Capítulo 3

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El tiempo fue pasando rápidamente y ya estábamos entrando poco a poco en primavera. El invierno había pasado como si de un tren se tratase, fue como un abrir y cerrar de ojos. En invierno, pude conocer a la madre y a la hermanita de Bella, ambas eran encantadoras y, de hecho, nos invitaron a mí y a mamá a cenar con ellas en Nochebuena.

Aquel invierno fue el más frío desde hacía una década, incluso llegamos a temperaturas bajo cero. Al ser tan frío, fue también muy lluvioso, y no solo eso, sino que nevó. Nevó en varias ocasiones y ahí fue cuando descubrí que uno de los sueños de Bells eran ver la nieve. La primera vez que nevó fue el 21 de diciembre, ya nos habían dado las vacaciones de Navidad y cada uno estábamos en nuestras casas. De repente, recibí una llamada de Bella. Ella estaba muy ilusionada, me llamó casi gritando de la emoción diciéndome que me asomara a la ventana, me asomé y allí estaba ella, bajo de mi casa mirándome a mí.

—¡Mira Harry, está nevando! —Me dejó sordo mientras gritaba eso desde la calle y, a la vez, desde el teléfono. Le dije que me diera unos minutos para vestirme y abrigarme y le colgué. Me puse una bufanda de color azul cielo que tenía desde que era pequeño, un suéter de lana también azul y unos pantalones vaqueros simples. Me puse unos calcetines bastante calentitos, cogí el abrigo y me calcé con los zapatos. Bajé a verla.

—¡Buenos días mamá!

—Hola, cariño. ¿Adónde vas? ¿No quieres desayunar antes?

—Que va, ¡tranquila! Me voy con Bella un rato.

—Está bien, pues dale recuerdos de mi parte, y no volváis muy tarde, que te resfriarás.

—Sí, mamá. —Le dí un beso en la mejilla y salí por la puerta.

—¡Harry! —Gritó Bella lanzándose a mí para abrazarme.

—Hola, Bells. ¿Cómo estás? ¡Ten cuidado, que nos caeremos! —Me zarandeó tanto que hizo que casi cayéramos al suelo, pero me resistí.

—¡Muy bien! ¿Ves esto, Harry? ¡Está nevando!

—Sí, bihotz, está nevando.

Bihotz era un apodo que había conocido hace algunos años gracias a un amigo mío que era de Elantxobe, un pueblo del País Vasco. Esta palabra significa ''corazón''.

—¡Vamos a hacer un muñeco!

—Bella, ¿nunca has visto la nieve? ¿Por qué estás tan ilusionada?

—No, nunca la he visto, Harry. Desde pequeña me ha encantado pero jamás la había visto en persona. ¡Venga, vamos!

La llevé hasta una pequeña montaña que había cerca de mi casa. Cuando nevaba, ese sitio era el mejor para hacer muñecos de nieve, tal y como ella quería. Estuvimos unas horas haciendo el muñeco y jugando con la nieve, hasta que comenzó a hacer más frío.

—Bells, vamos a casa ya, ¿vale? Está empezando a congelar más.

—Pero yo quería...

—Bells, las temperaturas de este año son muy bajas respecto a los anteriores años. Tranquila, seguro que vuelve a nevar más veces, pero ahora tenemos que irnos o te resfriarás.

—Está bien, pero espera... —Sacó una pequeña cámara que tenía y decidió inmortalizar aquel momento para siempre. Hizo incontables fotos de la nieve, y también hizo varias de nosotros dos y de nuestro muñeco, al que habíamos llamado Kristoff.

—¿Quieres que vayamos a por un chocolate caliente? —Le pregunté.

—La verdad es que me apetece muchísimo, pero no me he traído dinero para pagarlo, así que otro día será.

Bajo la lluvia del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora