Mi Obsesivo Villano

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Los ojos de Sky se abrieron con emoción al contemplar el nuevo entorno, mientras los murmullos y gritos de la multitud llenaban el aire con una alegría desbordante. Tomó la mano de Dark con entusiasmo antes de correr hacia el primer juego que llamó su atención: una enorme estructura vertical que se asemejaba a un martillo gigante. Los gritos de emoción resonaban mientras se elevaba y caía. Los puños de Sky se cerraron con fuerza, llenos de emoción al observarlo.

-¡Subamos a este!- exclamó, señalándolo con determinación.

El rostro de Dark se ensombreció al contemplar el aparato frente a ellos. Había jurado que nunca más se subiría a algo así en su vida. Sin embargo, al ver los ojos centelleantes de emoción de Sky, no pudo evitar que su corazón se debilitara ante ella. Suspiró antes de asentir. "Está bien, pero nunca más haré esto", prometió, aunque sabía que esa promesa difícilmente se cumpliría.

Sky sonrió triunfante antes de jalarlo hacia la cola, esperando su turno con emoción mientras miraba ansiosa los juegos a su alrededor.

Cuando llegó su turno, Sky emocionada jaloneó a Dark para que se sentaran uno al lado del otro, esperando el inicio del juego. La gravedad parecía querer jalarla hacia abajo, lo que la asustó mientras el martillo gigante se elevaba. Sus manos temblaron y un grito de miedo escapó de sus labios al cerrar los ojos.

A su lado, Dark no estaba mejor. A pesar de no gritar, su semblante era sombrío y su piel más pálida de lo normal. Miró de reojo a la mujer, que parecía un conejito asustado, antes de estirar su mano en un intento de reconfortarla. Sin embargo, antes de que pudiera tocarla siquiera, Sky abrió sus ojos con determinación y soltó un grito emocionado, con los ojos brillantes de alegría.

Dark sintió como si su alma saliera de su cuerpo al verla así, pero al mismo tiempo, estaba contento. Esta era la chica que él conocía, la verdadera Sky. Sonrió al verla, aunque esa sonrisa se desvaneció rápidamente. No sabía si esto podría considerarse tortura, pero para él, cada juego que Sky elegía era una prueba extrema de adrenalina que él sufría en silencio.

El corazón de Dark latía con normalidad cuando subieron a la tan anhelada montaña rusa, pero una sensación de inquietud lo sacudió repentinamente. Sin pensarlo dos veces, tomó a Sky entre sus brazos justo antes de que la cabina comenzara a descender. Un instante después, una bala atravesó la ventana, justo donde ella había estado unos segundos antes. El rostro de Dark palideció al ver el peligro inminente al que estaban expuestos una vez más.

Con determinación, protegió a Sky, obligándola a agacharse mientras la mantenía cerca. Mientras tanto, marcó rápidamente el número de su asistente con una expresión sombría.

-¿Dónde estás?- gruñó por teléfono, su tono dejando en claro la urgencia de la situación -Nos están atacando. Es mejor que lleguen rápido o sino...- No necesitó terminar la frase para transmitir la gravedad de la situación.

Sky temblaba en sus brazos, asustada por la repentina violencia del ataque. Aunque la voz de Dark al teléfono era diferente a la que ella conocía, sabía que no era momento de pensar en eso.

Cuando finalmente llegaron al suelo, Dark tomó a Sky en brazos, sin salir del refugio que les proporcionaba la cabina. Sin embargo, sabía que quedarse allí los pondría en peligro. Maldiciendo entre dientes, tomó la mano de Sky y salió corriendo del lugar, mezclándose con la multitud para evitar ser un blanco fácil.

Se sintió aliviado al ver a sus hombres llegar. Con una señal, indicó dónde había visto a los atacantes. Algunos se fueron en esa dirección mientras otros se quedaron para protegerlos.

-Gracias- murmuró Sky, sin soltarse del abrazo de Dark. El miedo persistente la invadía, y solo encontraba consuelo en sus brazos. Aún recordaba el dolor de la bala y la agonía que había sentido.

Dark la abrazó con más fuerza, sintiendo la necesidad de protegerla. 

-No tienes que agradecerme. Es lo menos que puedo hacer por la persona que más amo-  susurró, sorprendiendo a Sky. Abrió los ojos, mirándolo con lágrimas y emociones indescriptibles reflejadas en su mirada.