Cap 3

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La sirena se inclinó hacia adelante con un gesto tan fluido como el de una serpiente, examinando a Alondra con una mirada que parecía querer arrancarle cada secreto de su alma.

- Una historia, dices - respondió con una sonrisa que no tocaba sus ojos - todas las historias tienen un precio mariposa... ¿Qué hace la tuya más interesante o que valga la pena mi ayuda para cruzar el río y adentrarte en el Abismo? 

Alondra tragó saliva, sintiendo la tensión subiendo por su columna vertebral como un dedo huesudo y tremendamente frío.

- Mi historia es sobre el rey - dijo, luchando por mantener la voz firme - y un pacto que está apunto de romperse, un nuevo cambio que afectará a todas las criaturas del bosque, incluidas las sirenas. Si me ayudas a cruzar, te contaré todo lo que sé. 

La sirena entrecerró los ojos , observando a Alondra como un depredador que huele el miedo de su victima, su presa.

El aire se volvió espeso con una energía casi tangible, Alondra se obligaba a mantener la mirada fija en la sirena. Alrededor de ellas el río comenzó a burbujear y a formar pequeñas ondas, como si la propia agua estuviera reaccionando al peligro que se cernía sobre la mariposa.

- La historia del rey es un tema peligroso incluso para nosotras - dijo la sirena, su voz acariciaba el aire con un toque de amenaza - si tu historia es falsa, te arrastraré a las profundidades y tus alas se marchitarán para siempre, no habrá luz que te rescate de mis aguas.

Alondra sentía como cada fibra de su piel estaba gritándole que corriera, que volara lejos y no mirara atrás. Pero no podía darse el lujo de dudar, la luna ya se estaba marchando, las sirenas eran impredecibles y tan cambiante como la corriente del río mismo, no tenía tiempo.

- si me ayudas a cruzar, te cotaré todo - dijo, su voz era firme a pesar del temblor de sus alas - pero debes prometer que una vez te lo cuente no me harás daño, ni a las otras mujeres mariposas.

La sirena la estudió durante un largo momento, examinando cada parte de su alma, la sonrisa que apareció en sus labios no podría significar nada bueno era peligrosa, un filo que podía cortar tan profundo como las rocas del fondo del río. 

- Un trato, entonces - dijo, extendiendo una mano delgada pero firme - te guiaré por el río hacia el Abismo pero recuerda mariposa, una promesa hecha a una sirena es un lazo irrompible. Si intentas engañarme, no habrá retorno. Ahora, toma mi mano y entrégame tu historia.

Alondra dudó un segundo, consciente de que al tomar la mano de la sirena, sellaba un trato del cual no había escape, tomó la mano de la sirena, sintiendo el frío río recorriéndole el brazo, como si el agua la estuviera arrastrando hacia un lugar sin luz ni esperanza.

Las sirenas emergieron del río, sus miradas fijas en ella, cada una con una expresión de desconcierto y hambre.

El viento comenzó a arremolinarse alrededor de Alondra, levantando hojas y creando un silbido lúgubre entre los árboles. El bosque la observaba en silencio mientras ella ponía un pie en el agua comprendió que el precio por ser libre podía ser más alto de lo que jamás había imaginado.

Mientras la sirena la arrastraba hacía el río, el frío del agua subía por las piernas de Alondra como si le estuvieran robando el calor de su cuerpo. El viento azotaba su rostro, susurrando advertencias que casi no podía oír sobre el sonido del río que la envolvía. Las otras sirenas observaban desde la orilla, sus miradas desafiantes, como si estuvieran esperando que la joven mariposa cometiera un error para lanzarse sobre ella.

El trato había sido sellado, las sirenas no eran de fiar, eran criaturas de engaño que disfrutaban jugando con las mentes de los viajeros desprevenidos, incluso cuando decían la verdad, siempre había un filo oculto en sus palabras.

Alondra apretó el amuleto que Seraphi le había dado, sintiendo el tenue calor que emanaba de él y rezó para que tuviera el poder de protegerla de las trampas del río.

La sirena tiró de ella con fuerza, sin dejar espacio para la indecisión:

- Si intentas engañarme, recuerda que las criaturas del río te devorarán. Cuenta tu historia mariposa y cuéntala bien porque será lo único que te mantenga con vida.

Alondra intentó mantener la calma pero el agua se volvía más oscura y densa a medida que avanzaban, podía sentir el murmullo de las otras sirenas, sus voces entrelazadas en un canto que parecía un hechizo destinado a confundirla.

La sirena la llevó hasta un punto dónde el agua llegaba hasta su pecho, la corriente aquí era fuerte, Alondra sentía el peso  de la sirena aferrándose a su brazo, sus dedos fríos como el acero y si darse cuenta ya estaba nadando con las sirenas.

- Estamos cerca del Abismo, el viaje es corto con nosotras - dijo la sirena, con una sonrisa de satisfacción.

- Me hechizaron ? - pregunta Alondra un poco asustada.

- No había necesidad mariposa - dijo sonriendo - ahora debes contarme todo, debes convencerme de que tu historia vale la pena.

El corazón de Alondra latía tan fuerte que temía que las sirenas pudieran oírlo, el frío comenzaba a quemarle la piel mientras se aferraba al amuleto, el Abismo la esperaba con todos sus horrores y secretos.

- Mi historia - dijo Alondra, intentando no temblar por el frío que sentía - es sobre un cristal que posee la fuerza de mil almas, un poder que puede destruir al rey y liberar a las mujeres mariposas de su tiranía. Pero para llegar hasta él, tengo que  cruzar el río y enfrentar el Abismo. Si me ayudas, te contaré todo lo que sé, sí no, seré una sombra más en el río y tu gente seguirá esclavizada por el rey o los siguientes en el trono.

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Hola lector!

Como había compartido en Instagram: Olgagaons_autora, aquí les traigo un nuevo capítulo, qué opinan de las sirenas, podrían ser de ayuda a la protagonista o unas traidoras? 

Saludos!




La mariposa del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora