Capítulo 9

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*MINI MARATÓN 2/3*


Volvió a los cinco minutos. Supuestamente, había ido al baño, aunque no se escuchó la cadena de este.

—¿Ya has acabado?

—Sí.

—¿No has tirado la cadena?

—¿Eh? —parecía extrañada.

—Habías ido al baño... ¿No?

—Oh, sí, sí. Bueno, la verdad es que he ido porque una amiga me había llamado.

—¿Una amiga? ¿Quién? —pregunté, un poco desconfiado. Odiaba desconfiar de ella, pero... no sé—. ¿Alison?

—No.

—¿Lily?

—Mhm... no, la verdad.

—¿Entonces...?

—Es una compañera de clase. Se llama Sa... —frenó en seco—. Se llama Sabrina. Sí, Sabrina —dijo, otra vez. Aunque parecía más que lo hacía para convencerse a sí misma.

—¿Sabrina? —pregunté.

—Sabrina —repitió.

—No sabía que en tu clase hubiera ninguna Sabrina.

—Oh, sí. Eh... tienes razón. No la hay. Quiero decir, no la había. Es que... es nueva. Va a venir nueva este curso. La conocí... la conocí porque es la prima de Candela —a ella sí que lo conocía, era una compañera y amiga suya de clase.

Candela era una chica también española, y de la misma edad que Bella —obviamente—. Lily la conocía desde que eran pequeñas y yo había coincidido con ella solo en las fiestas de cumpleaños. Aun así, era una chica majísima. Y tenía un pelo perfecto. Su pelo era rubio y tenía unos rizos que le caían perfectamente hasta un poco más abajo que los hombros. Tenía algunas pecas alrededor de su cara, cosa que hacía que fuera todavía más bonita. Sinceramente, era de las pocas personas del instituto que me caían bien, a pesar de que fuera a un curso menos que yo.

Ella era una chica... que no necesitaba destacar, básicamente. Era muy amable con todos y, sobre todo, muy buena amiga. Siempre que necesitabas a alguien que te escuchara o un hombro en el que llorar, ella estaba ahí. También jugaba en el equipo de fútbol femenino del instituto y la verdad es que era realmente buena. Lily siempre le repetía que era la mejor, a pesar de que ella no estuviera tan segura de ello algunas veces. Yo también lo pensaba. Era muy, muy buena. Sabía que esa chica iba a llegar lejos con el fútbol, a pesar de que mayor quería dedicarse a otra cosa —algo de una empresa, me comentó una vez Lily—.

—Ah, bien. Y... ¿qué quería tu amiga? —dije, volviendo a la realidad.

—¿Qué?

—Sabrina, ¿qué quería?

—Ah. Nada, nada. Le pedí ayuda con una cosa y me ha llamado para preguntarme qué tal me había ido.

—¿Qué cosa?

—Nada importante, tranquilo. No te preocupes.

—¿Segura?

—Sí. Anda, vamos a acabar de ver la peli.

—Está bien... —decidí no preguntar más, sabía que no quería hablar del tema, aunque no sabía muy bien por qué.

Acabamos de ver la peli —con Bella llorando por los enanitos— y decidimos que era hora de ir a dormir. Ya era muy tarde, eran las doce y media, y... en fin, era ya 23 de agosto. Mi cumpleaños. Me pareció raro que Bella no me dijera nada, ni me felicitara, pero decidí dejarlo pasar por alto.

Bajo la lluvia del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora