Capítulo 11

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—¡Venga, vamos a tirarnos al agua ya!

—¡Sí, vamos!

—Esperad, falta Bella —dije.

—Es verdad. Max, Oli, vamos a esperarla —pidió Alison.

—Vaaale... —dijeron los dos al unísono.

Poco después, vino Bells. Pero... algo iba mal. La expresión de felicidad plena que tenía hace tan solo media hora, antes de ir a cambiarse, había cambiado a una completamente diferente. Su rostro ahora estaba serio, y tenía los labios ligeramente apretados. En cuanto vio que estaba mirándola, intentó forzar una sonrisa que, más bien, le salió como si fuera una mueca. Bajé mi mirada, revisándola todavía, y...

Oh, no. Algo iba mal.

Y casi podía deducir lo que era.

Ni siquiera se había cambiado, finalmente. Seguía con la misma camiseta de tirantes y los mismos pantalones cortos de antes. No se había puesto el bikini, a pesar de que había dicho que iba a hacerlo. Intenté acercarme, pero Lily se me adelantó. No pude escuchar lo que hablaban —por culpa de los dos hermanos, que estaban gritando, como siempre—, así que me quedé igual. Cuando Lily volvió, la miré con extrañeza. Me devolvió la mirada, sin más, y esta vez le dediqué yo otra mirada significativa.

—No es nada. Dice que no quiere bañarse porque ha empezado a encontrarse mal, pero que nos bañemos nosotros —susurró Lily, encogiéndose de hombros.

Aunque... yo sabía que no era precisamente por eso.

—Está bien —respondí, asintiendo—. Voy un momento con ella, ¿vale? Vosotros podéis ir bañándoos si queréis —ella también asintió, mientras se iba alejando de mí pero a la vez iba acercándose a los demás.

Me acerqué a Bella, que había ido al salón y ahora estaba viendo una serie en la televisión.

—Oh, Harry. Estás aquí —dijo ella, girándose hacia mí en cuanto me oyó.

—Sí.

—¿Pasa algo? —asentí.

Silencio.

—¿Qué...?

—Sabes lo que pasa.

—¿Es por la piscina?

—Exacto.

—Mhm... Es que me encuentro mal.

—¿Ah, sí? ¿Qué te pasa?

—Me... me duele la barriga.

—Ya veo. Y estás comiendo chocolate.

—Eh...

—Anda, Bells... no me mientas. Sabes que se te da fatal mentir. Y que siempre pillo todas tus mentiras.

—Bueno, pero Lily y los demás no las pillan. Tú eres el único que sí lo hace. A veces pienso que eres un brujo, ¿sabes? —intentó desviar la conversación.

—Sí, claro, probablemente lo sea y no me haya dado cuenta. No sé. Bella...

—Harry... Por favor, ve con los demás. Estoy segura de que están esperándote. Y después hablaremos. No quiero hablar de esto ahora, en serio...

Me giré hacia el cristal por el que se veía el jardín y parte de la piscina. Pude ver lo bien que se lo estaban pasando... No me habría importado quedarme un poco más con ella, pero decidí no hacerlo. Sabía que estas conversaciones eran muy incómodas para ella. Así que le hice caso.

Bajo la lluvia del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora