*ESTE CAPÍTULO CONTIENE NARRACIONES EXPLÍCITAS +18* Queda bajo la total responsabilidad del lector la decisión de leerlo. Ya aclarado, espero que les guste el capítulo!!!
Jules
Abrí lentamente los ojos. Sentía algo duro contra la cara y un peso rodeándome la cintura y las piernas. Los recuerdos de la madrugada comenzaron a hacer presencia, provocándome una sonrisa.
Mi rostro y la mitad de mi cuerpo descansaban en el pecho desnudo de Blake, mientras que él me abrazaba la cintura con el brazo y nuestras piernas se encontraban enredadas entre sí. Miré el reloj, faltaba un cuarto de hora para que la alarma sonara. Dejé un pequeño beso en su torso y me acurruqué aún más. El calor que desprendía su cuerpo y la tranquilidad con la que respiraba me hacía sentir completamente a salvo. Le acaricié la mejilla con el dorso de la mano, el rastro de una ligera barba de unos tres días me raspó, aun así, seguí moviendo la mano hasta llegar sus labios, los cuales me dediqué a delinearlos con el dedo índice. Eran suaves, carnosos, cálidos. Y todo me remontaba a nuestro beso. Al principio me había asustado, a quien le iba a mentir, todavía sentía miedo, pero la atracción que sentía hacia Blake parecía ganarle a cualquier otro sentimiento.
—Me quedaría todo el día así contigo —murmuró con la voz ronca.
—¿Te has estado haciendo el tonto?
—Claro. Es que me gustan tus caricias.
Me apretó a él logrando que mi cuerpo quede completamente sobre el suyo. Me levanté apoyando los codos al lado de su cabeza. El pelo me cayó por ambos lados. Le di un pequeño beso en los labios.
—Buen día —susurré sobre su boca.
Me tomó por la nuca con una mano para besarme cálidamente, como si quisiese asegurarse de que era real y no un sueño del que pronto despertaría. La suavidad de sus labios sobre los míos me mando una ola de calor que me recorrió todo el cuerpo. Poco a poco el beso se hizo más profundo, más urgente. De un segundo para el otro sentí la espalda en el colchón y a Blake sobre mí. Me aferré con ambas manos a sus hombros varoniles. Me acariciaba desde la cintura hasta la pierna y volvía a su recorrido. Me besó el rostro, el cuello y la clavícula, para luego volver hambriento a apoderarse de mi boca. Cada movimiento, cada roce, demostraba el deseo que había estado creciendo entre nosotros.
La alarma sonó.
—Blake... se nos va a hacer tarde —hablé agitada.
Nuestras miradas se encontraron y no pude evitar sonreír, una sonrisa que él me devolvió.
—Tienes el día libre.
—Blake...
—Soy el dueño y te estoy obligando a tener el día libre.
—Bien, pero no te acostumbres.
Se dejó caer a mi lado. El pecho le subía y bajaba palpitante. Me incorporé sobre un costado, sosteniéndome la cabeza lo mano, mientras que con la otra le dejaba pequeñas caricias en el pecho. Un maullido me recordó la presencia del pequeño felino.
—Debería ponerle un nombre.
—Chocolate —murmuró.
—Chocolate me gusta. ¿Qué te parece si nos levantamos y preparamos unos muffins para el desayuno?
Giró su rostro hacia mí.
—Tengo una mejor idea. Tú los preparas mientras que yo veo ese bonito culo que tienes.
Sentí como las mejillas se me calentaban por la vergüenza.
—Eres un pervertido.
—Pero solo por y para ti.
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Once de Octubre
RomanceOnce de octubre. Dos mil cuatrocientos kilómetros de distancia. Dos personas que no se conocen de nada. El sufrimiento que entrelazará el destino. Los fantasmas oscuros del pasado asechándolos. Dos corazones rotos. Aquel once de octubre... Jules se...