11: ¿Realmente no recuerdas nada?

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"Jamás se desvía uno tan lejos como cuando cree conocer el camino." - Proverbio chino

"... entonces eso fue todo lo que sucedió, ma." terminó de explicar Samir, y al ver la mirada fulminante de Dalatteya, arregló: "Madre." 

Estaban sentados en el gran salón principal. Warrehn al lado de Aedan, sentado lo más lejos posible de su tía, no había musitado una sola palabra desde que lograron sacarlo por fin del teletransportador, bebía jugo de aloe en silencio con la mirada baja. 

La mirada de Dalatteya siempre fue aguada e incomodaba a Aedan, pero está vez, miraba a Warrehn con tanta intensidad que había un toque casi maníaco en ella. 

"Vaya, lo que me cuentas es realmente muy lamentable." dijo ella "Pero, ¿realmente perdió su sexto sentido?" cuestionó "Su Majestad Warrehn, mírame, por favor." 

Al principió había duda en su inquisitiva mirada, pero tras encontrarse con los ojos de Warrehn un momento, una expresión de desconcierto cruzo por su rostro, antes de que las comisuras de su boca se elevaran por un casi imperceptible segundo. Seguramente lo vio, lo mismo que el adepto mental había dicho. 

Aedan miró inmediatamente a Samir, pero este no la estaba mirando.   

"Debo decir que estoy muy apenada con las noticias." Dalatteya se puso de pie "Y respeto su opinión de mantenerlo en secreto por el momento, para evitar un mayor disturbio en el Clan, pero..." hizo una pausa antes de continuar y fijó su mirada en Warrehn "¿Qué haremos si su majestad no mejora?"

"Madre, por favor."

"Es una posibilidad Samir, no hay nada de malo en estar preparados para lo peor." Dalatteya se acercó al lado de Warrehn "Mi querido sobrino, ¿realmente no recuerdas nada?"

Warrehn negó con la cabeza, con el cuerpo tenso. Durante estos días ya se había enterado a grandes rasgos de la situación, un príncipe que se había visto obligado a huir a otro planeta para evitar el asedio de sus propios guardaespaldas, y solo había podido regresar después de casi dos décadas. Había sido coronado. Ahora era Rey. Era una historia, solo eso, no era diferente a escuchar un relato ajeno, no había recuerdos, ni sentimientos, nada. De hecho era una historia bastante fantasiosa, del tipo cuento de hadas, excepto que aquí no había un final feliz. 

"¿En qué estabas pensando ahora?" siguió cuestionando Dalatteya.

"Jhylo" respondió Warrehn con voz sombría. 

"¿Qué?" las delicadas cejas violetas de Dalatteya se fruncieron. 

"Dicen que han pasado muchos años, me preguntaba si los sirvientes que mataron a mi mascota siguen trabajando aquí." 

"Oh." Dalatteya tardo en responder unos segundos, probablemente tratando de recordar un hecho que paso hace tanto tiempo. "No, los sirvientes involucrados en ese incidente fueron despedidos hace mucho." 

 Warrehn asintió. Luego bajo la mirada perdido en sus pensamientos. 

...

"Guau, así que este es Eri ahora" dijo Warrehn mirando fijamente la foto de su hermano en la web "Es idéntico a mamá."

"¿Estás seguro que no quieres que le avisemos la situación? Es tu hermano, merece saber." volvió a preguntar Samir por tercera vez desde que habían llegado a la habitación del Rey Warrehn, luego de la "acogedora" charla con su madre. La cual había acordado guardar silencio por un tiempo.

"No" Warrehn dejo a un lado el comunicador. "Me alegro de saber que está bien y feliz persiguiendo su sueño. Además, no dijiste que estaba en un retiro de meditación en el monasterio. No quiero molestarlo."

"Pero él es tu hermano, y también estudia las artes mentales desde la infancia, tal vez podría ayudarte en algo si..."

"¡Ah!" De repente Warrehn gritó y se agarró la cabeza, una expresión de dolor en su rostro.

"¿Te duele? ¿Estás bien?" Samir se puso ansioso y estuvo a su lado en un segundo para sostenerlo antes de que cayera "¡Llama al médico de inmediato!" pidió a Aedan.

Aedan ya estaba marcando cuando una mano temblorosa lo agarró. "No hace falta, Aido. Estoy bien. No más..., por favor." la frente de Warrehn estaba mojada de sudor y se veía muy pálido. Pero Aedan vio en sus ojos que realmente no quería que llamaran a los médicos y ese "no más" creyó entender que se refería a no más alborotos. 

"Esta bien. Recuéstate aquí, por favor." concedió Aedan. Luego lo ayudo a recostarse en el sofá. Warrehn cerró los ojos.  

"Pero Dan... " empezó Samir.

Aedan le indicó a Samir que se detuviera y le señalo que hablaran fuera de la habitación. Al parecer Warrehn se había quedado dormido.

"Recuerdas que la doctora dijo que por ningún motivo lo pusiéramos bajo un estado de estrés mental." dijo Aedan en voz baja una vez fuera de la alcoba. 

"Pero es que no dejo de pensar que tal vez Eruadarhd podría..." negó con la cabeza sin terminar.

Aedan puso una mano en su hombro y consoló: "Sabes que el adepto mental encargado de un Gran Clan está muy calificado. ¿Realmente no confías en el diagnostico de la doctora y del experto mental del 9no Gran Clan? Nosotros mismos lo intentamos, y no pudimos lograr nada." le recordó Aedan, ya que ambos habían intentado comunicarse telepáticamente con Warrehn y fallado. "Y por lo que veo Warrehn no quiere ver a su hermano ahora, respetemos su decisión por el momento, recuerda que no debemos ponerlo bajo ningún tipo de estrés por su propio bien." Aedan trataba de ponerse en el lugar de Warrehn y entenderlo, tal vez simplemente no quería ver a su hermano menor en esas condiciones. 

"Tienes razón. Lo siento, me precipite." acordó Samir.

"Descuida, es normal que te sientas apresurado tratando de encontrar una manera de ayudarlo. Solo que hay que tomarnos las cosas con calma y darle un tiempo de adaptarse a su nueva realidad ¿no crees?"

"Sí."

"Tranquilo, no estás solo en esto, estoy aquí contigo. Y Naro también nos ayudará. Todo estará bien, ya verás." consoló Aedan.

"Gracias, Dan." Samir sonrió cansadamente, ahora que su primo estaba en ese estado los asuntos internos del clan serían manejados por él temporalmente, nada que no supiera hacer, pues se había entrenado para ello prácticamente toda su vida. También habría que evitar lo más que se pueda las apariciones públicas del Rey. 

"Tiempos oscuros se acercan." murmuró inconscientemente pensando en todo ello.

Y le saco a Aedan la primera sonrisa genuina en días. "Realmente, deberías dejar de consumir material cinematográfico del Sol III."

Samir sonrió, sintiéndose repentinamente más ligero "Creo que ya es parte de mí." 

Los amigos se entendieron y consolaron mutuamente en el pasillo, pero dentro de la habitación la persona que se suponía estaba dormida abrió lentamente los ojos. 

Aquellos ojos no estaban somnolientos ni turbados de ninguna forma, había una claridad e indiferencia en ellos que le daría a la gente una sensación de frío. 




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