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Con desesperación, Sky se lanzó a correr, sintiendo cómo el agudo dolor se apoderaba de sus pies descalzos y la angustia le oprimía el pecho. Cada paso resonaba en su mente como un eco de su miedo más profundo. Se abrió paso a través de la oscuridad, con la única luz de la luna iluminando su camino incierto.

La adrenalina la impulsaba a seguir adelante, a pesar del dolor y la fatiga que amenazaban con detenerla. Sus manos temblaban sobre el volante cuando finalmente logró tomar un auto y arrancar, el motor rugiendo en sintonía con los latidos acelerados de su corazón.

El trayecto se convirtió en una carrera contra el tiempo, cada curva y cada semáforo se interponían en su camino como obstáculos que debía sortear para llegar a su destino. El temor se apoderaba de ella, envolviéndola en una nube oscura de incertidumbre.

Los recuerdos de los momentos compartidos con Dark inundaban su mente, llenándola de una profunda sensación de pérdida inminente. El pensamiento de perderlo la atormentaba, haciéndola temblar de miedo ante la posibilidad de un futuro sin él.

Con cada kilómetro que avanzaba, el miedo se intensificaba, pero también lo hacía su determinación. No podía permitirse rendirse, no cuando el destino de su amor estaba en juego. Aceleró aún más, con el corazón en un puño y la esperanza como su única guía en la oscuridad de la noche.

Al llegar, Sky se precipitó del auto con el corazón latiendo desbocado en su pecho, la urgencia de la situación pesando sobre sus hombros como una losa. Sin embargo, al cruzar el umbral de la residencia, la realidad golpeó con fuerza: no tenía idea de dónde colocar el dispositivo crucial que Dark le había entregado. Un nudo de desesperación se formó en su garganta mientras sus manos temblorosas buscaban una solución.

El tic-tac del reloj parecía ensordecerla, cada segundo que pasaba se estiraba en el tiempo, prolongando su agonía. Sky se aferró a su cordura mientras el miedo la invadía, una sensación de impotencia creciendo con cada latido de su corazón.

De repente, el estridente chirrido de neumáticos la sacó de sus pensamientos, y al asomarse por la ventana, vio a Sara emergiendo de uno de los autos, decidida y letal. Con determinación, Sky aseguró las puertas, sabiendo que cada segundo ganado era una oportunidad más para salvar a Dark.

Aprovechando esos valiosos minutos, Sky se esforzó por recordar cómo utilizar el dispositivo. Una imagen borrosa se formó en su mente, y con un suspiro de alivio, se dirigió hacia las escaleras. Pero antes de subir, el penetrante olor a humo la alertó.

Con el corazón en un puño, Sky giró hacia la fuente del humo, encontrando la horrorosa visión de su hogar envuelto en llamas. Sin titubear, ascendió las escaleras con pasos rápidos y desesperados, su mente enfocada en una sola meta: encontrar el objeto significativo que la conectara con la realidad y salvar a Dark antes de que fuera demasiado tarde.

Sky entró en la habitación con la esperanza encogida en el pecho, escudriñando cada rincón en busca del objeto que la llevaría de vuelta a la realidad. El aire cargado de humo le quemaba los pulmones, pero no podía permitirse distraerse. Abrió el armario con manos temblorosas, su corazón latiendo con fuerza en sus oídos.

Su mirada se posó en los trajes de boda envueltos en capas protectoras, un recuerdo doloroso de días más felices. Una lágrima solitaria se deslizó por su mejilla mientras deslizaba la cremallera, revelando el traje de su amado y el vestido que alguna vez usó con tanta ilusión.

Con dedos temblorosos, Sky rebuscó en el bolsillo del traje, sus esperanzas colgando de un hilo frágil. Finalmente, sus yemas encontraron la pequeña caja de terciopelo azul, su corazón dio un vuelco en el pecho.

Con una mezcla de miedo y determinación, Sky abrió la caja con cuidado, sosteniendo la respiración como si temiera que cualquier movimiento brusco pudiera hacerla perderlo todo. Al ver el resplandor del anillo en su interior, un nudo de emociones se formó en su garganta.

Acercó el anillo a su dedo, sintiendo su peso familiar en la palma de su mano. Con el dispositivo en la otra mano, tocó el anillo con un gesto reverente. Una luz deslumbrante llenó la habitación, forzando a Sky a cerrar los ojos ante su fulgor cegador.

Los parpadeos lentos marcaron el retorno de la conciencia de Sky, emergiendo de un letargo que había parecido eterno. La tapa transparente de la cápsula se deslizó con un susurro, revelando un mundo que había olvidado durante su largo sueño. Sin embargo, al levantarse, su cuerpo respondió con una debilidad abrumadora, cada músculo protestando por el largo descanso.

Con esfuerzo, Sky se alzó de la cápsula, su respiración entrecortada resonando en la habitación. El aire fresco le golpeó el rostro, un recordatorio tangible de su regreso al mundo real. Pero no había tiempo para la reflexión o el alivio. Sky sabía lo que debía hacer: salvar a Dark.

Con determinación en sus ojos, arrastró su cuerpo hacia la imponente máquina que ocupaba la mitad de la habitación. Encendió la pantalla con un gesto ágil, sus dedos temblorosos pero decididos mientras navegaba por los complejos códigos. Una sonrisa fugaz iluminó su rostro al completar la secuencia, una chispa de esperanza en medio de la oscuridad.

Pero su atención se desvió cuando la cápsula que albergaba a Dark comenzó a abrirse, revelando al hombre que luchaba por encontrar su lugar en la realidad una vez más. Un latido rápido y esperanzador agitó el corazón de Sky al verlo, la emoción inundándola mientras sus miradas se encontraban. En esos ojos, vio un destello de reconocimiento y determinación, una promesa silenciosa de que, juntos, superarían cualquier desafío que se interpusiera en su camino. En ese momento, todo el peso de su amor y su conexión se manifestó en una sola mirada, una conexión que trascendía el tiempo y el espacio, listos para enfrentar el mundo, mano a mano.

Sin pensarlo dos veces, Sky corrió hacia él con los brazos abiertos, como si su mero contacto pudiera disipar todas las sombras que los rodeaban. Cada paso era un latido acelerado de su corazón, una urgencia por sentirlo cerca, como si su presencia fuera la única verdad en un mar de incertidumbre. Y cuando finalmente sus cuerpos se encontraron en un abrazo desesperado, Sky sintió cómo su mundo volvía a encajar, como si el alma finalmente regresara a su cuerpo después de un largo viaje por el abismo.

Era un momento efímero pero poderoso, donde el tiempo parecía detenerse y solo existían ellos dos, unidos en una conexión que trascendía las palabras y los límites del mundo. En ese abrazo, Sky encontró refugio y consuelo, un recordatorio tangible de que, juntos, podrían enfrentar cualquier adversidad que se interpusiera en su camino. 

Fin

Mi Obsesivo VillanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora