Prólogo

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El frío mordía los huesos de North Yankton mientras el Escuadrón MkIV se preparaba para su asalto más audaz hasta el momento. Con DMT liderando la carga, su Sable de Luz Morado irradiaba una débil luz en la oscuridad del invierno, mientras que el Revólver Navy descansaba en su cadera, listo para ser desenfundado en cualquier momento.

Jachako, con su capacidad única de transformación genética, se preparaba para desatar todo su potencial, mientras Cristolio ajustaba sus pistolas duales, cada una equipada con afilados arpones capaces de perforar cualquier defensa. Fraxx, silencioso y concentrado, sostenía su Sable de Luz de doble hoja, listo para defender al equipo de cualquier amenaza que surgiera.

Con sus habilidades combinadas y determinación férrea, el Escuadrón MkIV se abalanzó sobre el banco de North Yankton, listo para desatar el caos y hacerse con el botín deseado.

El frío de la noche envolvía el bullicio de North Yankton cuando el Escuadrón MkIV se abalanzó sobre el banco, con DMT a la cabeza.

DMT: (susurra) Manténganse alerta, chicos. No sabemos qué nos espera dentro.

Jachako: (con determinación) Estoy listo para lo que sea. Siempre y cuando no me hagan transformarme.

Cristolio: (con una sonrisa siniestra) No te preocupes, amigo. Guardaré los trucos genéticos para otra ocasión.

Fraxx: (en silencio, pero con determinación en sus ojos) No necesito decir mucho. Mi sable hablará por mí.

Adentrándose en la penumbra del banco, encontraron a los rehenes temblando de miedo mientras los guardias intentaban contenerlos.

Guardia: ¡Quieto! ¡No den un paso más o disparamos!

DMT: (con calma) Bajen las armas, no queremos herir a nadie. Solo queremos el dinero.

Los rehenes observaban con temor mientras la tensión en la sala crecía con cada segundo que pasaba.

Las manos de los miembros del Escuadrón MkIV estaban firmes sobre sus armas mientras avanzaban por el banco, con la determinación de cumplir su misión.

Cristolio: (con un gesto rápido) No hagan movimientos bruscos, amigos. Solo queremos lo que nos pertenece.

Fraxx: (observando con atención) ¿Escuchas eso? Hay algo detrás de esa puerta.

Jachako: (con cautela) Tenemos que mantenernos alerta. Podría ser una emboscada.

DMT: (asintiendo) Manténganse en posición. Vamos a investigar.

Con pasos cuidadosos, el equipo se acercó a la puerta, preparados para lo que pudiera esperarlos al otro lado. La tensión en el aire era palpable mientras se preparaban para enfrentarse a lo desconocido.

En el interior de la caja fuerte, se encontraron con un guardia que los miraba con furia, su arma en mano y listo para enfrentarlos.

Guardia: ¡Alto ahí! ¿Quiénes son ustedes y qué están haciendo aquí?

DMT: (fríamente) Lo siento, amigo. No podemos dejar testigos. Al menos, aquí no.

Antes de que el guardia pudiera reaccionar, DMT desenfundó su Revolver Navy y disparó certeramente al guardia, silenciando cualquier intento de resistencia. El eco del disparo llenó la habitación mientras el equipo continuaba con su misión, sin mostrar ni un ápice de remordimiento.

Con el sonido de las sirenas de la policía cada vez más cerca, DMT sintió la urgencia de actuar. Fraxx le informó sobre la presencia del ejército fuera del banco, y en ese momento, DMT recordó el plan de contingencia que habían preparado.

Traiciones Y Redenciones: La Historia Del Escuadrón MKIV Donde viven las historias. Descúbrelo ahora