22: Chantaje

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"A partir de cierto punto no hay retorno, ese el punto que hay que alcanzar." - Franz Kafka


Quinto Palacio Real

En la mesa del comedor, la cena estaba servida, un delicioso aroma impregnaba el aire de la sala pero de las tres personas sentadas en la mesa, solo dos parecían tener apetito.

Samir y Naro intercambiaron una mirada. "¿Qué le sucede? ¿Por qué está así?" preguntó Naro telepáticamente a su compañero. 

"No tengo ni la menor idea, pero voy a averiguarlo." Samir le guiño un ojo a Naro, ganándose una dulce sonrisa de premio. 

Incapaz de contenerse más, Samir preguntó: "¿Sucedió algo malo durante tu reunión de negocios esta mañana, primo?"

Pasaron dos minutos y Warrehn no respondió. Samir levantó las cejas. Sea lo que sea lo que le hubiera sucedido a Warrehn lo había puesto tan absorto en sus pensamientos que ni siquiera lo había escuchado. 

Samir tomó la cuchara del té y sonó su copa de vino tres veces, parecía como si fuera a ser un brindis pero lo único que quería era ganar la atención de su ensimismado primo. 

"Finalmente estás de vuelta." le dijo cuando por fin los ojos azules de Warrehn dejaron de mirar su plato como si fuera un acertijo y se fijaron en él. 

"Te preguntaba si sucedió algo malo durante tu reunión de negocios esta mañana." repitió Samir. 

"Nada en particular, la reunión marcho bien, gracias a tus consejos y las indicaciones que me diste logré cerrar un trato exitoso con los magnates de Kalir, en menos tiempo del que tenía previsto." contestó Warrehn sin inflexiones. No le avergonzaba para nada admitir que Samir le había dado las instrucciones para cerrar el tratado. No era un secreto que odiaba la política. 

"¿Y cómo estuvo la comida? He oído que es fantástico." preguntó Naro con los ojos brillantes, después de meses de convivencia tampoco era un secreto para nadie en esta sala que era un gran glotón. Lo único que se preguntaba Warrehn era donde se iba toda la comida que comía, pues tenía un físico delgado. 

"Estuvo bien, supongo." respondió Warrehn sin mucho interés, para ser sinceros ni siquiera recordaba lo que había comido, su mente solo reproducía en bucle lo que había sucedido en el baño de dicho emblemático restaurante. 

"Tsk, aburrido." Naro se desinfló, obviamente decepcionado. 

"Mi cielo, mañana mismo haré una reserva para llevarte a comer ahí ¿estás de acuerdo?"  Samir salió inmediatamente al rescate. 

"¿¡Enserio!? ¡Por supuesto que sí, amor!" prácticamente chilló Naro mientras se olvidaba de todas las clases de etiqueta y se lanzaba a los brazos de Samir.

"Ugh, me dan nauseas. Ya váyanse a su habitación." dijo Warrehn malhumorado clavando el tenedor en su filete. 

"Oh, pobrecito." murmuró Naro, sus brazos alrededor del cuello de Samir. 

"¿Qué dijiste?" Warrehn entrecerró los ojos peligrosamente. 

"La envidia no es algo bueno, primo. Deberías conseguirte una pareja pronto, estar soltero demasiado tiempo puede afectar tu estado de ánimo negativamente." dijo Samir a propósito, para molestar a Warrehn. 

"Y al parecer estar casado jode el cerebro. ¿Quién los envidia? Que insufribles." Warrehn se levantó de la mesa y abandonó la sala con este comentario mordaz. Las risas de Samir y Naro haciendo eco en sus oídos. Él mismo no pudo evitar que una esquina de su boca se elevara imperceptiblemente.  

☆☆☆☆

De vuelta en la tranquilidad de su habitación, se tiró más que se acostó en la cama, un largo suspiró escapando de sus labios. No podía creer que él, Warrehn 'ngh' Zaver,  hubiera llegado a hacer eso. Pero su fijación por Aedan estaba mal desde el principio. No era normal pagarle a alguien para que acechara a las afueras de su palacio y le informará de sus movimientos. Que tuvo una reunión de negocios era cierto, pero la elección del lugar fue totalmente premeditada. Justamente estaba hablando con los magnates cuando le llegó un mensaje del investigador privado, informándole que el príncipe había salido  y se dirigía al Royal Zambezi. Entonces cuando los inversionistas preguntaron sugerencias de donde podrían reunirse, él mencionó de inmediato ese lugar. 

Pero nunca espero que el restaurant fuera tan grande y con una política tan estricta, así que le fue imposible localizar a Aedan dentro. Terminó la reunión de negocios más temprano de lo esperado y resignado se dirigió al baño antes de partir. Chocar con un pálido Aedan en el pasillo fue totalmente obra del destino.

Después del incidente sucedido en el noveno clan, Warrehn se tomó su tiempo para pensar qué era lo que quería con Aedan, ¿tenía sentimientos románticos por él? parecía imposible, ya que Warrehn no creía en el amor, entonces quedaba una explicación más lógica: él deseaba a Aedan. Sí, eso estaba mucho mejor. Pero que está persona fuera su increíblemente sexy ex compañero de unión, complicaba las cosas. Pero Warrehn no estaba acostumbrado a negarse nunca lo que quería. Y estaba muy seguro de lo quería: quería a Aedan desnudo y debajo de él, tomándolo todo y gritando su nombre. Eso estaba mucho mejor para los estándares de Warrehn, ya que él nunca se enamoraba, si es que esa cosa de verdad existiera, él solo jodía y tomaba lo que quería. Después de todo, la lujuria era mucho más fácil de tratar que el amor. 

Warrehn miró detenidamente la fotografía apresurada tomada con su comunicador en el baño. "Haré lo que sea"  había dicho Aedan preso de la desesperación. Warrehn se sintió furioso al ver como suplicaba todo para que ese tal Räeesar no se enterará. Pero claro eso también tenía una explicación lógica, él no sentía celos de Aedan, no, claro que no, más bien era que él no estaba acostumbrado a ser el pequeño y sucio secreto de nadie. "Entonces ponte de rodillas, toma mi polla en tu boca y mírame." había ordenado en ese momento repentino. Aedan había dudado un segundo pero bastó con volver a tomar el pomo de la puerta para que cayera de rodillas e hiciera lo que le dijo con una mirada furiosa e indignada y la cara roja más roja que un jiu maduro. Entonces tomó la fotografía, la cual le serviría para obtener lo que quería,  no era un medio muy ético que digamos para llegar a un fin, pero era el medio que había obtenido con las circunstancias que se le habían presentado, y ya era muy tarde para acobardarse. Además él nunca se acobardaba, pensando en esto, tecleó decididamente un mensaje al número personal de Aedan, que también obtuvo esta misma mañana, vino en pack con la fotografía, o algo así. 

☆☆☆☆

Sexto Palacio Real

Los cubiertos hicieron un ruido estruendoso al caer, sobre todo en el silencio absoluto en que se encontraba el comedor. Aedan era el único presente. 

La Reina Zeyneb no tenía la costumbre de compartir la mesa con él, solo en raras ocasiones, pero esas ocasiones parecían haberse esfumado en el aire después de que le contará a Aedan la verdad sobre su origen. De hecho, Aedan ni siquiera la había vuelto a ver desde ese día, la había buscado más de una vez pero la Reina se había negado a verlo.

 "¿Algo está mal, su alteza?" preguntó el droide de servicio. 

"...No, todo esta bien." respondió Aedan, aún mirando fijamente su comunicador. El mensaje era de un número desconocido pero Aedan sabía muy bien quien era el remitente, el contenido era breve: 10:00 pm, cámara #7654890377 ya sabes lo que sucederá si faltas.



Notas:

Jiu: Especie de planta herbácea originaria de Calluvia, el fruto del jiu es una baya, gruesa y carnosa de color rojo intenso cuando está madura. 

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