09

236 44 3
                                        

—Podemos armarte una moto. Shinichiro tiene muchas a medio reparar, si nos conseguimos las piezas podemos hacer con ellas lo que queramos, hay una que te vendría genial.

—Mi mamá me colgaría primero. — Se lleva un par de fideos a la boca, y luego hunde su nariz en su bufanda.

Ambos están sentados a las orillas de un puente a las afueras de la ciudad, las piernas les cuelgan al vacío, pero ninguno tiene ganas de irse a casa. Ahora que están en salones diferentes se ve un poco menos, además de que Chifuyu se metió al equipo de baloncesto.

Baji le ofreció ir a dar una vuelta, desde luego no tiene permiso de ningún tipo para hacerlo, pero eso no importaba. A los doce años Baji aprendió a escondidas con el hermano de Mikey, y en sus ratos libres le enseñó a Chifuyu.

—Si, mi mamá también, todavía debo esconder la mía en el taller. Aun finjo que está loca, y le pregunto si tengo un gemelo en la ciudad del que no sepa y que abandonaron cuando me grita en casa que volvió a verme por la ciudad en moto.—Chifuyu suelta una risa.

Baji lo observa un segundo. Le gusta hacer a Chifuyu reír.

En definitiva, ninguno de los dos se ven como niños de once años. Pero aunque pase mi tiempo Chifuyu no ha dejado de tener una nariz pequeña. A veces no era consciente de lo rápido que pasaba el tiempo, y en cierto modo no le gustaba. Quería quedarse en esa época para siempre, donde las cosas aun eran dentro de todo sencillas.

Pero siente que los días buenos y sencillos no durarán demasiado.

—Mikey esta teniendo muchos problemas en casa. Quien diría que su mal carácter es casi tan grande como su flojera.—Que Baji dijera eso, es mucho.

Que todos se metieran en problemas era una cosa, patear algunos traseros era aceptable dentro de sus límites, pero Mikey parecía no saciarse con dar un par de golpes.

—Una demanda es algo grande, casi pudo asesinar a ese sujeto. Mikey es una buena persona, pero está siendo preso de sus impulsos más rápido de lo normal. Me impresiona lo mucho que su fuerza evoluciona.

—No es por nada el mejor de nosotros. Nunca digas que te dije eso.—Ambos comparten una mirada divertida.

—Guardare tu secreto. Tu ten un poco mas de cerebro. No te quiero en prisión.

Baji vuelve a fijar su mirada en Chifuyu.

No dice una palabra, porque sabe que el mismo puede ser difícil de controlar,aunque Mikey es tema aparte. No se preocupa por ello, y se distrae rápidamente cuando ve las puntas del pelo de Chifuyu tocar su cuello.

Inconscientemente toca las puntas de su pelo, sintiendo su suavidad. Lo suelta cuando Chifuyu voltea a verlo, levemente incapaz de sostenerle la mirada.

Reprime las ganas que tiene de acercarse a oler. Sabe perfectamente como será, pero si antes le daba vergüenza olisquear a Chifuyu, ahora mucho más.

—¿Quieres parecerte a mi acaso? Ve a una peluquería

CORRESPOND TO ME - BAJIFUYUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora