Blake
Repiqueteaba el bolígrafo sobre la hoja y no lograba concentrar la mente en el trabajo. Desde que había despertado traía pensamientos intrusivos, que no lograba esquivar.
El aroma a café que desprendía la taza sobre el escritorio llenaba la pequeña oficina. Suspiré profundamente, quería quitar la ansiedad que sentía esperando que el reloj marcara las ocho a.m. ¿Qué estaba pasando conmigo?
La puerta sonó. Un cosquilleo me recorrió el cuerpo.
—Adelante.
Seth se asomó, una desilusión me cubrió por completo.
—¿Qué es esa cara? ¿no te alegras de verme?
Pase la mano por mí—. Trabajamos juntos, te veo más tiempo del que me gustaría.
Él sonrió abiertamente y tomó asiento frente a mí.
—Yo creo que esperabas a alguien más...
La puerta se abrió. Jules entró radiante como siempre. Su pelo sujetado pulcramente en una coleta, los pómulos rosados por el frío que comenzaba a hacer, los labios brillantes, los ojos expresivos, tristes.
Había algo en ella, algo en la forma que su sonrisa le iluminaba el rostro, que me hizo darme cuenta que sin querer estaba despertando algo en mí que no podía seguir ignorando. Ya no era el simple deseo, aquella atracción inevitable, era distinto y estaba totalmente dispuesto en averiguar de qué se trataba.
—Buen día — Saludó.
Vi a Seth gesticular divertido, un "disimula". Me aclaré la garganta antes de devolverle el saludo.
—Buen día.
—Buen día, Jules. Te dejo a mi querido amigo, esta algo idiota hoy, pero creo que sabrás resolverlo —se giró hacia mí, y lo fulmine con la mirada—. Adiós querido.
La escuche reír a mi lado. Aquel sonido llenaba el aire de la habitación, haciéndome sonreír. Corrió la silla hasta situarla a mi lado. Me encantaba tenerla cerca.
—¿Sucede algo? —preguntó con dulzura.
—No, solo es Seth siendo Seth.
—Hoy no pude traerte muffins, ¿Quieres almorzar conmigo?
—Claro.
—Bien, ahora a trabajar.
Movió la silla quedando frente a mí. Saco su laptop y se dispuso a trabajar. El sonido del teclado era lo único que se escuchaba en la oficina. Intentaba concentrarme en verificar el avance de la nueva pista de esquí, pero me era difícil ya que cada vez que levantaba la mirada y la veía absorta en su lugar sentía un cosquilleo en el estómago. Se mordió el labio inferior. Mi corazón latió con fuerza, estaba tan cerca y tan lejos. Deseaba saborear sus labios. Pero algo en mi me frenaba, algo me decía que era demasiado pronto.
Necesitaba aire.
—Ahora vengo —le comuniqué saliendo de la oficina.
Camine sin parar hasta llegar al estacionamiento. ¿Es que acaso me estaba volviendo loco? Me pase la mano por la cara con frustración. ¿Qué me estaba haciendo? ¿acaso a ella le pasaba lo mismo?
—Blake.
Su voz temblorosa me hizo darme vuelta. Estaba pálida y su cara era una mezcla de preocupación y lastima. Me acerqué a ella rápidamente.
—¿Estas bien?
Asintió—. Llamó tu madre, han hospitalizado a tu padre.
Sentí que el mundo se caía a mi alrededor. Un nudo se formó en mi garganta mientras procesaba sus palabras. Mi mente se llenó de pensamientos oscuros y temores. Mi papá, mi héroe...
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Once de Octubre
RomanceOnce de octubre. Dos mil cuatrocientos kilómetros de distancia. Dos personas que no se conocen de nada. El sufrimiento que entrelazará el destino. Los fantasmas oscuros del pasado asechándolos. Dos corazones rotos. Aquel once de octubre... Jules se...