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Estaban en Miami para el sorteo de la Copa América. El Chiqui Tapia te había pedido que fueras porque necesitaban fotos para promocionar el evento. Lo que no sabías era si Lionel iría o no. La última vez que lo viste fue en el Maracaná, después de la supuesta "renuncia". Nunca volvieron a hablar desde entonces, y eso te dolió profundamente.

Durante ese mes, le habías preguntado cómo estaba y le habías hecho llegar tu apoyo, pero sus respuestas eran breves y poco expresivas, limitándose a monosílabos o palabras simples como "sí", "no", "bien" u "hola". Sabías que él necesitaba su espacio y tiempo para estar con su familia y sus hijos en España.

La situación se tornaba dolorosa para vos. En el juego de "amigos con derecho" que mantenían desde hacía dos años, caíste profundamente enamorada de él. Sin embargo, sabías que esto no era mutuo y cada vez te resultaba más difícil ocultarlo.

Al principio, Lionel no iba a venir al sorteo y sentías tranquilidad. Sin embargo, una mañana mientras compartían unos mates con Luifa, te miró y reveló que el técnico llegaría a miami en las próximas horas

— Dios, Lui', ¿por qué no me avisas antes de que llegue Scaloni?

— ¿Por qué? ¿Necesitas comprar un babero para cuando lo veas en traje? — comentó el profe entre risas, mientras te pasaba el mate.

Sí. él, junto a Manna y Aimar, eran los únicos que conocían toda la situación, junto a tu compañero de prensa y fotografía, Novello.

— ¿Ay, por dios, sos tonto?— preguntaste mientras agarraste el mate, sintiendo cómo tu rostro se ponía rojo.

— No sé cuándo vas a decirle lo que sentís, flaca. Son adultos los dos, se sientan y hablan — dijo Luifa con sinceridad.

— Bue, ni que fuera tan fácil. Déjame— respondiste con un suspiro, sintiendo la presión de la situación.

Continuaron charlando hasta que se hizo la hora de volver a los respectivos cuartos para prepararse.

Con el código de vestimenta "elegante", optaste por un vestido corto con la espalda descubierta, considerando el intenso calor, y el cabello suelto con un sutil maquillaje.

Aunque no ibas a aparecer en cámara, sabías que era importante lucir presentable. A pesar de los nervios, no podías negar que te vestiste de una manera provocativa, que solo él se fijaría. Quizá y solo quizá querías provocarlo.

Posiblemente nada de lo que tenías "planeado" iba a salir bien pero lo necesitabas.

Saliste de la habitación rumbo a sala del hotel, asegurándote de llevar la cámara. Empezaste a caminar entre la gente y allí lo viste.

Estaba conversando con Luifa y otros dirigentes, emanando una tranquilidad y elegancia innegables. En su traje azul y camiseta blanca, parecía una obra de arte, como siempre. Estaba hermoso.

Su mirada se encontró con la tuya en medio de la sala. Se quedaron unos segundos viéndose, la tensión estaba latente.

Desvías la mirada para continuar con tu trabajo, intentando concentrarte en lo que estabas haciendo.

Una mezcla de emociones te invadió: bronca, dolor y tensión. Sentías la frustración de quererlo con vos y para vos, pero al mismo tiempo, te enojaba no poder expresarte más allá de lo que el contexto te permitía. A pesar de desear profundamente tener algo más con él, eras consciente de que en realidad no eran nada, y eso provocaba dolor.

Decidiste ir a la barra para pedir un jugo de limón, y justo en ese momento, apareció Luifa.

— Ey, no podes tomar vos— exclamó Luifa.

Lionel Scaloni [One Shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora