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Despierta con leves toques en su mejilla. Abre los ojos adormilado, tratando de enfocar en la oscuridad.

Keisuke le picoteaba la mejilla.

—¡Qummm.

—Shhh.—Baji pone su mano sobre la boca de Chifuyu. El de ojos azules lo mira consternado, y le aparta la mano.

—¡¿Estas loco?! ¿Qué haces aquí en medio de la oscuridad?—Chifuyu se sienta en la cama gritando entre susurros. Estira el brazo y enciende la lámpara a su lado.

Sus cejas juntas y ojos acusatorios jamás abandonan a Baji. En cualquier otro momento, se habría reído.

—Mm, si. No se.—Se rasca la cabeza.—La cosa es que quería disculparme contigo por lo que dije. Soy un idiota.—Cuando la luz se enciende, puede verlo a la perfección.

Conocía tan bien a Baji que ni siquiera preguntó que estuvo haciendo para saberlo. Lo ve con el cabello atado, y sus puños magullados. Se observan en silencio y un poco de pánico surge cuando tiene la idea de que Baji ya lo sabe todo.

También, no necesita preguntar para adivinar quienes fueron los diablos que cayeron en manos de Baji.

—Ya. ¿Como entraste?

—Por la puerta.—La mentira le hace brillar los ojos.

Matsuno alza una ceja cuando la cortina se mueve ligeramente por el viento. La brisa lo delata, pero aún así no dice nada. Es una situación extraña, jamás habían entrado por su ventana.

—No creí que querías hablar conmigo después de lo qué pasó en la escuela.—Chifuyu se recargó en las almohadas, como si no fuera capaz de estar tan cerca de él.

—Lo olvidare si tu olvidas lo que te dije.—Chifuyu se abraza levemente incomodo, incapaz de concentrarse en algo más que el aroma intenso que desprende Baji. Lo siente agitado, inquieto, pero no es capaz de ser quien pronuncie una palabra al respecto. Recuerda las palabras que le dijo, y se siente aún más avergonzado.

El silencio los abraza, y aunque Keisuke ha estado en esa habitación mil veces por primera vez se siente como un forastero. Sabe que es un tema delicado, e intuye que Chifuyu no va hablarlo.

No es el ser más delicado para esas situaciones, pero suspira profundo con toda la intención de serlo.

—No te molestes con los demás, pero me lo contaron. Les di una paliza tan grande que casi me duermo ahí mismo del cansancio. Lamento que pasarás por eso tu solo, y no haber estado ahí para ayudarte. También por ser un imbecil, de nuevo.—Baji no lo mira a los ojos, y no es algo que sorprenda. Le cuesta el contacto visual cuando se trata de ciertos temas.

—Fue humillante.

Esperaba que Chifuyu le dijera muchas cosas. E incluso que lo regañara por meterse en sus asuntos, o en problemas. Pero no esperaba esa confesión. Levanta la cabeza buscando sus ojos, y la imagen ante el no le será fácil de olvidar.

Chifuyu jamás se ha mostrado vulnerable ante el.

Se lo comparten todo, pero nunca le había mostrado esa cara. O quizá jamás lo había sentido hasta ese momento.

La luz cálida de la lámpara le ilumina suavemente el rostro, y hace resaltar sus ojos. Su pelo negro está levemente alborotado, su rostro pálido, un poco ojeroso, recargado sin cuidado sobre la pared y almohadas, con la mirada más apagada que nunca.

Traga saliva.

—Jamás en la vida me había sentido tan expuesto y vulnerable. Una asquerosidad. No sabes cuanto odio ser un omega, odio esas partes de mi vida. Se sientes oscuras y vergonzosas.—Chifuyu se lleva una mano al pecho y aprieta su camiseta.

El aire se llena de feromonas. Crema de almendras. Pero también, tristeza.

—No hay absolutamente nada de ti por lo que debas sentir vergüenza.—Baji sube las piernas a la cama, y Dios, cómo está aguantando de subir hasta el respaldo y estrecharlo entre sus brazos.

—Me imaginaste con una jodida panza. Maldición. ¿Porque yo?—Chifuyu se tapa la cara con una mano, recargando su cabeza en la pared. Baji avanza un poco más.

