Cap 6

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- ¿ Crees que tienes la fuerza para enfrentarte a mí ? - dijo el rey, inclinándose hacía Alondra, su aliento frío como el hielo. - ¿ Crees que puedes ser diferente a tu madre? Al final solo era un insecto más que se atrevió a volar demasiado cerca de mi reino.

El rey se giró y comenzó a caminar de regreso a su trono, dejando a Alondra sola en el centro del salón, rodeada por las sirenas, el desprecio en la voz del rey era como veneno que se extendía por el aire.

- Te daré una oportunidad - dijo el rey, sin girarse - Demuestra que eres más fuerte que tu madre, demuestra que no eres solo otra sombra en mi Abismo - Luego se sentó en su trono y golpeó el brazo del asiento con un gesto autoritario - O serás devorada por las sombras como todas las demás criaturas que se atrevieron a desafiarme pero sin antes darme lo que es mío un nuevo heredero. 

El Abismo parecía engullir todo vestigio de luz, convirtiendo las sombras en algo tangible, denso y opresivo.

El rey la observaba desde su trono, su sonrisa llena de crueldad, entrelazó los dedos y con interés  casi sádico le dijo: 

- ¿ Tienes algo que decir hija de Celeste ? - su voz resonando como un trueno apagado en la vasta sala - ¿ Crees que puedes burlar al Abismo ? ¿ Desafiar mi voluntad y escapar ilesa ? Eres una mariposa atrapada en una red de sombras y tus alas no te salvarán aquí.

Alondra levantó la cabeza, su mirada  desafiaba al rey, aunque sentía que sus piernas temblaban bajo su peso.

- Vine por el cristal - dijo firmemente - para poner fin a tu reinado de terror y liberar a mi pueblo de tu control.

El rey soltó una carcajada baja y burlona.

- ¿ Liberar a tu pueblo? - repitió  con una mueca de incredulidad - eres solo una mariposa más, destinada a ser aplastada bajo mis suelas.

Alondra sintió la ira quemando su pecho.

- No me someteré a ti ni a tu Abismo - dijo desafiante mirando al rey.

El Abismo, era ese lugar donde la oscuridad tejía sus hilos en cada rincón, donde el aire era más denso que cualquier secreto guardado en las profundidades del tiempo. Caminé con pasos determinados hacia la figura encadenada que el Rey de las Sombras me había mostrado. Cada paso sobre el suelo frío y resbaladizo era como un desafío a la gravedad misma, una lucha constante contra la inevitable atracción hacia la oscuridad que me rodeaba.

El rey dejó de sonreír, su expresión se volvió dura y fría.

- ¿ Tanto confías en ti misma? - dijo levantándose lentamente de su trono - ¿ tanta confianza tienes en tus alas ? Las mismas alas que arranqué de tu madre y puedo arrancar de ti  con la misma facilidad ? 

El rey levanto una mano, las sirenas se movieron más cerca como si estuviesen esperando la señal para atacar, sus miradas estaban fijas en Alondra, su siguiente bocadillo.

- Voy a darte una oportunidad porque me gusta jugar con lo que me voy a comer - continuó, con la voz suave pero llena de amenaza  - Si puedes  demostrarme que no eres solo una niña asustada, te permitiré vivir. Pero si fallas, serás mi próxima prisionera y tus hermosas alas serán solo un recuerdo lejano.

Alondra permaneció quieta, su corazón latía con fuerza en su pecho, intentando huir de su cuerpo. Sabía que las palabras del rey eran una trampa, una forma de humillarla y mostrar su poder. 

El rey la observaba, hipnotizado por su nueva presa luego se giró hacía un rincón del salón donde una figura encadenada se retorcía en la penumbra.

- Tengo una idea pero quieres ver a tu madre, Alondra? - preguntó, su voz llena de burla - Ven, acércate, ella te dirá lo que significa desafiarme. 

La mariposa del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora