Traiciones Y Redenciones: La Historia Del Escuadrón MKIV

Forjando Un Nuevo Comienzo

Ambos continuaron trabajando en la armadura que DMT estaba creando. Iban intercambiando miradas y risas leves.

-¿Por qué siempre estás pensando en cómo mejorar estas cosas? -preguntó Aria, tratando de romper el hielo.

DMT, que estaba ajustando una pieza de metal, levantó la vista y sonrió ligeramente.

-No es solo por mí, Aria. Es por todos nosotros. Esta armadura podría protegernos si las cosas se ponen feas.

Aria asintió, aunque una parte de ella no podía dejar de pensar en todas las veces que DMT había puesto al equipo en peligro con sus decisiones impulsivas. Aun así, se acercó y tomó una de las herramientas.

-Bueno, vamos a hacerlo entonces -dijo ella, decidida.

Siguieron trabajando en la armadura, cortando y ajustando piezas de metal, intercambiando ideas sobre el diseño y la funcionalidad. A medida que trabajaban, el ambiente se relajó un poco. DMT incluso hizo un par de chistes, y Aria se rió, sintiéndose un poco más cómoda.

-Hey, Jachako me contaba.. ¿Es verdad éso que explotaste una casa intentando cocinar? -dijo Aria, sonriendo al recordar la escena.

DMT se echó a reír, negando con la cabeza.

-Creo que Jachako todavía no me perdona por eso. Pero le dije que olía a gas...

La risa de ambos resonó en el pequeño taller, y por un momento, todo parecía estar bien. Sin embargo, justo cuando Aria estaba a punto de ajustar una de las placas de la armadura, su teléfono sonó. Miró la pantalla y vio el nombre de su amiga Madeleine.

-Es Madeleine. No he hablado con ella en meses -murmuró Aria antes de responder la llamada-. ¡Hola, Madeleine! ¿Cómo estás?

Del otro lado de la línea, la voz de Madeleine era alegre y entusiasta.

-¡Aria! ¡Finalmente te encuentro! ¡Tengo grandes noticias! ¡Me voy a casar!

Aria quedó sorprendida, con los ojos muy abiertos.

-¡¿Qué?! ¡Madeleine, eso es increíble! -exclamó, mientras DMT la miraba con curiosidad, deteniéndose en su trabajo.

-¡Sí! Y quiero que vengas a la boda. ¡No puedo imaginarme casándome sin ti ahí! -respondió Madeleine, casi gritando de emoción.

Aria rió, sintiendo la alegría de su amiga contagiándola. Miró a DMT, que seguía esperando a que terminara su conversación, pero la curiosidad en sus ojos era evidente.

-¡Claro que iré! -respondió Aria, todavía riendo-. ¿Cuándo es?

-Quizas es un poco encima, ¡Pero es mañana! En la costa. Será una ceremonia pequeña, solo los más cercanos. ¿Vas a traer a alguien contigo?

Aria se quedó en silencio por un momento, mirando a DMT. La invitación de Madeleine era inesperada, y no había considerado llevar a alguien. DMT, notando la pausa, levantó una ceja.

-Dile que sí, que me encantaría ir -dijo DMT en tono juguetón, sabiendo que Madeleine podría escuchar.

Aria rió y asintió, regresando su atención a la llamada.

-¿Escuchaste eso? -dijo Aria-. Parece que tengo compañía.

Madeleine soltó una risita al otro lado de la línea.

-¡Perfecto! Será genial tenerte a tí y a tu amigo. Bueno, tengo que irme, pero te enviaré todos los detalles pronto, Y CÓMPRATE UN VESTIDO. ¡Nos vemos!

-¡Nos vemos, Madeleine! -dijo Aria antes de colgar.

DMT se acercó con una sonrisa.

-Así que, ¿Una boda? -preguntó, intentando medir la reacción de Aria.