues ambas estamos igual.
Pero... esto no es posible. De nuevo, ¿cómo no va a saber quién es Damián?
Como sea, en estos momentos todo es muy confuso y extraño porque como ha dicho ella, todo parece indicar que desperté de un sueño. No, en realidad es bastante abrumador porque quiero entenderlo y tenerlo claro para asegurarle que no es cierto.
Pero... solo recuerdo cosas diferentes que no concuerdan con el sitio en el que estoy parada. De modo que mi corazón late con miedo y mis nervios están de punta. Mis sentidos se sienten sobre estimulados y mi alrededor parece vertiginoso y desencajado.
Hasta siento que estoy pensando en una perspectiva diferente, nueva...
Así que solo necesito respuestas. Solo necesito entender qué pasó y qué pasa.
Y más importante: ¿en dónde está Damián después de lo que yo le hice?
—Acabo de ir a su casa y una señora que nunca he visto en mi vida me dijo que nadie vive allí desde hace años por lo que pasó —le cuento con la voz igual de rápida que mi respiración, ignorando su aparente desconocimiento—. ¿A qué se refería?
—¿En esta calle? —Mi madre hunde las cejas, manteniendo ese aire de «no sé sobre esa persona».
—Sí, pero que nosotras sepamos nunca pasó nada allí —sigo igual de acelerada a pesar de que de nuevo no la comprendo—, y sí, admito que parece abandonada, pero, ¿cómo pudo llevarse sus cosas y a su madre tan rápido?
—Pero, ¿de quién hablas? —Ella vuelve a preguntar entre mis palabras.
—¡De Damián, mamá! —suelto con exasperación y obviedad sin poder controlarme, golpeando mis palmas contra la madera de la mesa en la que está sentada—. ¡El chico que vive a unas casas de aquí! ¡Tú lo conoces! ¡Vino a esta casa! ¡Cenó aquí! ¡¿Por qué actúas como si no lo conocieras?! —Pero aunque quiero una respuesta a eso, sé que hay algo más importante, así que rápidamente y con urgencia rodeo la mesa y llego hasta ella. Me agacho a su lado. Súbitamente, bajo el tono por precaución—: Escucha, pasaron cosas malas. Yo herí a Damián. Quise matarlo porque el Hito lo consumió, y si é-él sobrevivió vendrá por mí a vengarse porque no tiene consciencia, así que estoy en peligro y tal vez tú también. Entonces necesito que me digas la verdad. Mientras yo estaba... dormida como dices, ¿él vino aquí? ¿Fue él quién me trajo y me dejó en mi cama? ¿Lo viste? ¿Te amenazó? ¿O fue alguien más? ¿Dijeron que van a matarte o...?
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DAMIÁN - PARTE 2 © [subtítulo pendiente]
Paranormal¿Y si nada terminó con la pregunta? «¿Damián?, ¿quién es Damián?» Eso es lo último que Padme Gray recuerda, junto al hecho de que despertó de nuevo en su casa, en donde las cosas y las personas parecen estar en sus antiguos sitios. El retorcido p...