—La verdad es que cuando te lo dije no lo pensé como burla. Creí que era algo impresionante.—Decía la verdad, Baji siempre se ha sorprendido por la naturaleza que vive en cada uno de ellos.

—Solo quiero ser ordinario, no impresionante.

—Chifuyu, dejaría que me cortaran un dedo para que jamás hubiera pasado eso. Pero haremos algo. A la mierda lo que todos digan, no hay una pizca de debilidad en ti, serás más fuerte que yo, y te ayudare con eso. No habrá persona en este mundo que sea capaz de volverte a tocar un pelo sin que puedas defenderte, ya lo verás.

No sabe en qué momento quedaron sentados lado a lado. Puede ser instinto, su lado proyector, porque solo tiene ganas de estrecharlo en sus brazos y quitar todo ese aroma a frustración que Chifuyu desprende. Desea calmarlo, desea hacerlo sentir seguro.

Chifuyu gira la cabeza, con una pequeña sonrisa.

—¿Solo un dedo?—Bromea. Ambos se sonríen, con sus cabezas pegadas a la pared, mirándose a los ojos.

—No te creas tanto.—Baji le golpea el hombro suavemente.

En definitiva algo sería diferente desde ahora, y sería un mentiroso si Keisuke pensara que temía por su amistad.

—Dime, ¿Hay una parte de ti que me detesta?

De todas las cosas que esperaba que Baji le preguntara, esa jamás pasó por su cabeza. Lo mira, como si él hubiese acabo de golpearlo sin aviso, tal como hizo él unas horas atrás.

—¿Que? ¡No!¿Porque piensas eso?—Chifuyu queda sentado como un indio al costado de Baji, observándolo con la mirada cargada de preocupación. Teme haberle dado el mensaje equivocado.

No recuerda en su vida ver a con esos ojos de cachorro.

—Yo....No lo se. Le pediste a los chicos que no me contaran nada de esto, y la verdad es de dudo que esperarías para decirme tu mismo. Creí que...—Se muerde la lengua, y guarda silencio.

—¿Creíste que?—Pregunta con suavidad.

—Que a pesar de que por naturaleza somos diferentes, la relación que tenemos sería más fuerte que eso para que te apoyaras en mi. Siempre hemos sido tu y yo en todo. Se que es un tema delicado, y sientes muchas cosas al respecto pero.—Guarda silencio cuando las frías manos de Chifuyu toman su brazo.

—Te confiaría mi vida con los ojos cerrados Baji. Solo me sentí avergonzado, es todo. No quería que me vieras como alguien débil que necesita ser protegido, aunque suene tonto. No se porque, la verdad.—Se ríe levemente, aunque no hay verdadera gracia.

—Jamás serás débil ante mis ojos. Y se que muchas veces son un imbecil que no mide lo que dice o hace, pero no hay nada por lo que debas sentir vergüenza ante mi. Yo no soy nadie para hacerte sentir así. Es más, yo era el idiota apenado por esta situación de mierda. Si quiera habría podido conciliar el sueño sin saber que estabas bien y que me perdonas por mi estupidez.

Baji no parece darse cuenta de las feromonas que suelta. Chifuyu puede oler su tristeza.

Por primera vez comparten un abrazo cargado de emociones. Ambos se reconfortan en silencio, únicamente sintiendo el calor ajeno. Keisuke jamás admitirá lo bien que se siente poder tenerlo cerca y olerlo sin sentir culpa por ello. Y Chifuyu finalmente se siente tranquilo.

Jugaron unas partidas en su consola, y muy entrada la madrugada se quedaron dormidos lado a lado. A la mañana siguiente el padre de Chifuyu se asustó al ver a Baji en la habitación, pero la ventana abierta lo delató. No dijo una palabra, no los despertó, solo cerró la puerta siendo muy consiente de que Baji tenía su nariz pegada al pelo de Chifuyu, aunque sus cuerpos estaban muy separados.

Llamo a casa de Keisuke para avisarles que no entrarán en pánico por no encontrará a su hijo, y que lo enviaría a casa luego de darle desayuno. Pidió que no castigaran a Baji. Supuso que era el consuelo que Chifuyu necesitaba para sentirse bien, porque se lo contó todo.

CORRESPOND TO ME - BAJIFUYUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora