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La mujer de cabello oscuro tomó con fuerza su cabeza, sus ojos se abrieron con sorpresa al recordar este suceso. Siempre había creído que este mundo era su creación y que había entrado en él porque había muerto, pero este no era el caso. Realmente estaba en un mundo virtual, pero el contexto era completamente diferente al que ella creía. No existía un villano al que ayudar, nada de eso. Sus dos compañeros, Ali y Eliot, solo eran un producto de su subconsciente, creados para ayudarla a recuperar sus recuerdos fragmentados. Ahora que la mayoría de estos volvían, entendía todo esto.

Cada detalle parecía cobrar vida ante sus ojos: las sombras danzantes en las paredes, el eco lejano de sus propios pensamientos, el frío que penetraba hasta los huesos y el susurro de un viento invisible que acariciaba su piel. Todo en este mundo virtual adquiría una cualidad tangible, una sensación de realidad que desafiaba su comprensión.

¿Cómo era posible que Sara hubiera encontrado su camino hasta aquí? La pregunta resonaba en su mente como un eco insistente, alimentando su inquietud y sembrando la semilla del temor. Recordaba con claridad la intención original detrás de este mundo: una herramienta para ayudar a los pacientes en estado de coma, un refugio de sueños tejido con memorias fragmentadas y esperanzas perdidas. Pero ahora, en medio de la confusión y el desconcierto, esa visión se desmoronaba como un castillo de arena golpeado por las olas del destino.

Observó sus manos con detenimiento, maravillada por la sensación de tacto que se aferraba a ellas como una segunda piel. Cada línea, cada contorno, parecía contar una historia propia, una narrativa entrelazada con la esencia misma de su ser. Y mientras el frío penetraba sus huesos, una certeza amarga se apoderaba de su corazón: si este mundo virtual reclamaba su vida, su existencia en el mundo real correría el mismo destino.

El temblor recorrió su cuerpo, un escalofrío que trascendía lo físico para alcanzar las profundidades de su alma. En medio de la incertidumbre y el miedo, una verdad se alzaba como una antorcha en la oscuridad: si perecía en este mundo, se perdería para siempre la oportunidad de reunirse con Dark, de volver a sentir el calor reconfortante de su amor y la seguridad de sus brazos protectores.

Con determinación, Sky fijó su mirada en el espejo, donde su reflejo le devolvía una imagen de firmeza y valentía. Sus ojos, llenos de determinación, escudriñaron cada rincón antes de detectar una anomalía en una esquina, apenas perceptible si no estuviera tan cerca. Su corazón latió con fuerza ante la posibilidad de una oportunidad, pero sabía que debía actuar con cautela. Esperaría a que cayera la noche y Sara la dejara sola, sabiendo que los guardias, obedientes a su líder, no le harían daño sin su orden.

El tiempo pasaba y el frío empezaba a calar en los huesos de Sky, sintiendo cómo la somnolencia se apoderaba de ella, indicando los primeros signos de hipotermia. Con esfuerzo, se puso en pie y se dirigió hacia el espejo. Con determinación, se quitó la camisa y envolvió su mano antes de golpear el cristal con todas sus fuerzas. El sonido retumbó en la sala, y Sky observó cómo la fisura se extendía, una pequeña victoria ante la adversidad.

Sin dudarlo, Sky empuñó nuevamente su mano y golpeó con fuerza, el estruendo ensordecedor llenó la habitación. Sin esperar a que los guardias acudieran, se lanzó a través del hueco que había creado en el espejo, sintiendo el dolor de los vidrios clavándose en sus manos. Corrió hacia el otro cuarto y abrió la puerta, adentrándose en los pasillos con determinación, sus piernas tambaleándose por el frío y la fatiga. Cada respiración era un esfuerzo, pero el deseo de reunirse con Dark la impulsaba a seguir adelante, enfrentando cada obstáculo con valentía y fortaleza.

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Dark se sumergió en la interfaz de su computadora, sus dedos danzaban sobre el teclado con una destreza impecable, pero su mente estaba atormentada por la angustia. Cada línea de código que escudriñaba parecía ser un recordatorio de la ausencia de Sky, el vacío que había dejado en su vida. Con determinación, comenzó a rastrearla, sabiendo que ella era el eje central de este mundo virtual, la luz que iluminaba su existencia.

Mi Obsesivo VillanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora