- "Estoy muy orgullosa de ti, cariño. En el futuro serás el Rey Consorte del Quinto Gran Clan. Recuerda, debes hacerlo bien."
Fue lo que le dijo su madre, la Reina Consorte Zeyneb 'shni' Waari, cuando tenía 7 años.
...
- "Ah, estoy tan decepcionad...
"Eres la respuesta a todas mis plegarias: eres una canción, un sueño, un susurro" - Nicholas Sparks.
22 años atrás, planeta Zicur
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Era un cálido día de primavera, el cielo estaba despejado, de un hermoso color violeta deslumbrante. Los días de primavera era muy apreciados por los zicurians, debido a que era la estación más corta del año, seguida por un largo y frio invierno.
Aquel día, como hacía un magnífico tiempo, la familia real decidió dar un paseo, y al final del día terminaron cenando en un famoso restaurante local. El rey y la reina estaban muy felices pues este era el primer paseo fuera de los muros del palacio de su hijo menor de 3 años Rashad, quien estaba en el regazo de la princesa Rennys, que se negaba a dejar que alguien más que ella sostuviera a su hermano menor. Con todos ocupados adorando al pequeño Rashad, el travieso príncipe heredero aprovecho la oportunidad para escabullirse.
Deambulando por las instalaciones del gran restaurante, Räeesar se alejó tanto que terminó perdiéndose, pero lejos de estar asustado estaba emocionado, continúo caminando de aquí para allá, ocultándose del personal de servicio cuando pasaban cerca y así fue como al pasar por una alejada puerta escuchó el llanto de un niño. Räeesar se acerco a la puerta y al ver que estaba entreabierta, su curiosidad fue tanta que terminó acercándose a espiar, cuando claramente recordaba que eso no era correcto por las lecciones de etiqueta de la Sra. Frederman.
Lo que vio fue un niño pequeño y delgado llorando acurrucado en una esquina. Tenía orejas peludas sobre su cabeza del mismo color de su cabello, que le recordó a Räeesar esas fogatas de los juegos de invierno que tanto amaba su padre. Räeesar observó el tiempo suficiente para darse cuenta que no había nadie más en la habitación, solo aquel niño semi bestia sollozando, así que, armándose de valor, decidió entrar.
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Los sentidos del niño eran muy agudos porque ni muy bien poner un pie en la habitación, se levantó con una agilidad sorprendente poniéndose alerta. "¿Quién eres? ¿Qué haces aquí?" interrogó el niño tratando de parecer amenazante, pero los mocos mal secados en su cara embarrada de lágrimas le hacían perder el efecto.
