16.

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Todo absolutamente, todo resultó ser una pesadilla esta semana, empezando porque hace días no recibiste un mensaje de Lionel, tu "amigo". Porque en teoría no era tu amigo, no hacían nada más que coger cuando pintaba o cuando él estaba en el país. Sabías que él estaba a full con la Finalissima y después venía el Mundial, pero por obvias razones ya habías caído a los pies del técnico de la selección. Tenían momentos que te habían confundido como los tratos más allá del sexo: quedarse a dormir en ambas casas, comprarte cosas o que te esperara para la cena post facultad y trabajo. Hace un año que tenían esta especie de relación que tranquilamente para el afuera podría parecer una pareja, pero ahí estaba el problema. 

Scaloni no quería.

Cuando intimaron la primera vez, luego la segunda, y para cuando ya había pasado un mes, te preguntó si querías hacerlo como algo de abastecimiento para los dos, pero la única regla era solo amigos. Aceptaste, al principio sintiéndote rara por la propuesta que te había hecho el campeón de América, pero después le agarraste el gusto.

El problema era que ahora, después de un año de esta dinámica, no podías evitar sentir más. Las pequeñas atenciones de Lionel, sus gestos que a veces parecían más románticos que casuales, todo te hacía pensar que había algo más.

En el fondo, sabías que necesitabas hablar con él, pero el miedo de arruinar lo poco que tenías te paralizaba. ¿Qué pasaría si le confesabas tus sentimientos y él decidía terminar con todo?

Lo que sí sabías es que era obvio que te ibas a enamorar de semejante hombre. Cuando te discutía sobre fútbol o te enseñaba, cuando lo montabas y veías aquellas caras de placer, su brazo que prácticamente cubría toda tu cintura, cuando cocinaba o mismo te hablaba de sus hijos.

Hace un tiempo te volviste más pensativa sobre eso, quizá la época de exámenes estaba haciendo efecto. No hablaban mucho, prácticamente nada cuando él se iba de gira, a su pueblo o mismo a España. Alguna que otra llamada, pero quedaba ahí, solo porque vos necesitabas escucharlo.

En el fondo te dolía un poco, ver cómo insistías siempre para mantener una conversación a distancia que nunca se terminaba dando. Prácticamente todos los días le deseabas suerte y lo saludabas, pero habías decidido mantener esto oculto porque él era conocido, por lo que no sabías a quién pedirle consejos. A veces entendías que tenías que dejar de ser intensa.

Esta semana en particular había sido especialmente dura. La falta de mensajes de Lionel te hacía sentir invisible, como si todo lo que habías compartido no significara nada para él. Te encontraba revisando tu teléfono cada cinco minutos, esperando una señal, cualquier cosa que te recordara que aún le importabas. Pero no llegaba nada.

Ahora que él se había ido unos días a Pujato, decidiste no hablarle. Tu única responsabilidad era el trabajo, tus alumnos y la licenciatura que tenías que terminar. Y para eso, había que aprobar dos exámenes.

Las horas pasaban y te sumergías en tus estudios, tratando de mantener tu mente ocupada y alejada de la falta de comunicación con Lionel. Sin embargo, su ausencia pesaba. Te habías acostumbrado tanto a sus pequeñas atenciones que ahora, sin ellas, te sentías incompleta.

***

Hace unos días te venías sintiendo mal. Tenías un poco de mocos y habías empezado con un dolor corporal. Estabas rogando que no te enfermaras, porque uno de los parciales era ahora o en junio si no te presentabas. Entre tu preocupación, lo llena de trabajo que estabas y el tema con Lionel, habías terminado por caer de cama.

La alarma de hoy sonó a las 7. Abriste los ojos y te diste cuenta de que no podías ni siquiera moverte de la cama; el dolor de cuerpo y el ardor de los ojos te estaban aniquilando.

Lionel Scaloni [One Shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora