Irene estaba sonriendo. La aspereza del filtro de su cigarrillo acariciaba el borde de sus labios mientras le daba una profunda calada. A poca distancia Seulgi reclamaba y gruñía fastidiada porque su viejo y decadente saco de boxeo finalmente había terminado por romperse del todo.
-Seguro ahora usará tu culo para practicar -se burló Minjeong ganándose una risita baja en respuesta.
Tae intentaba tranquilizar a Seulgi. Explicarle que había dos sacos más de boxeo y que podía seguir usando otro. Sin embargo, no. Su dueña parecía tener una pequeña ligadura emocional a ese bulto de cuero azul y arena que se encontraba en el suelo.
- ¡No quiero otro! -gritó encolerizada.
Irene rodó los ojos y botó el humo por la boca. Seulgi era alguien bastante caprichosa y cuando su poca paciencia se sumaba, el resultado no era muy agradable.
- ¿Qué le pasó a la cavernícola de tu novia? -preguntó Tiff llegando al lado de Irene.
Tenía un pómulo hinchado y teñido de matices rojizos. Irene frunció el ceño y recordó la escena del desayuno donde Tiff se peleó con una de las chicas de la mesa por una estupidez. Sí, estupidez. Ya que definitivamente no era algo muy importante quien tuviera el cabello más rubio y, sin embargo, Tiff había reaccionado bastante mal cuando la otra chica le dijo que solamente era "una mal teñida". Un espectáculo digno para comenzar el día. Con Seulgi celebrando la "pelea de gatas" como lo había gritado a todo pulmón y con Taeyeon vitoreando a Tiffany, "rubia loca, te amo."
-Rompió su saco de boxeo -respondió Irene con voz traviesa-. Y ahora está como yegua en celo.
-Mujeres-se burló la rubia tomando el cigarrillo de los labios de Irene.
La castaña se encontraba sentada en aquella banca donde siempre se sentaban para ver a las chicas entrenar. Si aquello fuera una mala comedia norteamericana, serían algo así como las porristas, pero Irene no tenía pompones ni falda, solamente un desgastado short y una camiseta dos tallas más grandes que tenía el aroma de Seulgi. Tampoco animaba, ni siquiera le dirigía la palabra y aun así, a Seulgi parecía gustarle verla ahí. No lo decía, pero Irene podía ver atisbos de sonrisas en el rostro de su dueña cada vez que ella aparecía por la puerta para quedarse horas sentada, sin hacer nada más que fumar y ver a Seulgi lanzar golpes.
-Oye Baechu, ¿cómo está Soyeon?
-Mejor. En unos días saldrá de la unidad médica.
-Genial.
Nadie dijo nada más al respecto. No querían recordar el suceso del día anterior cuando Soyeon fue pillada en las regaderas, abusada y golpeada. Era la única del grupo que no tenía a alguien que velara por su seguridad y la marcara como propia, dando la oportunidad a las abusivas para hacer y deshacer con ella.
-Mira quién viene. -Señaló Minjeong a la entrada. Chaeryeong se encontraba ahí, con sus ojos de cachorro en busca de Seulgi-. ¿Todavía piensa que Seulgi la protege?
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𝑷𝒓𝒊𝒔𝒊𝒐𝒏𝒆𝒓𝒂 | 𝑆𝑒𝑢𝑙𝑟𝑒𝑛𝑒 |
Fanfiction𝑆𝑒𝑢𝑙𝑟𝑒𝑛𝑒 - Cuando Bae Irene escuchó la sentencia del jurado, el mundo se desmoronó ante sus fanales vidriosos e índigos, condenada a 5 años de prisión por una negligencia médica que no cometió, fue trasladada hasta una penitenciaria de máxim...