Capítulo 31

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Eran las dos de la madrugada y Jimin aún no podía pegar el ojo. Desde que vio entrar a Yoongi, con su rostro contraído en el dolor, su doloroso llanto, el cómo se aferraba a él como si temiera que se esfume y lo dejara, no ha podido dejar de lagrimear. Su alfa tenía un dolor, y gracias al enlace lo sentía, y aquello le dolía terrible, le apretaba el corazón.

Yoongi no le explicó nada, incluso cuando dejó de llorar simplemente lo abrazó, quedándose poco a poco dormido.

El Omega acarició los mechones negros, despejando poco a poco algunos. Por lo menos ya no lloraba, pero la agonía de Yoongi lo estaba matando, le estaba lastimado el corazón. Se inclinó para darle un beso en la mejilla, su rostro se veía sereno, pero estaba un poco colorado e incluso tenía las bolsitas de los ojos un poco hinchadas, su respiración estaba tranquila, y esta vez no roncaba.

Lo amaba tanto.

Qué sufría cuando él lo hacía.

Se acurrucó más a su lado y el alfa pareció sentirlo, porque hundió el rostro en su pecho. Al parecer estaba más tranquilo, porque su olor estaba como el de siempre, fuerte.

Yoongi empezó removerse mientras soltaba quejidos, pero estaba tan sumido en los pensamientos, la confusión y el dolor, que no le había puesto tanta atención.

—¿Jimin...? —Al escuchar su voz dejó de lagrimear.

—Dime —Musitó. Lo sintió buscar su mano, y entonces las entrelazó. El Omega se sonrojó.

—Te amo — Susurró, desde su pecho. Y para este paso Yoongi debe estar escuchando los latidos rápidos de su corazón.

El sonrió ruborizado, y entonces inclinó un poco la cabeza para darle un beso en la frente, dejando los labios ahí un rato.

—Yo muchísimo más... —Le respondió.

Se quedaron en silencio por un momento. Aquel contacto entre sus cuerpos, y manos entrelazadas estaba provocando que la angustia del Omega fuera cediendo, diluyéndose.

No mentía que se sentía algo incómodo acostado en aquella sábana sin ninguna superficie acolchada, pero el olor que tenía cada rincón ayudaba a que estuviera tranquilo, además del calor que emanaba el cuerpo del alfa. De pronto sintió sed, y entonces se removió un poco creyendo que Yoongi estaba dormido.

—No te vayas — Le pidió Yoongi en un susurro débil, apresando su cuerpo de nuevo.

Jimin sonrió con ternura, entonces se inclinó lo suficiente para besar su mejilla.

—Soló buscaré un vaso de agua — Le dijo. El alfa resopló con pesadez, entonces aflojó el agarre poco a poco.

Jimin se pudo levantar para tomar el agua. Yoongi se fue reincorporando poco a poco hasta quedar sentado. Ahí solamente observó los pequeños movimientos que hacía el Omega, todo con cuidado y delicadeza, hasta para fregar un traste.

Cuando terminó, volvió a su lado, pero esta vez se sentó junto a él, recargando su cabeza en su hombro. Yoongi sonrió, y volvió a tomar su mano, dando caricias con el dedo pulgar. Miró hacia abajo, sopesando un poco si era bueno hablar de el tema, pero Jimin debía saberlo.

— Ya es oficial que mi familia no quiere saber nada de mí — Expresó con un tono amargo y una pequeña sonrisa. Jimin levantó la cabeza, atónito.

—¿Cómo?

Yoongi volteó a mirarlo, sus ojos estaban aguados otra vez, pero estaba sonriendo.

Aquello le destrozó el alma.

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