Este fanfic no sigue la misma línea temporal que la serie.
(Enemies to lovers)!!!!
Caroline tiene que pensar muy bien la idea que Klaus le ha propuesto, dejarlo todo para irse con él a Nueva Orleans y hacer una nueva vida...
O arriesgarse a que mate...
「 »Cinnamon girl- Lana del Rey « 0:50 ─〇───── 2:30 ⇄◃◃ ⅠⅠ ▹▹↻」
Cuanto menos quedaba para la medianoche más florecían mis nervios en mi vientre.
Elena y Bonnie querían estar conmigo cuando Klaus apareciera ya que entre todas habíamos decidido que el punto de encuentro tenía que ser sí o sí las a fueras del pueblo.
¿Qué cómo lo sabíamos?
Sencillo.
Klaus ya no estaba por Mystic Falls y no se le veía por la labor de volver al pueblo...
Solo iba a volver para llevarme a mi.
Estábamos frente al cartel de entrada del pueblo, las tres, en silencio. Cada una teníamos mucho que decir, pero ninguna el cómo decirlo.
Las dos se sentían culpables por no haber podido evitar aquella situación, pero aunque yo ya les había dicho que no se tenían que preocupar ya que el problema era mío no de ellas, seguían igual.
Hasta que me animé a hablar.
-Supongo que deberéis de preparar la fiesta de los 90's sin mi.- pretendía suavizar la tensión que había entre cada una, que para ser sinceros, se podía cortar con un machete.- -No digas eso Car... encontraremos la manera de que vuelvas lo antes posible a Mystic Falls.- Bonnie sonaba rota, estaba triste, como cada una de nosotras. Aún así sus palabras estaban llenas de seguridad, ya habían empezado un plan.- -Sé que haréis algo, pero tranquilas, sabéis que podéis estar tranquilas. Me sé defender sola.- Hablé con confianza y algo de miedo. No sabía hasta que punto Klaus estaba obsesionado de mi ni sí esa obsesión era tan poco sana como me imaginaba.- -Ya sabemos que eres fuerte Car, lo que no queremos que Klaus te haga cualquier cosa que tú no quieras hacer.- Insinuó Elena mientras jugueteaba nerviosa con su colgante.- -Tranquilas.- miré mi reloj, 10 minutos para medianoche.- Chicas, id yéndose ya, quedan 10 minutos para las 12.
Ambas asintieron, sabían de la alerta de Klaus de que debía de estar sola.
Me dejaron en frente de mi mis maletas, me dieron un abrazo de estos que sabes que va a ser el último, de estos que disfrutas porque sabes que no van a volver a ocurrir o que va a ser muy complicado que vuelva a pasar.
Las dos se alejaron de mi mientras de poco a poco giraban la cabeza para dirigirme una sonrisa apacible y triste y me despedían con la mano.
Hasta que se perdieron por la niebla. Damon estaba a un kilómetro esperándolas en el coche.
-Sabes que llegas tarde, ¿Verdad?- Le recordé al rubio en cuanto se acercó a mi en el coche, bajando la ventanilla para dedicarme una de esas sonrisas que me encantaría arrancarla a base de puñetazos.
-Amor, vamos, ¿qué son 10 minutos de nada?- una sonrisa canalla se torció de nuevo en sus labios. UFFF que patada le metía...- -Al menos ten un gesto bonito, baja y ábreme el maletero para meter las maletas.- No le pedí, más bien le exigí. Disfrazaba mi miedo de ira.-
Y me hizo caso.
Sin rechistar.
Sin quejarse.
Cosa que me dejó perpleja.
Se bajó del coche para coger mis maletas, abrir el maletero después de rodear el coche por detrás, y meterlas para después cerrar el maletero.
Y también me abrió la puerta del copiloto.
La verdad me esperaba que la que fuese en el maletero fuera yo y no las maletas.
Me senté sin rechistar, seguía enfadada a pesar de la forzada caballerosidad del rubio.
Se sentó de nuevo en el asiento del conductor para retomar el camino hacia Luisiana. No le hablé, me negué rotundamente a hablarle, me acababa de arrancar del lugar de donde pertenecía a base de amenazas y de hacerle daño a mis amigos y a mi madre.
Él en un principio tampoco estaba muy a la labor de hablar, conducía en silencio con la radio puesta, sonaban los mayores éxitos del año y alguna que otra conversación entre los dos que hablaban al otro lado del aparato sobre el tema de la canción que acababa de sonar.
Pasaron 30 minutos, y este hombre no me dirigía la palabra.
Entre la conversación de besugos que estaban teniendo los de la radio, el pasar monótono de los árboles sombríos por la noche y el sonidillo del calefactor del coche, hicieron que me quedara dormida.
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