—¡¿Que rayos estaba pensando?!
De un salto cae boca abajo sobre la cama, con la cara enterrada en la almohada. Da un quejido ahogado cuando su tobillera golpea con rudeza tu tobillo contrario, y libre.
Baji deja puñetazos sobre el colchón de su cama sintiendo su cara ponerse roja. Cada vez que se acuerda de las cosas que le dijo a Chifuyu en ese puente, siente ganas de suicidarse.
—¿Que demonios pasa conmigo?—Rueda sobre si mismo mirando embobado el techo. Abraza la almohada en su pecho soltando más groserías de las que creyó posible conocer.
Ni siquiera el echo de que lo dejaran con arresto domiciliario por tres semanas y servicio comunitario cuatro meses le molestaba tanto.
—¡Quede como un tonto!—Lanza la almohada lejos de él. Pero se levanta, la recoge y se sienta en su ventana abrazándola.
Piensa que en parte es bueno que no pueda salir de casa, la excusa perfecta para no verle la cara hasta que la vergüenza se le pase y pueda poner una buena excusa a lo que dijo. Prácticamente le admitió su debilidad por el, y no entiende que tanto había tocado fondo para llegar a ello. Si es cierto que estaba como una bestia momentos antes de que llegara, por poco y lanza su propia motocicleta por ese Puente, pero apenas lo vio, toda su furia desapareció y lo único que quiso fue ser acurrucado en sus brazos. ¡En los malditos brazos de Chifuyu!
—Porque a mi.—Su interior agonizaba. Latía de miedo porque no había podido dejar de pensar en eso desde hace tres días, aún cuando le estaban poniendo la tobillera, o sus padres le dieron el regalo de su vida quitándole todo tipo de privilegios. Casi les suplico el mismo que lo encerrarán en prision.
—Es mi amigo.—Se recuerda.
Si. Porque, aunque se conocen desde que usan malditos pañales nunca se atrevió a llamarlo su hermano. Siempre hubo algo que le impedía decirlo, y piensa que es porque el amor que siente es incorrecto para esa palabra.
Desde el día en que Chifuyu le confesó que había dado su primer beso algo cambió. Pudo sentir como algo en su interior se rajo y algo emergió. El monstruo de los celos. Y el echo de que Chifuyu estuviera cada día más precioso, no ayudaba en nada. Comenzó a frustrarle cada cosa que se relacionará con el, cada vez que atrapaba a alguien viéndolo, cada vez que él le contaba sobre alguna nota en su casillero, algún piropo, otros besos, todo. Se volvía loco. Y no solo aparecieron los celos, también la desesperanza de que él jamás pudiera atreverse hacer algo de eso.
Si. Sabía muy bien que Chifuyu era para el más que un amigo. Pero también que no es correspondido.
—Ya.—Busca un manga y se pone a leer.
Pasa todo el día y ni recibe mensajes de su parte. A pesar de sus convicciones le escribe, pero no recibe respuesta en todo el día. Lo último que supo hace dos noches es que se sentía un poco enfermo.
Al caer la noche, lo llamo. Nadie contestó. Lo llamo otra vez, y otra vez, y otra vez.
Vuelve a decirse imbecil por no tener orgullo e insistir.
Finalmente incapaz de no recibir respuesta salió de su habitación a pesar de estar castigado y entró a la sala donde sus padres conversaban por lo bajo.
—Antes que todo ya se.—Pone voz aguda.—Estás castigado Keisuke Baji, no saldrás de esa habitación hasta que se te caigan esas neuronas podridas que traes y aprendas a pesar como un ser humano y no un maldito animal"—Imita a su madre.—¿Alguno puede llamar a la casa de Chifuyu? No me contesta y estoy preocupado. Se que estaba enfermo, y si, les robe mi teléfono.—Pone sus manos en su cintura, mirando a sus padres con seriedad.
Si que su papá hizo un esfuerzo por no reírse. Baji realmente lo sacaba de quicio, pero imitaba a su mamá muy bien.
Sin embargo ambos adultos se miran con complicidad. Su mamá respira muy profundo armándose de paciencia ante las insolencias de Baji. Se resiste a la idea de pitearle el trasero y enviarlo de nuevo a su cuarto, pero lo conoce y sabe que se volverá loco en esa habitación y a ellos si no sabe de Chifuyu.
—Hijo, no nos incumbe a ninguno de nosotros decirte esto porque es muy personal en casa de los Matsuno. No lo haríamos, porque creíamos que sin tu teléfono estarías incomunicado con Chifuyu de igual forma.—La cara de Baji ya estaba arrugada.
—¿Como que de igual forma?—Se apresura a preguntar.
—No creíamos que ibas a notar su ausencia.—Casi se ofende.
—Claro que lo notaría. ¿Y porque está ausente?¿Que le pasó?—Se consterna.
—Sientate hijo, todo está bien.—Su papá le señala el sofá a su lado, y se sienta de dos zancadas.
Llega a pensar de todo. Incluso en qué Draken volvió a pasarle su tonta moto y se cayó por ahí. Aunque no pensó en lo que su mamá le confió.
—Hijo, Chifuyu tuvo su primer celó, y su cuerpo no lo está soportando como normalmente lo es.
Se hubiera ruborizado si su mamá no tuviera una expresión de lástima. Quedó impactado al escuchar la palabra "celó" y su mente sin querer recordó sus clases de biología. Bien, era algo muy normal, si. Pero le avergonzaba un poco. Aún así sacudió la cabeza y tragó saliva.
Lucho para no imaginar aquello. Aunque no sabía bien cómo hacerlo.
—¿A que te refieres con eso?
—Bueno, la fiebre ha sido más de lo normal y su duración también. No ha sido capaz de comer ni de beber nada sin vomitar así que lo llevaron al hospital. Lo internaron para ayudar a su cuerpo a estabilizarse y quizá tarde un par de días, no es usual que ocurra ese tipo de cosas a no ser que tenga algún problema hormonal, pero ya sabes, las hormonas son tan impredecibles.
No termina de comprenderlo.
Su interior se siente inquieto, y las ganas de arrancarse la tobillera y salir corriendo no lo abandonan en toda la noche. Ni siquiera duerme, piensa en él toda la noche.
Mentiría si dijera que no le da tristeza que Chifuyu lo estuviera pasando así de mal. Sabe que él en algún momento sufrirá de un celó, pero también que no es igual que para los omegas.
Sabe que Chifuyu va a sentirse peor consigo mismo por eso, y que va a odiar aún más su naturaleza.
Baji piensa que es muy egoísta, porque dentro de él hay un pensamiento que guarda recelosamente y va en contra de todo lo que su amigo detesta de sí mismo. Y por eso, jamás saldrá de su cabeza.
Toda la noche da cuentas como loco, pensando en Chifuyu, intentando recordar como se siente su aroma. Su alfa quiere ir y acurrucarse junto a él, enterrar su nariz en su cuello y contenerlo diciéndole que todo estará bien. Quiere estar para el. Y lo quiere tanto que duele.
No. No le importa ir y ser el protector. Incluso quiere ser él a quien abrace, acurrucarse en su pecho y volver a sentirse a salvo como en ese Puente. Le importaba bien poco que el alfa fuese el, porque había algo en Chifuyu que lo hacía sentirse dominado, querer ser el protegido y el mimado. Querer su atención, su todo.
Maldice, porque una parte de él piensa en que ojalá su madre le hubiera ocultado la verdad.

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CORRESPOND TO ME - BAJIFUYU
FanfictionChifuyu odia ser un omega, hasta que descubre su naturaleza dominante, capaz de hacer caer alfas a sus pies. Por eso, no cree que los sentimientos de Baji por el sean verdaderos. "El no va a corresponderme"