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Una joven mujer avanzaba por los pasillos de la empresa, su bata blanca destacaba entre la multitud. Sin detenerse, se adentró en una habitación cuyo título en la entrada, "MEVAK", llamaba la atención de cualquiera. Sin embargo, nadie podía entrar si no estaba autorizado. Al ingresar, sus ojos se posaron de inmediato en una enorme computadora negra, cuyas luces fosforescentes emanaban un aura misteriosa. Su corazón latía con emoción y nerviosismo mientras observaba su propia creación: un mundo virtual lleno de inteligencias artificiales que vivían como querían. Pero algo la inquietaba: partes del planeta virtual estaban teñidas de un morado oscuro casi negro.

-Llegaste, lider", saludó un hombre de gafas antes de entregarle una tablet. -Mira, la anomalía aún no se ha resuelto. Estos datos no concuerdan- frunció el ceño al observar la programación del nuevo videojuego, diseñado para poner a prueba diversas interacciones entre inteligencia artificial y humanos.

-Es extraño, siempre son los datos del villano los que muestran estas lecturas- comentó examinando la información en su tablet.

-Señora, ¿qué haremos?- preguntó un joven acercándose a ella.

-Entraré al juego y modificaré su configuración. Si este villano sigue así, acabará con todo- murmuró ella, molesta pero también con una pizca de tristeza al recordar la difícil vida que tuvo que vivir el villano según la información recopilada estos años.

-¿En qué momento se insertará, señorita?- preguntó el hombre de anteojos.

En su niñez- respondió ella, tecleando en la computadora.

-Pero señora, ya tiene veinte años en el mundo virtual. Además, este juego es diferente. Si regresa a su niñez, solo podrá permanecer allí por un máximo de dos días- advirtió el hombre. Ella observó los números en la pantalla con una sonrisa antes de dirigir su mirada hacia sus dos compañeros. -Será suficiente- afirmó antes de dirigirse hacia la cápsula. Una vez dentro, cerró los ojos mientras la compuerta de vidrio se sellaba.

Respiró profundamente, dejándose llevar por la sensación de ser arrastrada antes de volver a abrir los ojos.

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Todo a su alrededor era extraño y nuevo para ella. Ver números en una pantalla era una cosa, pero experimentar el mundo creado a partir de esos datos era una experiencia completamente diferente. Dio un paso adelante, pero se detuvo repentinamente al mirar hacia abajo. Observó sus pies pequeños y soltó un grito sorprendida al ver sus manos diminutas. ¿Ese era su cuerpo? Se sintió mareada de confusión mientras veía el reflejo frente a ella, su cuerpo se estremeció y sintió pánico. ¡Estaba en un mundo que no conocía y en este cuerpo! ¿Qué podía hacer? Solo era una niña; ¿cómo iba a ayudar al villano?

Buscó frenéticamente en sus bolsillos el dispositivo para comunicarse con sus compañeros, pero no encontró nada. La desesperación comenzaba a apoderarse de ella. Miró a su alrededor y notó las calles desoladas, lo que hacía que la atmósfera fuera aterradora. La oscuridad envolvía todo el lugar y las únicas fuentes de luz eran los postes de luz en cada extremo de las calles. Sintió un escalofrío de miedo; como una niña, no tendría la fuerza para defenderse si surgía alguna situación peligrosa.

Sin un rumbo claro, corrió por las calles hasta que divisó una figura conocida: un niño de siete años siendo arrastrado por dos hombres. Uno de ellos lo arrojó al suelo y lo pateó. Los ojos de Sky se abrieron con horror al presenciar la brutalidad con la que trataban al niño. Sin pensarlo, corrió hacia él y se interpuso entre los agresores y el niño, protegiéndolo con su cuerpo. Pero al darse cuenta de la diferencia de altura, palideció. ¡Maldición, se había olvidado de que ahora era una niña!

—¿Qué demonios estás haciendo, mocosa? —gruñó el hombre, con su voz resonando en la desolada calle.

—¡Tú no puedes golpear a un niño! —respondió Sky con valentía y algo de miedo mientras miraba al hombre dos metros más grande que ella.

Era una adulta atrapada en el cuerpo de una niña, pero aún así, sentía la necesidad de proteger al indefenso niño detrás de ella.

Mientras Sky apretaba sus puños y miraba al hombre con desafío, el niño detrás de ella se encogió y levantó la mirada al escuchar la voz dulce de una niña. Sus ojos se abrieron al ver la piel pálida, el cabello negro y el pequeño tamaño de Sky. Una niña de cinco años estaba tratando de protegerlo.

Miró al hombre con resentimiento al ver cómo este levantaba su mano dispuesto a golpear a la niña frente a él, sabiendo lo que vendría a continuación. Rápidamente, se puso de pie y tomó la mano de Sky, arrastrándola consigo mientras corrían para escapar de la ira del agresor.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Sky, sorprendida por la determinación del niño.

—Debemos huir, o nos golpeará aún más fuerte —respondió él mientras la llevaba por las calles de la ciudad.

Confundida, pero aún así, lo siguió; tenía miedo de estar más tiempo cerca de ese hombre. Siguió al niño hasta que finalmente llegaron a una casa. El niño entró por la ventana de una habitación.

—¿Estamos allanando una casa? —preguntó Sky, nerviosa.

—No, esta es mi casa —respondió el niño, moviéndose con cuidado para no hacer ruido. Caminaron hacia una habitación y cerraron la puerta con llave. El niño arrastró una mesa hasta la puerta para bloquearla, y Sky lo ayudó. No pasó mucho tiempo antes de que los pasos resonaran en la casa y los golpes en la puerta retumbaran en todo el cuarto. Sky y el niño dieron dos pasos atrás asustados, sus cuerpos temblaron e inconscientemente se abrazaron tratando de hallar protección el uno en el otro.

La tensión en la habitación era palpable mientras los golpes resonaban en la puerta. Sky se aferraba al niño con más fuerza, tratando de encontrar consuelo en su propio abrazo reconfortante. La desolación y la incertidumbre llenaban el aire mientras aguardaban, esperando que el peligro pasara.

Mientras sostenía al niño, Sky no pudo evitar sentir compasión por él. Era una víctima de circunstancias más allá de su control, al igual que ella misma. Se preguntó si el villano también había sufrido en su infancia, si alguna vez había conocido la misma sensación de miedo y desamparo que ahora experimentaba este niño.

El niño, finalmente sintiéndose seguro en los brazos de Sky, cerró los ojos y se dejó llevar por la sensación de tranquilidad que le ofrecía su abrazo. Para él, era un momento de paz en medio de la tormenta que había sido su vida. Su respiración se volvió más lenta y rítmica, demostrando el agotamiento que lo había abrumado. Con cuidado, Sky lo ayudó a apoyar la cabeza en sus pequeñas piernas, procurando que estuviera cómodo mientras dormía.

Pero conforme el niño se sumía en un sueño reparador, Sky notó algo extraño sucediendo. Poco a poco, su propio cuerpo comenzó a desvanecerse, como si estuviera desapareciendo ante sus propios ojos. Miró al niño con preocupación, preguntándose qué estaba pasando. Lentamente, sus contornos se volvieron cada vez más translúcidos, hasta que finalmente desapareció por completo.

Antes de desaparecer por completo, Sky susurró unas últimas palabras al niño dormido en sus piernas.

- Espero que tengas dulces sueños - susurró con ternura mientras acariciaba por última vez su cabello negro.

Con un suspiro, Sky desapareció por completo, dejando al niño dormido en la habitación, solo en la oscuridad.

Mi Obsesivo VillanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora